Relatos de terror contados por niños

La abuelita

Dulce siempre se levantaba muy de mañana para ayudar a su abuelita con los quehaceres cotidianos. A ella le correspondía barrer, organizar las habitaciones y salir de compras para que su abue tuviera todo lo necesario a la mano para la preparación del desayuno, comida y cena. 

Semanas atrás la abuela había padecido una enfermedad que la tuvo con un pie en la tumba; sin embargo, como por arte de magia, de un día para otro mejoro enormemente. Para Dulce esa fue una noticia maravillosa, pero aún se preguntaba cómo era posible que su abuelita sanará notablemente.

Bueno, quizás era mejor no hacer preguntas sin sentido y concentrarse en lo indispensable de esa mañana. Así que se dispuso a limpiar la habitación de su querida abuela. Entro e inmediatamente noto que no había prácticamente nada que arreglar. Cuando se disponía a salir escucho un leve murmullo que la alertó enseguida. El pequeño sonido parecía provenir de abajo de la cama, pero eso era imposible porque debajo de la cama no había espacio para nada. Prefirió alejarse pensando que probablemente se imagino el susurro.

Casi cerraba la puerta cuando nuevamente lo escucho. Miro una y otra vez alrededor de la cama de la abuela cuando, inesperadamente, el murmullo emergió de abajo de la cama: "Ayúdame, por favor".

Levanto el colchón como pudo y luego luego se percató que una caja del tamaño del colchón yacía bajo esté.  La caja tenía una pequeña cerradura, así que se dispuso a buscar en los cajones la llave. Encontró un manojo de llaves y probó cada una de ellas en el boca llave. Estaba a punto de darse por vencida cuando el pestillo de la cerradura sonó. 

Dulce alzó la puerta para ver lo que había en la caja y, cuando vio dentro, casi se infarta. Era su abuela que, sumamente desmejorada, estaba tumbada sin poder moverse. Trato de incorporarla, pero no lo logro, porque ¡ sus manos y sus piernas habían sido cortadas.

-¡Corre hija! ¡Déjame! 

Ella se dió la media vuelta para asegurar la puerta, pero cuando lo hizo su "abuelita" ya la observaba con irá desbordada.

En los días siguientes la amable abuela de Dulce contó una y otra vez cómo su amada nieta decidió viajar al extranjero porque, inesperadamente, recibió una beca 



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En el texto hay: terror

Editado: 01.11.2023

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