Reliquias con Alma

El vagón de atrás

Una mañana agitada como pocas.
Estudios médicos, un viaje largo, gente...
Como me desagradan las multitudes grandes de personas...
El viaje de ida, una locura. La cosa cambia al regresar, ya que el horario es otro, y nadie viaja para ese lado.
Espero el tren, subo, me siento.
Miro por la ventanilla. Los árboles y edificios pasan a gran velocidad; no da tiempo a apreciar detalles del entorno.
Tampoco hay demasiado para ver.
Escucho murmullos de las pocas personas que hay sentadas.
Discusiones sobre pañales, dinero, ropa...
Pienso sobre el futuro. Alguna vez tendré que preocuparme por pañales? Probablemente si...
Alguien escucha música. No es desagradable, puedo soportarlo.
Un vendedor ofrece chocolates, y deja uno en el asiento de al lado, para querer tentarme. El chocolate me encanta, pero me asquea la idea de poner éste en mi boca. Quién sabe dónde haya estado?
Lo pienso un poco más. Me niego.
El vendedor vuelve y se lo lleva.
Lo sigo con la mirada mientras pasa al siguiente vagón, y mi vista se ve interrumpida por una chica sentada del otro lado.
Está casi frente a mí, en el otro vagón, como si fuera un espejo de mi misma posición.
Está mirando por la ventanilla, como pensando. En qué pensará?
Es muy bonita, puedo notarlo, sin embargo la distancia hace que no pueda reconocer todos sus rasgos.
Piel bastante blanca, cabello castaño, un poco rojizo, recogido en una cola de caballo. Parece tener ojos claros...
Me doy cuenta que la observo demasiado. Vuelvo a mirar por mi ventanilla.
En qué piensa la gente que mira por las ventanillas al viajar sola? Alguien se habrá cuestionado eso mismo alguna vez?
Sería curioso que todos pensáramos lo mismo. Sería aburrido, estancado...
Para progresar se necesitan diferencias, debates. Qué sentido tendría conocer a alguien más si ya sabemos cómo va a ser?
Pienso en la chica del tren.
La miro nuevamente.
Cómo podría uno hablarle a alguien que conoce en tales circunstancias?
-"Hola! Te estoy observando desde hace un rato desde el otro vagón! Qué tal?"
Me río de mi suposición.
Me imagino en un acontecimiento así y me hace más gracia.
Sonrío.
Estaba tan perdido en mis pensamientos que no noté que ella me estaba mirando.
Sonrío una vez más, aún manteniendo el contacto visual, y luego dirijo mi vista de nuevo hacía afuera.
Ahora sabe que existo.
Intento evitar mirarla de nuevo, y al menos por un rato lo logro exitosamente.
Llegamos a una estación. Bajará en este lugar?
Ella seguía mirando hacia afuera, concentrada, pensativa...
No, no baja.
Una extraña sensación de alivio me recorre el cuerpo. No tiene sentido.
El tren sigue avanzando y me doy cuenta que me hace sentir bien observarla un poco más.
Por qué?
No me lo explico. Tampoco me interesa.
Cómo se llamará? Hacía dónde irá? Tendrá familia? Un esposo? Hijos?
No conozco la respuesta a nada, y soy más consciente de la situación.
Llegamos a la terminal. Todos tenemos que bajar.
Ella se acerca hacia la misma puerta en que yo bajo.
Con cada paso que da siento que la conozco un poco más.
Los detalles de su rostro me son descubiertos.
Por un instante la tengo a sólo unos centímetros.
Debería hablarle?
Las puertas se abren, bajamos.
Me quedo parado en el andén, viendo cómo se marcha en la dirección contraria.
Volteo.
"Hasta nunca, fue bueno haberte conocido. Espero que tengas una buena vida."




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