Reservado

Capítulo 20

Henry

Los rayos de luz entran por la ventana obligándome a despertar. Aunque las cortinas están cerradas, la claridad asoma haciendo que abra los ojos con pesadez. Verla tumbada a mi derecha con la cara enterrada en la almohada y la boca medio abierta es la imagen más adorable del mundo que consigue sacarme una sonrisa la cual cualquiera calificaría como tonta. Pero esa es la realidad, cada vez que me acerco a ella todos mis sentidos se atontan y me vuelvo un idiota de dimensiones épicas.

Me tumbo de lado apreciando como duerme – sí, parezco un poco psicópata – y los recuerdos de anoche me avasallan. Cuando decidí serle sincero y teniendo en cuenta todo lo que me costó ser capaz de hablar de mis sentimientos, no pensé que llegaría a terminar así. Después de la fiesta y de ser el mayor capullo del universo, pedí ayuda a Tony para enmendar mi error. Fue a él a quien se le ocurrió que fuese en el día de su cumpleaños. Lo malo era que me tocaba fingir durante días para que pudiésemos prepararlo todo.

La cosa es que, aunque los tres estaban convencidos de que todo saldría perfecto, yo habría puesto la mano en el fuego por que Kara pasase de mí y me echase a patadas de la habitación. No os podéis imaginar mi alegría cuando pasó todo lo contrario. De hecho, jamás esperé que en ningún momento cercano fuese a enseñarme todo lo que le asusta de sí misma. Y no os lo voy a negar, verle con el pelo suelto ya se había convertido en una fantasía recurrente en todos mis sueños. Tocarlo e imaginarme haciéndolo en otras circunstancias la convierte en la protagonista de cualquier fantasía que mi cabeza pueda imaginar. Bueno y tener gafas hace que, sin que yo mismo lo comprenda, la haga todavía más irresistible.

No se lo digáis a nadie pero, aunque ella dice que soy mucho mejor, todos sabemos que soy yo el que no la merece. Es tan buena que ni siquiera ha tenido problemas en escucharme y entenderme.

Puede parecer un poco pronto o absurdo, pero siempre he estado acostumbrado a que pasen olímpicamente de mí o que me persigan. El caso de Kara es totalmente distinto porque no se aleja, pero tampoco se arrastra. Y eso lo hace todavía más interesante, tanto que siempre tengo curiosidad por saber qué hará. Me tiene enganchado, en palabras suyas, como a un idiota y lo peor es que me encanta estarlo.

Lo más gracioso es que en mi cabeza yo tenía super estudiado mi estúpido discurso y toda la conversación, pero todo lo que ha venido detrás no estaba preparado. Por lo tanto, ahora no tengo ni idea de qué hacer. No sé si haga lo que haga me estoy pasando o quedando corto, no quiero cruzar un límite del que no pueda volver y odio no tener el control de la situación.

Que Kara esté en un sueño profundo me da tiempo para pensar qué hacer. Claro que mi tiempo se acaba cuando alguien llama a la puerta. Kara frunce el ceño y abre los ojos poco a poco. Lentamente se incorpora mirándome con cara de confusión mezclada con sueño. Pero sin más se levanta a abrir la puerta.

  • Buenos días – la voz de Tony llega a la habitación haciendo que ahogue una carcajada desde mi sitio que queda fuera del campo de visión del visitante. Por supuesto que no se iban a esperar –. ¿Cómo has pasado la noche?
  • Bien – Kara bosteza frotándose los ojos y los tres entran a una velocidad que descoloca a la morena, parece que se le va a desencajar la mandíbula y la nueva situación me obliga a sentarme en la cama –. ¿Quién os ha dado permiso para entrar?
  • Me debes un desayuno – exclama Sarah con aire victorioso mirando a Tony cuando llegan a los pies de la cama.
  • No me lo creo – dice Tony –. ¿En serio lo has conseguido en una noche?
  • ¿Conseguido el qué? – pregunta Kara cruzándose de brazos cuando llega a su posición achicando los ojos, supongo que para verlos ya que las gafas siguen en la mesilla.
  • Acostaros – señala Sarah con una gran sonrisa.
  • Si nos hemos acostado … – empiezo a hablar.
  • Pero a dormir – termina Kara por mí.
  • En realidad, he ganado yo – afirma Amy muy contenta –. Han hablado como dos personas adultas, ella lo ha comprendido y lo ha perdonado, le ha mostrado sus miedos, pero no ha pasado nada más, ¿me equivoco?

Kara agacha la cabeza un poco sonrojada y Amy la rodea con un brazo diciéndole algo al oído que le saca una sonrisa.

  • Recuérdame por qué hemos apostado con Amy – dice Tony un poco enfadado.
  • Porque la tía siempre sabe cómo convencernos – dice resentida –, y siempre se nos olvida que es la que más calada tiene a Kara.
  • ¿Y se puede saber por qué apostáis sobre mi vida? – pregunta Kara ofendida, pero sin que el rojo se vaya de sus mejillas.
  • Porque es muy interesante – dice Tony.
  • Y divertido – añade Sarah.
  • Y porque te merecías ya que algo así pasase – aclara Amy.
  • Bueno y la pregunta que estamos esperando – dice Sarah con cara pícara –. ¿Cómo besa?
  • Oye que sigo aquí – trato de sonar ofendido, pero realmente no sé si prefiero salvar a Kara que se le van a salir los ojos de su órbita mientras enrojece más todavía, o si quiero escuchar lo que tenga que decir –. Dejadla en paz, hombre.
  • Mira como la defiende – dice Tony con falsa ternura –. Si están hechos el uno para el otro.
  • Eso son cosas nuestras que no tenéis que saber – dice Kara manteniendo la cabeza en alto –. Ahora fuera que nos vamos a vestir. Esperadnos abajo y desayunamos juntos.




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