Juan, un hombre mayor de 86 años, era el más viejo de su ciudad. Todos sabían que era bueno, amable y carismático.
¡Perfecto!, pero detrás de esa sonrisa …
Asesina a todos los niños que puede porque, según él, esas criaturas nefastas y pobres mocosos mataron a Martha, su esposa. Él así lo argumentaba.
Lo que Juan no sabía era que hace mucho estaba condenado a cadena perpetua.