Renacer de Vicky

Capítulo 15. Recuerdos del Pazo.

Cuando Mar y yo salimos del Pazo, el aire fresco de la tarde nos envolvió de inmediato, trayendo consigo el aroma de la vegetación húmeda. Al cerrar la puerta detrás de nosotros, sentí una oleada de alivio, como si el peso de los recuerdos atrapados en esas paredes me hubiera dejado un instante para respirar. Sin embargo, no podía sacudirme la inquietante sensación de que algo, o alguien, nos estaba observando desde las sombras del viejo edificio.

El sendero que tomamos estaba cubierto de maleza, y aunque aún era visible, se notaba que hacía mucho tiempo nadie lo cuidaba. Mar caminaba unos pasos por delante, guiándome por un terreno que conocía bien. Cada paso que daba parecía resonar con la memoria de lo que este lugar alguna vez fue.

—Esto no siempre fue así —dijo de repente, sin girarse hacia mí, como si leyera mis pensamientos—. El parque que rodea el Pazo era famoso en su época. Había fuentes magníficas, un palomar que siempre estaba lleno de aves, y estanques donde los niños del pueblo venían a jugar.

Su voz se tornó nostálgica mientras describía el esplendor de lo que alguna vez fueron los jardines del Pazo. Me lo imaginé en mi mente: los árboles perfectamente podados, las flores en plena floración, y el agua de las fuentes danzando bajo el sol. Era difícil reconciliar esa imagen con el paisaje desolado que veía ahora, y me pregunté cómo debía haber sido vivir aquí en esos días, cuando la vida palpitaba en cada rincón de este lugar.

—Había un parque maravilloso, lleno de senderos que se entrelazaban entre los jardines —continuó Mar—. Era un lugar de ensueño, donde las familias paseaban, y los jóvenes se reunían para jugar. Nadie les prohibía el acceso. El Pazo estaba rodeado de vida, no solo por las personas que vivían aquí, sino por todos los que venían de fuera para disfrutar de su belleza.

Pasamos por lo que debía haber sido uno de los estanques, ahora reducido a un charco fangoso. Un par de sapos saltaron al agua turbia cuando nos acercamos, y no pude evitar sentir una punzada de tristeza al pensar en todo lo que este lugar había perdido. De alguna manera, la decadencia del Pazo parecía un reflejo de mi propia familia, llena de secretos y fragmentada por el tiempo.

—¿Y qué pasó con todo eso? —pregunté, aunque ya intuía la respuesta.

—Con el tiempo, todo se fue deteriorando —dijo Mar con un suspiro—. Cuando el Pazo comenzó a decaer, el parque lo siguió. Los estanques se secaron, las fuentes dejaron de funcionar, y el palomar quedó vacío. Todo lo que hacía de este lugar algo especial desapareció, y con ello, también se fue la gente. Menos más que Pablo daba trabajo para algunos para cultivar los campos.

Finalmente, el sendero nos llevó a una playa, y la vista que se desplegó ante mis ojos me dejó sin aliento. La arena blanca y suave se extendía hasta donde la vista alcanzaba, y el mar, tranquilo y sereno, reflejaba los últimos destellos del sol poniente. Era un contraste tan fuerte con el estado del Pazo que, por un momento, me quedé sin palabras. Todo lo que habíamos dejado atrás parecía una sombra en comparación con la vitalidad de este lugar.

Pero lo que realmente me sorprendió fue la cantidad de turistas que había en la playa. Parecían completamente ajenos al declive que había presenciado en el Pazo, disfrutando del sol y del mar, como si el tiempo no hubiera pasado para ellos. Sentí una mezcla de envidia y desconcierto al ver cómo estas personas se entregaban al disfrute sin la carga de la historia que yo llevaba encima. ¿Cómo podían estar tan despreocupados, tan ajenos a la tragedia y el olvido que habitaban a solo unos metros de aquí?

—No esperaba ver a tanta gente aquí —comenté, todavía asombrada.

Mar sonrió, aunque había algo melancólico en su expresión.

—Antes, cuando el Pazo estaba bien cuidado, este lugar atraía a mucha gente —explicó—. El pueblo vivía de eso. Había trabajo para todos: en los viñedos, en la granja, cuidando los jardines... Pero con la mala gestión primero de viejo Adolfo, que no podía, y luego de Pablo, que no quería o simplemente no supo, todo se vino abajo. Ahora, rara vez alguien viene aquí, prefieren la ciudad más cercana que está más al norte. Este pueblo está muriendo, Vicky. La gente se va porque ya no hay nada que los retenga aquí. Solo los familiares de los viejos residentes vienen en verano y visitan de vez en cuando.

Sus palabras me llenaron de una tristeza profunda. Mientras observaba a los turistas disfrutar del día, no podía evitar pensar en lo que había sido este lugar, en lo que podría haber sido si las cosas hubieran sido diferentes. ¿Qué habría pasado si mi madre hubiera vivido? ¿Si me hubiera contado sobre este lugar antes de morir?

—Es triste pensar en todo lo que se ha perdido —murmuré, más para mí misma.

Mar asintió, mirando hacia el horizonte, donde el sol comenzaba a hundirse en el mar.

—Sí, lo es. Pero a veces, hay lugares que pueden renacer, si alguien está dispuesto a intentarlo. No como nuestro alcalde corrupto. Para el año nos vamos a botar a Víctor —dijo, dejando en el aire la posibilidad de que tal vez el pueblo pudiera tener una segunda oportunidad.

—¿Víctor? —pregunté, sorprendida.

—Sí, ¿y qué piensas? Es una persona honrada, ama nuestro pueblo, ayuda a todo el mundo, es inteligente y, sobre todo, tiene agallas para enfrentarse a los malos.

Me quedé en silencio, observando cómo Mar elogiaba a Víctor. Pensé en la amabilidad que me había mostrado y en la mirada decidida que tenía cuando hablaba de su pueblo. Tal vez ella tenía razón. Tal vez él podría hacer algo por este lugar.

—Por cierto, me propuso pasar otra noche en su casa —añadí.

—Ves, te dije que es una persona muy buena. No en vano Nieves está tras él —sonrió Mar—. La pobre no sabe qué hacer para que se fije en ella. Pero lo que veo, aún no está para muchos trotes. El engaño de su mujer parece que le hizo mucho daño.

Después de la playa, nos volvimos al pueblo. Como le comenté que no me quedaba ni un duro en efectivo, Mar me explicó que todos sacan el dinero del cajero en el estanco.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.