María del Carmen tenía 27 años y se fue de vacaciones con sus amigos, cuando ocurrió un deslave que, para su suerte hizo que una roca muy grande cayera sobre su auto y matara a sus amigos. Ella sobrevivió, pero su vida nunca volvió a ser la misma.
Se culpaba por no haber muerto y no podía decirle a su madre todo lo que sucedió porque estaba enferma del corazón, y para colmo, su padre se hallaba en coma.
Entonces decidió morir en soledad; en realidad su madre no tenía ninguna enfermedad. Solo le encantaba ver a los demás sufrir por ella.