-¿Qué prefieres, refresco de chocolate o fresa?- pregunta Susan observando el menú.
- Definitivamente chocolate- respondí, tratando de ignorar el resquesor que causa en mi escuchar las palabras refresco de fresa.
- Oh vaya, estaba casi segura que escogerías el de fresa, creí era tu favorito- respondió no dando tanta importancia a su pregunta mientras revisaba su teléfono celular- te juro jamas entenderé a mi hermano- mencionó resoplando- no entiendo porqué nos pide ser puntuales, cuando es obvio que él no lo es.
- En cambio a mi me sorprende que estés siendo puntual, eres de las que más das vueltas al momento de salir- menciono.
-Jaja que chistosa- dice rodando los ojos- es que moría de ansias de sacarte de ese cuarto de miseria al que llamas habitación.
Y creo en sus palabras, ya que me saco a rastras del apartamento, literalmente.. solo entro a mi habitación sin decir ni una sola palabra, se acerco a mi comoda y empezó a aventar algunas prendas a mi cama , alegando que son el atuendo perfecto para este clima, incluso a pesar de haber resistido no pude contra ella.
- Realmente no entiendo porqué decidiste traerme, se supone sería un momento de hermanos- mencioné antes de que nos dejaran las bebidas sobre la mesa.
- No sé si sentirme ofendido ante tu pregunta, eres de la familia y mientras más rápido proceses esa información mejor-escucho una voz ronca a mi espalda, que reconozco inmediatamente como la voz del hermano de Susan, Ayrton.
Volteo y lo veo de pie dedicándome una sonrisa, sonrisa que devuelvo de forma sincera.
Ayrton es 4 años mayor que Susan, es un tipo alto y tiene la típica apariencia del chico que hace ejercicio, a diferencia de Susan, Ayrton tiene el cabello castaño oscuro, que según Susan heredó de su padre así también como la piel pálida, el único parecido que tiene con mi amiga es el color de ojos, de un marrón brillante, algo que desde siempre había llamado mi atención.
- No hay un abrazo para el chico más guapo de este centro comercial- pregunta con esa sonrisa ladeada que siempre lo caracteriza.
- Cuando lo vea, te aseguro que seré la primera en ir abrazarlo- respondí rodando los ojos, pero sonriendo a la vez.
- Ya veo que has vuelto con tus respuestas mordaces, que como siempre rompen mi inocente corazón- dice haciendo un puchero.
Lo cierto es que con Ayrton congeniamos desde el primer día en que nos conocimos, recuerdo estar nerviosa cuando llegó al departamento sin avisar, y me quedé sin saber qué hacer o decir.
Pero con su forma de ser tan característica recuerdo que había dicho: Hermanita, no recuerdo que mencionaras que tenías a mi futura esposa recluida en tu apartamento- con una sonrisa tomó mi mano y depositó un beso- Ayrton Murphy, tu futuro esposo y padre de tus hijos,un gusto.
- No le creas nada, este hombre que dice ser mi hermano quiere casarse con cada mujer hermosa que encuentra en el camino, tiene tanta autoestima que cree que todas caerán rendidas.
- Dejame decirte que muchas han estado rendidas bajo mis pies y no necesariamente por lo que tu crees,hermanita.
Recuerdo haber reído a carcajadas escuchando su pequeña disputa.
Había sido mi platónico, por un tiempo no superior a 5 meses, tiempo que me llevó conocer a John.
Y es la primera vez que lo vuelvo a ver después de aquel día, se sienta con nosotras y nos platica acerca del pequeño viaje que hizo a Escocia, nos cuenta acerca de las actividades y costumbres que más le gustaron del país y promete algún día llevarnos a conocer tan hermoso país, palabras suyas.
No sé por cuanto tiempo estuvimos hablando de banalidades, pero sin darnos cuenta ya empezaba a oscurecer y con eso el momento de volver al apartamento.
Decidimos volver caminando, hablando y riéndonos de las anécdotas que Ayrton contaba de su hermana, cosa que a la susodicha molestaba pero tampoco lograba evitar las carcajadas que provocaba la forma peculiar de relatar dichas historias.
Al llegar al apartamento, por pedido de Susan invitamos a Ayrton a ver una película que había sido estrenada recientemente, mientras Susan entraba a la cocina para traer los aperitivos y Ayrton se encerraba en el baño, fui a mi recámara con la excusa de cambiarme. Mientras buscaba mi ropa de estar en casa, al final de la cómoda siento algo frío y al sacarlo me doy cuenta que es el anillo de compromiso que John me había dado cuando me propuso matrimonio.
- Sabes, dicen que la vida se trata de disfrutar cada atardecer y procurar el siguiente amanecer- pronunció mientras se ponía de rodillas-quieres disfrutar el atardecer y procurar el siguiente amanecer conmigo toda tu vida? ¿quieres casarte conmigo?
Quise tirarme al suelo y llorar por el dolor que causaba recordar como prácticamente me arroje sobre él, repitiendo que si, creyendo que ese sería el comienzo de nuestro para siempre.
Pero lo que hice fue colocar el anillo en su lugar, tomar una respiración profunda, cambiarme y salir de la habitación.
- Estaba por ir a buscarte- menciona Susan apenas me siento a su lado en el sofá.
- Necesitaba cambiarme de ropa- es todo lo que respondí.
Dirigi la mirada hacia Ayrtor, y este me miraba fijamente, como si con su mirada me dijera que sabía lo que había estado sucediendo en la habitación.
Desvíe la mirada y me concentré en la película que estaba dando comienzo.
No recuerdo la última vez que había reído tanto con una película, pero estaba segura que si la película hubiera durado un minuto más, me hubiera orinado en los pantalones.
Minutos después Susan se despidió retirándose a dormir.
- ¿Ha sido una gran día cierto?- Menciona Ayrtor ahora observadome.
Pensé en la tarde tan divertida que tuvimos y las carcajadas que originó la pelicula y los comentarios tanto de Ayrton y Susan. -Fue un gran día- respondí con una sonrisa sincera.
-Me alegra que la Gina que conozco este volviendo, no dejes que se vuelva a ir- afirmó mientras se levantaba y se dirigía a la salida- esa es la Gina que me enloqueció desde el primer momento en que te conocí- abrió la puerta y se giró- que tengas buenas noches- me sonrió y salió.