Reservado

Capítulo 7

Después de unos días intensos, ya es viernes y estoy aquí preparándome para el dichoso partido.

¿Queréis resumen de estos días? Pues todo ha sido tremendamente normal. He ido del hotel a la universidad, he estado mucho tiempo hablando en la cafetería con Sarah y Amy – nada nuevo – apenas he visto a Tony y no tengo idea de por qué. Después en el hotel todo ha sido dentro de lo común. He trabajado como todos los días y cuidado de Violet, nada especial que destacar.

Pero esto no es lo que queríais saber ¿verdad?

Venga dilo ya

Vale, pues con Henry todo ha sido, ¿cómo llamarlo? Dejémoslo en raro. Él ha intentado de mil formas acercarse a mí y yo he inventado otras mil formas de huir. ¿Soy imbécil? Puede ser, jamás lo negaría, pero honestamente no sé qué hacer. Esta situación me ha pillado bastante desprevenida, tanto que no sé si ni siquiera contárselo a alguien. Si encima no veo a Tony en toda la semana, aumenta el problema.

Una vez tengo puesta la camiseta del equipo – obviamente mi padre tenía que poner hasta mi nombre, que tontería – unos vaqueros y la gorra del equipo que recoge la coleta, salgo de la habitación para el coche.

Hemos quedado en que recogería a Sarah y Amy en sus casas, que no quedan muy lejos, y luego iríamos a la universidad.

Conduzco en silencio con alguna canción a la que no presto atención de fondo, hasta llegar a la primera parada, la casa de Amy. Nada más parar el coche veo cómo va a juego con mi vestuario mientras espera de pie en la puerta. Nada más verme se acerca apurada y se sienta en el asiento del copiloto.

  • ¿Lista? – pregunta con una sonrisa de lado mientras se abrocha el cinturón.
  • Lista – confirmo devolviendo la sonrisa mientras arranco el coche para nuestra siguiente parada.
  • ¿Puedo hacerte una pregunta? – pregunta con tono dubitativo mirando mi perfil.
  • Claro, las que quieras – afirmo volviendo a sonreír, pero esta vez sin despegar la vista de la carretera.
  • ¿Qué ha pasado entre tú y Henry? – pregunta con cautela.
  • ¿Cómo? – respondo un tanto asombrada. En realidad, no sé por qué si a Amy nunca se le escapa nada, es como su superpoder – ¿A qué te refieres?
  • Sé que haces como la que te cae mal, tampoco hace falta ser Sherlock para darte cuenta – aclara tratando de sonar calmada – Pero estos últimos días has actuado muy raro cada vez que se acercaba. Sin contar el hecho de que lo ha intentado varias veces estando juntas, lo que quiere decir que te pasas el día huyendo y te intenta pillar con gente para que no lo hagas. Así que, repito la pregunta ¿Qué ha pasado entre tú y Henry?
  • No sé por qué estudias Administración de Empresa, deberías haberte metido en Psicología para analizar la conducta de la gente – admito sorprendida – Pero en realidad no ha pasado nada, simplemente no lo soporto y prefiero tenerlo lejos.
  • ¿Seguro? – pregunta con aire desconfiado mientras levanta la ceja derecha – Porque eso suena a que no te lo crees ni tú. Pero si no quieres hablarlo, está bien. Sabes que puedes contarme lo que quieras cuando quieras.

Simplemente me limito a asentir con una sonrisa en mis labios, apreciando lo mucho que ha cambiado todo, hasta tal punto que ahora tengo personas a mi alrededor en las que puedo confiar y eso es algo único y maravilloso.

  • Solo quiero pedirte una cosa antes de que venga Sarah – declaro mirándola un segundo antes de volver a centrarme en la carretera.
  • Lo que quieras – asegura.
  • No digas nada sobre esto delante de ella – admito con algo de vergüenza – Sabes como es y no va a dejarlo estar, de hecho, seguro que me la lía.
  • No te preocupes, nunca lo haría. Yo la quiero mucho, pero hay cosas que es mejor guardarse – aclara mientras vamos parando en la puerta de Sarah, donde se encuentra ella vestida de igual modo que nosotras dos y una sonrisa muy entusiasmada. Sin pensarlo, se lanza dentro del coche ocupando el lugar de atrás que le permite quedar en medio de nuestros dos asientos.
  • ¡¡¡¡Buenaaas chicaas!!!! – exclama con gran efusividad para después darnos un beso a cada una en la mejilla – ¡Que ganas tengo del partido! Vamos a ganar seguro.
  • Si seguro – contesto mientras Amy y yo nos miramos soltando una risa por lo bajo.

Seguimos conduciendo hablando de todo y nada hasta llegar a la universidad. Salimos directamente hacia el campo, el cual ya se encuentra lleno de espectadores que gritan con efusividad. La tarde ya está cayendo y apenas quedan unos cuantos rayos de sol, por lo que ya han encendido los focos que iluminan el césped y le dan ese brillo único.

Nos metemos por el lado hasta llegar a los vestuarios donde están todos los del equipo preparándose para el partido con mi padre en el centro dando órdenes, como de costumbre. En cuanto nos ve en la puerta, puedo ver cómo se le va iluminando la cara.

  • ¡Ya estáis aquí! Por fin – exclama con gran alegría mientras se acerca y hace el amago de darnos un abrazo a lo que yo sutilmente voy dando un paso atrás para evitarlo – El partido está complicado chicas, tenéis que estar atentas porque no voy a repetir las cosas ¿de acuerdo?
  • ¡Si, señor! – exclama Sarah haciendo un saludo militar mientras Amy asiente sonriendo y yo me limito a observar.
  • Vale pues empezad por ir sacando todo afuera, ya vamos al campo.




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