Reservado

Capítulo 12

Campamento Parte 2

 

  • Nunca te había visto cantar con guitarra – reconoce Amy mientras nos dirigimos de vuelta a la cabaña – Ha sido impresionante.
  • ¿Algún instrumento más que nos quede por descubrir? – la secunda Tony.
  • Que va, ojalá – afirmo – Nunca os lo había enseñado porque no encontraba a Lucy, pero se ve que la tenía mi padre.
  • ¿Le tienes puesto nombre a todas tus cosas? – pregunta Henry con tono jocoso.
  • A los instrumentos sí.
  • ¿Cómo llamas al piano? – pregunta Amy.
  • Peter.
  • ¿Por qué has escogido esos nombres? – ahora es Henry el que pasa a tener la curiosidad.
  • Lucy es por una amiga que tenía en el colegio, era con la que mejor me llevaba y como empecé a tocar la guitarra con siete años pues decidí llamarla como ella – relato con cierta nostalgia – Peter es por Bruno Mars. Él es uno de mis cantantes favoritos y como me encantan sus canciones a piano, decidí elegir su verdadero nombre como apodo.
  • Pues me encantan tus apodos – afirma Amy con una gran sonrisa.

Una vez que llegamos a la cabaña y ya tenemos hasta los pijamas puestos, Sarah, Tony y Henry se sientan en la cama de Tony hablando muy animadamente.
Como siempre, yo acabo buscando un poco de tranquilidad, por eso decido tumbarme en mi cama separada de todos los demás.

  • Ha sido buena idea venir, al final – admite Amy mientras siento como se hunde el colchón a mi derecha, tumbándose cerca de mí.
  • Pues sí, no te lo voy a negar – digo con una gran sonrisa mirando al techo.
  • Visteis a Trevor ¿verdad? – pregunta Amy casi en un susurro mirando mi perfil. Lentamente me giro hasta quedar cara a cara.
  • ¿Cómo lo has sabido?
  • Se te notaba una barbaridad. Es más, me atrevo a decir que incluso pasó algo lo suficientemente fuerte como para que estuvieses tan cabreada.
  • Preferí no decírselo a Sarah para no hacerle más daño, era mejor así. Por cierto, el cambio sí que fue a mucho peor – afirmo sin poder contener la risa.
  • No me extraña. Y si, fue lo mejor no decirlo – afirma convencida – Y ¿qué fue lo que pasó?
  • El imbécil empezó a meterse conmigo – afirmo manteniendo el susurro con gran indignación – Y lo peor no fue eso, sino que Henry se cabreó tanto que parecía un toro, daba hasta miedo.
  • Ay que mono es – exclama con voz dulce y una sonrisa – Le gustas un montón.
  • Pero que dices, fue una reacción normal – afirmo incrédula.
  • Nadie se cabrea tanto por alguien que no le gusta, aunque sea solo un poco – trata de exponer como si fuese lo más obvio – Además, te vuelvo a repetir que la forma en la que te mira es totalmente distinta a la que usa con los demás.
  • Si tú lo dices – digo a regañadientes volviendo a mirar al techo. Pasamos unos segundos así hasta que Amy empieza a reírse a carcajadas – ¿Qué te pasa ahora?
  • Me estoy acordando de la primera vez que fuimos al cine solas – el simple hecho de recordarlo hace que las dos comencemos a reír a grandes carcajadas sin poder parar.
  • Pagaría por volver a ver esas caras – a cada palabra la risa se intensifica tanto que apenas somos capaces de hablar. De repente, sentimos como el colchón se hunde en medio de nosotras dos mientras la cara de Sarah aparece.
  • ¿De qué os reis tanto? – Amy y yo nos miramos y volvemos a caer en lo mismo, llamando la atención de los dos jugadores que nos miran desde la litera con la misma curiosidad que Sarah.
  • De una cosa que nos pasó hace tiempo – afirma Amy limpiándose las lágrimas.
  • Hace un año más o menos fuimos al cine y …
  • ¿Sin mí? – me interrumpe Sarah con gran indignación.
  • ¿Y yo dónde estaba? – se suma Tony.
  • Los dos estabais ocupados y como nos aburríamos, decidimos ir al cine – trata de explicar Amy.
  • No es ningún crimen – me excuso.
  • Bueno bueno – acepta Sarah con cierto rencor – Y ¿qué pasó?
  • La cosa es que decidimos entrar a una película sobre el típico apocalipsis zombi y unos tíos se sentaron al lado nuestra.
  • Buah, tíos plastas seguro – averigua Sarah.
  • No sabes cuánto – afirmo recordándolo – Se pasaron toda la película intentando ligar y mira que fuimos bordes.
  • El caso es que cuando terminó nos fuimos hacia la salida – continua Amy relatándolo – Pero uno de ellos agarro a Kara del brazo.
  • Oh oh – exclama Tony que se había sentado al lado de mi cama para enterarse mejor.
  • Y claro, sabemos lo que pasó – continua Amy.
  • Kara explotó – dicen Sarah y Tony al compás.
  • Exacto – les concede Amy mientras se coloca en posición para imitarme – Se giró super cabreada y le dijo: “¿Quién os creéis que sois para tocarme? Ni que fuerais Henry Cavill. Dejadnos a mi novia y a mí en paz, que nosotras no nos acercamos a los que la tienen chica”
  • LA PUTA AMA – grita Sarah mientras todos estallan en carcajadas.
  • Tenía que defenderme – digo un poco avergonzada encogiéndome de hombros.
  • Señoras y señores, os presento a Kara la Super Destroyer – exclama Tony entre risas.
  • Bueno ya está – trato de calmar la situación – Si no fue para tanto.
  • ¿Qué no? Es que vosotros no visteis sus caras, pagaría por volver a verlas – exclama Amy con emoción – Además, tuvo una salida de puta ama total. Nada más terminar de decir eso, los miró de arriba abajo con cara de asco, me cogió de la mano, se dio la vuelta y ahí los dejamos más plantados que un árbol.
  • Si señor, esa es mi amorcito – dice Tony riendo.
  • Debo admitir que fue muy gracioso, pero no sabéis la vergüenza que pasé – admito.
  • Pues lo escondiste muy bien – señala Amy – Además, la estrategia de fingir ser novias nunca falla.
  • Eso es cierto – le concede Sarah.
  • ¿Queréis jugar a las cartas? – pregunta Tony cambiando radicalmente de tema.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.