Fuertes vientos, lluvia cayendo del cielo estrellado, las calles vacías en el pueblo de Arcelia, corría por las calles buscando ayuda pero no era posible, todos estaban refugiados en sus hogares. Con el corazón latiendo a un ritmo frenético, me abrazaba de mi abrigo mientras las ráfagas de viento amenazaban con derribarme.
La tormenta había transformado el pueblo de Arcelia en un laberinto de sombras y peligros ocultos. Me di cuenta que no había nadie al cual pudiera darme refugio de la tormenta o ayudarme con mi problema, de repente alguien me jalo hacia atrás haciendo que terminará golpeándome con el piso. Hice un quejido de dolor cuando mi cuerpo golpeo el suelo.
—¡Silencio! no hagas ningún ruido —Susurró alguien en mi oído. Sintiendo un temblor fuerte y desconocido.
Una luz de una vela llegaba a iluminar una parte del lugar en el que me encontraba, pero no iluminaba mucho, me daba desconfianza . Temblaba fuertemente, mientras se escuchaban gritos de agonía. Pasaron unos minutos antes de que empezara a escuchar pasos por el lugar. Aquella mano que tapaba mi boca ya no se encontraba ahí y su voz ya no se escuchaba, aunque su voz me llegaba a dar a entender que era un hombre el portador de ella, era algo vieja.
—¡¿Qué hacías ahí afuera?!
Me preguntó aquella persona que no se dejaba ver, por la falta de iluminación. No puse que decir, estaba aún acelerada por correr bajo la lluvia. Mi ropa estaba empapada, tenía frío. Esto era demasiada presión.
«¿Qué son esas cosas moradas?
¿Quién es esta persona?»
Tenia tantas dudas en ese momento, pero no me era muy fácil de pensar, mi mente iba a mil por hora. La falta de concentración hacia que me pusiera nerviosa y me sintiera en peligro.
—¿Quién eres? —dije con mi voz temblorosa, al instante que hable se encendieron las luces. Podía ver todo con claridad, aunque a mis ojos les tomó un rato en acostumbrarse a la luz. Era un lugar como rústico con cosas antiguas. Me cubrí mis ojos. Sintiéndome afectada por la luz— ¿Dónde estoy?
—Estas en mi hogar —Dijo aquella persona. Abrí mis ojos lentamente era un anciano, Con una barba blanca y larga y una túnica de color carmesí, y unos lentes pequeños.
Me levante del suelo sintiendo como el frio corría por todo mi cuerpo. Aquel anciano ignoro mi presencia y mis preguntas.— ¿Qué eran esas cosas? —Pregunté acercándome a mirar con curiosidad pero con cuidado, mientras miraba que buscada con tanto desespero.
El Anciano solo camino de una mesa llena de botellas hacia otra cercana llena de engranajes, aceite y demasiadas cosas. Era una mesa llena de desorden. —Esas cosas son Specters Zauzimu.
—¿espectros espirituales? —Había visto a esas cosas mientras corría, venían detrás mío. gritaban demasiado, como pidiendo ayuda. Sentí la desesperación en ese instante. El señor solo suspiró como si estuviera molesto. —Son almas en pena. Personas que no están descansando en paz, ¿Entiendes?
—Nunca había visto algo así —me parecían extrañas esas almas. Me moví un poco con el lugar con cuidado y alerta a cualquier cosa, mirando mas el lugar de reojo.
El abuelo solo entre cerro sus ojos, y me miro fijamente, sin perder de vista cada uno de mis movimientos, no antes sin mirar como me aventaba un polvo por todo el cuerpo. —Bueno, ya te puedes ir —Dijo empujándome a una pared cercana
—¡Espere! —grite pero al parecer no me escucho del todo.
Había cerrado mis ojos con fuerza, voltee mi mirada hacia aquella pared de la cual había sido empujada. Mire a mi alrededor, no había nadie. Estaba todo desolado y la lluvia caía pero con tranquilidad, pero el viento seguía amenazando con cada ráfaga que daba.
«¿Qué es esto? »
Me levanté y mira hacia todos lados. Esas cosas ya no estaban, al menos quería pensar. Di unos pasos a mi alrededor sintiendo aun mas frio y como mi cuerpo se congelada con cada toque de viento que tocaba mi cuerpo.
El viento estaba empezando a hacer demasiado fuerte, me abrace a mi misma. El suelo temblaba de nuevo, voltee mi cabeza hacia donde provenía mas el movimiento, con mi mirada hacia donde venía la presión del aire, que se sentía a un mas.
«Vienen hacia mi»
Solo mire como se acercaban a toda velocidad, la velocidad de esas cosas eran subhumanas. Sus gritos se escuchaban cada vez mas cercas de mi.
«Ayuda» gritaban, sus gritos eran demasiado fuertes para soportarlo. No sabía a dónde ir, no tenia tiempo para pensar, tenia que hacer algo rápido.
Mire a todo lados frenéticamente. y mire la pared por la cual había sido empujada por aquel extraño viejo. Me apresure, corriendo un poco hacia la pared y cuando menos lo esperaba me abalance hacia aquella pared extraña.
—¡Oye! —Corto el anciano, para luego sentir como se sacudía otra vez el piso. Los muebles, las lámparas. Todo se movía.
—Venían hacia mi dirección, no sabia a donde ir —me levante del suelo y podía sentir la frustración creciendo en mi.
—¡Por algo te avente el polvo! —corto sus palabra.
Ladee mi cabeza—. ¿Que? —tartamudee.
—olvidalo.
Cuando el movimiento del suelo y las cosas empezaron a dejar de moverse, las cosas se calmaron un poco. Empecé a escuchar sus murmullos desesperados de el, todo esto que pasaba era demasiado raro. No era la primera vez que miraba esas cosas, de un día para otro empezaron aparecer sin razón. Pero, nunca me había tocado estar tan cerca para que el miedo corriera por mis venas de esa manera tan frenética.