Respira Conmigo

Debbie y Carlos Capítulo 61-65

Capítulo 61Tratos y membresías 

Los ojos de Debbie miraron detenidamente los platos cerca de ella, luegosonrió un poco mientras posaba su mirada en una trucha cruda. Luego suspiróprofundamente y agarró un par de palillos, tomó algunas truchas, las sumergióen mostaza y luego las apuntó hacia los labios de su marido. —Abre la boca —dijo ella como si estuviera cantando una canción.Sus amigos la miraron como si estuviera loca, ya era lo suficientementeimpactante ver que Debbie estuviera alimentando a Carlos, ¿pero por qué tantamostaza? "¿Eso es comestible? —susurró Karen, quien sintió pena ajena juntocon Jeremías y Dixon mientras que Kristina intentaba mantener la compostura.—¿Se lo comerá de todos modos? —preguntó esta última.Carlos observó la trucha envuelta en mostaza antes de abrir la boca paracomerla. 

Antes de que Debbie pudiera retirar su mano, sintió que alguien latomaba por la cabeza, entonces su mano dejó caer los palillos cuando sintió quela boca de Carlos presionaba la de ella. '¿Qué demonios?', exclamó Debbie en sumente.—¡Oh Dios mío! —gritó Karen. —¡Tengo que tomar una foto y pubicarla enWeChat!. —Jeremías, Kristina y Dixon aplaudieron y silbaron ante la escenafrente a sus ojos. Debbie sintió la lengua de su esposo empujando la comidahacia su boca, la excesiva mostaza ya estaba haciendo que su rostro se sonrojaracada vez más. Incluso hizo que le doliera la nariz y sus ojos comenzaron a llorar,ella sintió ese fuerte impulso de golpear a Carlos, pero controlaría sus impulsos.

 ¡Debbie quería escupir la mostaza inmediatamente! Pero el hombre siguiópresionando su boca, asegurándose de no dejarla ir. '¡Esto no es un beso!¡Maldición!', gritó Debbie en sus pensamientos, '¡Me muero de ganas deaplastarle las bolas ahora mismo!'.Sus lágrimas comenzaron a caer y sus manos temblaron cuando ella apretó lachaqueta de su esposo. Parecía que no lo vio venir esto.¡Ja! Por supuesto que dos personas serían más divertidas que una sola. Elladejó de apretar a Carlos y le rodeó el cuello con sus brazos, un momentodespués, ya se estaban besando apasionadamente frente a sus invitados. 

Debbieestaba deslizando sus dedos en su cabello mientras la mano de su marido semovía de su cabeza a su cintura.Los demás presentes miraron la escena torpemente.Jeremías suspiró, rascándose la nuca, ¿desde cuándo su amiga se habíavuelto tan tierna?Mientras tanto, Dixon, quien rara vez decía palabrotas, habló: —Joder...¿estamos para comer o para ver cómo estos dos se comen el uno al otro? ¡Meestoy muriendo de hambre! ¡Quiero comer! ¿Por qué no se vayan a un hotel?Mientras tanto, los ojos de Kristina brillaron mientras juntaba las manoscomo una fanática y exclamó: —¡Oh Dios mío! ¡Nuestra Debbie en realidad estábesando a Carlos Huo! ¿Cómo logró ella derretir su frío corazón?Karen asintió. 

—Lo sé, ¿verdad? ¡Nuestra amiga ha crecido! ¡Ahora estábesando a un guapo millonario! ¿No deberíamos retirarnos? Quiero decir, lascosas se están calentando....Un gran gruñido llenó la habitación, pero los dos no dejaron de besarse, elresto se miraron, se encogieron de hombros y luego comenzaron a comer. Alcabo de un rato, Carlos finalmente liberó a la mujer que luchaba entre susbrazos, tan pronto como Debbie contuvo el aliento, inmediatamente se sentó,agarró una taza de té y la bebió para calmarse. 

—Agh —ella se sirvió otra tazaque la trajo de vuelta a la realidad.Carlos, sin embargo, estaba tan tranquilo como si nada hubiera pasado, searregló el cuello de la camisa, la corbata y comenzó a comer. Como parareconfortar a su esposa, puso un poco de solomillo australiano en su plato. —Come —dijo él con su habitual tono indiferente.—¡Por fin! ¡Gracias a Dios! —exclamó Jeremías con alivio. —¡Pensé queustedes lo van a hacer aquí mismo, lo cual es algo que no quiero ver!Si ellos fuesen otras personas, él habría volteado la mesa, pero se trataba desu mejor amiga, Debbie y su esposo, el poderoso Carlos Huo.Por primera vez, Jeremías vio que su amiga se ablandaba, por lo general, ellaera imprudente y espontánea. 

'¿Qué demonios está pasando? Ja, Debbie nisiquiera es ella misma con Carlos Huo', Jeremías bebió un poco de agua paracalmarse. '¿Cuánto tiempo más? Esta comida me está matando', el chico estabaya furioso.Mientras tanto, Carlos se limpió las manos y habló con Tristán sin mirarlo.—Las tarjetas VIP.Tristán sacó algunas tarjetas de su bolsillo del pecho y se las dio a su jefe. —Aquí están, Sr. Huo.—Bien —dijo Carlos, simplemente asintiendo.Con el permiso de su jefe, Tristán entregó las cuatro membresías para elquinto piso del edificio Alioth una por una a los amigos de Debbie, la primera sela entregó a Jeremías. Los ojos de este último se abrieron de alegría cuando tomóla tarjeta de regalo, festejó y le dio un beso. 

Entonces, un pensamiento atravesósu mente, 'Con esta membresía, puedo venir a este lugar cuando quiera,entonces, ¿por qué tengo que quedarme más tiempo, mientras veo a estos dos ymorirme de asco?'.Jeremías asumió un aire de compostura y se volvió hacia Debbie. —Jefa,cuida mucho al Sr. Huo, los veré después chicos —anunció él antes deabandonar la mesa.Los otros tres lo siguieron y se levantaron de la mesa también, él se hizo a unlado y esperó a sus amigos para irse juntos. A continuación, Tristán se dirigió aKaren, ella tomó la tarjeta, su bolso y le susurró a Debbie: —Mujer, el Sr. Huo esun verdadero guardián, si intentas divorciarte de él, juro que te daré un puñetazo. 

Debbie sólo la miró con frialdad mientras sus pensamientos decían:'Traidora'.Kristina en realidad pretendía no aceptar la tarjeta, pero sentía que sería unafalta de respeto si la rechazaba. A pesar de su renuencia, tomó la tarjeta y agarróla mano de Dixon antes de decirle a su amiga: —Deb, ahora que tenemos estamembresía, podemos venir aquí en cualquier momento, así que los dejamos a tiy al Sr. Huo a solas, sé amable con él, ¿de acuerdo?'Otra traidora', pensó Debbie, como si estuviera haciendo una lista negra.'Por favor, no me abandones Dixon', pensó esta última esperanzada,mordiéndose el labio, ella sabía lo honesto y directo que era Dixon, ¡él era loúnico que le quedaba!'No puedo aceptar eso', pensó Dixon, su titubeo hizo que Debbie se sintieraaliviada.Tristán se rió entre dientes.



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En el texto hay: amor juvenil, amistad

Editado: 22.07.2021

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