Relatos de un secuestro

Capítulo 9

DÍA 15

Ayer me permitió saber más de él mientras comíamos en su habitación. Me enseñó fotos suyas de cuando era un niño. Hermoso, por cierto. ¿Qué niño de 4 años no lo es?

No pude escribirte ayer por algunos motivos que involucran una cama, Axel y yo. Desgraciadamente no es una buena combinación porque por más segura que me sienta con Axel no me gusta nuestros encuentros...íntimos. Espero que sea así, igual, mi cuerpo es el que me traiciona cada vez que sucede.

Axel ha estado estresado últimamente. El tiroteo que hubo hace unos días no fue casual, fue planeado. No, no eran policías. Con lo que alcancé a escuchar, eran unos hombres que trabajaban para Axel.

No sé lo que querían y prefiero no saberlo. Algunos hombres salieron heridos y uno de ellos murió por una bala que destrozó su yugular, nadie pudo salvarlo.

Ahora Axel me lleva a su habitación para que duerma a su lado, según él, es para no correr ningún riesgo conmigo. Intenté preguntarle el porqué de mi secuestro pero nunca tengo su respuesta; en cambio solo se limita a besarme y a susurrarme que todo saldrá bien, que nadie me tocará ni me hará daño.

¿Y sabes lo que pienso cuando dice eso? Exacto, mientras siga aquí nada estará bien, él seguirá tocándome y me hará daño de una u otra manera.

Paso momentos agradables con él, no lo niego, es solo que me confunde. Un momento está alegre, relajado a mi lado y en otro momento se vuelve distante y frívolo. Sé que tiene problemas y quiero ayudarlo pero no sé cómo hacerlo.

Ya intenté subirle el ánimo. En serio lo intenté; me comporté como lo hacen las demás, me entregué a él sin que me obligara. Funcionó, hasta me avergüenza contarte que lo disfruté en cierta manera. Me imaginé que estaba en otro lugar, que mi vida era como la de las protagonistas de las novelas que suelo leer. Me dejé llevar por todo el tumulto de sensaciones que su toque provocaba en mi cuerpo. Solo me concentré en cada beso, en cada caricia y no pensé en nada más.

<<No es difícil dejarse llevar, ¿verdad?>> Esas fueron sus palabras exactas; cuando salimos a caminar por el jardín me ordenó, sí, me ordenó que me mantenga detrás de él con la cabeza gacha y que ni se me ocurra hablarle o mirarle.

No lo entendí pero igualmente obedecí. Muchos de los hombres que estaban en el jardín se acercaban a tocarme mientras otros solo miraban a Axel. Quise gritar, pedir ayuda pero no lo hice. Me mantuve callada hasta que por fin entramos a la mansión. No pedí permiso y sin mirar atrás salí corriendo rumbo a mi habitación.

¿Cómo es posible que Axel no haya hecho nada?

Me encerré yo misma con seguro y me acurruqué en una esquina de la habitación, al lado del escritorio donde escondo este diario. Las lágrimas no se hicieron esperar en esa ocasión. El nuevo trato frívolo que tuvo Axel conmigo fue desgarrador y no pude ser fuerte. Lloré sin control intentando saber el porqué de su cambio conmigo pero no encontré alguna respuesta, lo único que mi estúpida mente hizo fue recordar las malditas fotos.

Quiero quemar ese recuerdo. Cuando estoy con Axel no recuerdo las fotos, al parecer él actúa como un sedante para mi dolor. Al menos las pesadillas ya no aparecen, en cambio, son sustituidas por un miedo atroz.

¿Sabes de qué tengo miedo? ¿Tienes alguna idea? Temo por la vida de Axel, temo por mi vida. Lo único que tengo es a él. Sé que algo grande está por ocurrir. Tengo que buscar la manera de escapar.

Tengo que hacerlo.

 




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