Capítulo 2. Bajo Presión.
- ¿Estás bien?
- ¿Ah?, Ah sí, sí estoy bien, ¿por qué la pregunta?
- Es que te noto algo pálida y he de admitir que estas primeras tres horas de clase has estado algo extraña, me preocupas Regi.
Llegamos a las gradas y tomamos asiento.
- ¿Te preocupo? Pensé que solo te preocupaban tus calificaciones o ejercitarte, tu perro “Tobby” o inclusive tu novia, pero ¿yo? Vaya, ese es otro nivel.
- Claro que me preocupas.- Toma mi mano mientras lo dice, Dios mío, este tipo de actitudes hacen que mi memoria los reproduzca cada noche antes de ir a dormir.- Eres mi amiga Regi, te quiero como a una hermana.
¡¿CÓMO A UNA HERMANA?! NO PUEDE SER ¡¿CÓMO A UNA HERMANA?! Una patada en el trasero me hubiese dolido menos Art, si no fueras tan guapo ya te hubiese aventado de las gradas.
- Regina, ¿Segura que estás bien? Te has puesto roja como una granada.
- YA TE DIJE QUE SI ESTOY BIEN ¿QUÉ MÁS QUIERES SABER?- Me siento al borde de las lágrimas, me he contenido todo este tiempo, he guardado mis emociones y sentimientos por Art en lo más profundo de mi corazón, incluso no me he permitido llorar a pesar de mi dolor, porque una enorme parte de mi sabe que el amor consiste en aceptar la felicidad de a quien amas, incluso si no es a ti a quien escoge. Mi madre me enseñó eso y yo soy un buen aprendiz.
- ¿Ves? A eso me refiero, tú no sueles gritar a menos que estés muy molesta, por favor Regi, soy tu amigo, dime ¿qué es lo que pasa? ¿está todo bien en casa? ¿o acaso alguien te ha hecho daño? ¿Fue Santiago? Si fue así juro que le romperé la cara, he hablado con el miles de veces, incluso ya me he peleado con él, no quiero que nadie te lastime, eres muy frágil, además tienes un corazón enorme y me importas, eres mi pequeña, Ginny.
- ¡Oh Art! Que inocente eres.- No puedo más y comienzo a llorar, si tan solo el supiera que quien causa mi dolor es el mismo, el que jura querer protegerme.- No ha sido Santiago quien me ha lastimado.
- Si no fue el, dime quien, te juro que haré lo necesario por cuidarte.
- No fue él, ni nadie.- Miento.- En casa todo bien, con la escuela, bueno lo de siempre y tampoco es necesario que me veas como a una criaturita indefensa, sabes bien que puedo cuidarme y más del rey mono. Estoy bien, tal vez es solo algo hormonal, o posiblemente es porque ayer terminé de leer un libro y aún no supero el final.
- Está bien, te creeré; yo sé que tu sola puedes defenderte, pero me gusta asegurarme, la última vez hice que lo vetaran del equipo de Básquet hasta que te pidiera disculpas.
- Lo sé Art y te lo agradezco, pero no es necesario que te cobres pleitos ajenos. Me gusta que me veas como “tu pequeña”, pero ya no estoy tan pequeña; he crecido 7 centímetros desde que nos conocimos.
Cuando menos lo espero Art se abalanza sobre mí y me da un abrazo, su actuar solo hace que me dé un ataque de llanto, como desearía tener la fortaleza para decirle cuanto lo amo; amaría poder levantar la cara y robarle aquel anhelado beso, el cual se convertiría en mi primer beso.
- Ya, ya, llora, te hace falta, yo siempre estaré para ti.- Levanta mi rostro y me seca las lágrimas, instantáneamente dejo de llorar.- ¿Mejor? Vamos, ríe, me gusta más cuando sonríes.
Río por lo bajo.
- Sabes bien cuanto odio mi sonrisa.
- Pues yo no, a mí me gusta, te hace ver radiante.
- Mentiroso.
- Osa, osa mentirosa tú.
Reímos.
- ¿Regi?
- ¿Si?
- Te quiero, ¿sabes? Y porque te quiero odio verte triste.
Ven porque lo amo, solo Arturo tiene la capacidad de hacerme sentir especial en microsegundos, es mi caballero de brillante armadura.
- Yo también te quiero y mucho, como a un hermano, como Hermione a Ron.
- ¿Pero qué esos no terminan juntos?
Estúpida. Casi la riego.
- Ahh, si… Torpe, como Hermione a Harry, ya sabes, tantos personajes, a veces confundo personajes y diálogos, referencias, jaja.
- Jaja, bueno ya, el caso es que entendí tu punto y yo también te quiero. Ahora ¿qué trajiste de comer? Quiero ver si podemos intercambiar algo del desayuno. No le digas a mi mamá pero la tuya cocina mejor.
- ART JAJAJA.
- ¿Qué? Mentira no es.
Compartimos el desayuno y comenzamos a hablar de cómics, a Art y a mí nos gusta mucho hablar de esos temas, sobretodo amamos “Star Wars” y casi nos gustan los mismos superhéroes, somos “frikis” por excelencia. Yo soy la única persona que conoce sus juguetes coleccionables y su pijama de naves espaciales, es una de las ventajas de ser su mejor amiga; a veces después de clases voy a su casa y como con él y su familia, me siento feliz ahí.
Arturo es de esas personas que te hacen sentir cómoda con lo que sea, incluso si te gustan las cosas más ridículas del mundo, él va a tener otra cosa aún más ridícula por gustar.