Capitulo 1 Sombras del desierto

En una excursión a las antiguas tierras de Egipto, nos encontramos maravillados por las majestuosas pirámides y las arenas doradas del desierto. Sin embargo, lo que comenzó como una aventura emocionante pronto se convirtió en una pesadilla que acechaba en las sombras.

Al caer la noche, un silencio ominoso envolvió el desierto, como si las arenas mismas retuvieran el aliento en anticipación de lo que estaba por venir. Las estrellas brillaban débilmente sobre nosotros, pero su luz apenas alcanzaba a penetrar la oscuridad que se cernía sobre el paisaje desolado.

En nuestro campamento, a la sombra de las pirámides, sentimos una presencia inquietante, como si no estuviéramos solos en el vasto desierto. Los ojos nerviosos se volvían hacia las dunas ondulantes, pero no se veía nada más que sombras danzantes que se desvanecían en la noche.

Fue entonces cuando escuchamos los susurros, apenas audibles al principio, pero pronto se convirtieron en murmullos ominosos que parecían emanar de las arenas mismas. Palabras antiguas y olvidadas se filtraron en nuestros sueños, susurradas por voces que no eran humanas.

A medida que avanzaba la noche, las sombras cobraban vida, retorciéndose y contorsionándose como serpientes en la arena. Figuras oscuras se alzaban de las profundidades, con ojos ardientes y garras afiladas que brillaban con una luz siniestra.

Nos vimos rodeados por las criaturas de la oscuridad, presas de un terror paralizante que nos dejó indefensos ante su avance implacable. Intentamos huir, pero las sombras nos rodearon, envolviéndonos en su fría abrazo y arrastrándonos hacia las profundidades del desierto, donde el mundo conocido se desvanecía en la oscuridad eterna.

Al despertar, nos encontramos perdidos en un laberinto de sombras y arena, condenados a vagar por la eternidad en busca de una salida que nunca encontraríamos. Las sombras del desierto se habían apoderado de nosotros, devorando nuestras almas y condenándonos a una existencia sin esperanza en las profundidades del inframundo.