Retos en Cuentos

Cuento 2- El Castillo

 

Desde muy niña, Sofía había sentido una extraña atracción, hacia la casa que estaba al frente de su ventana. Disfrutaba cada día, inventando historias de castillos, princesas y príncipes. 

Y es que la casa de al lado, se asemajaba a un castillo medieval. Con sus paredes de piedra rústica, los vitrales y esa hermosa torre. 

Ella deseaba profundamente poder entrar y conocer cada habitación. Quería saber a su corta edad, cómo se veía un castillo por dentro. 

El dueño de la casa, era un viejo cascarrabias que odiaba los niños. Si jugaban en la calle del frente, él siempre salía a reclamar por el escándalo. 

Sofía le tenía miedo, pero eso no quitaba su amor y curiosidad, por el castillo. 

Sofía creció y se fue a la universidad. Un verano, cuando regresó a casa de sus padres de vacaciones. Se enteró que su vecino cascarrabias, había fallecido. 

Su madre, le contó la trágica historia. Había muerto solo, descubrieron su muerte, por el mal olor que expedía su casa. 

Aunque Sofía lamentaba la muerte del hombre, no podía dejar de pensar que esta era su única oportunidad para conocer el castillo en su interior. 

Esa noche aún excitada con la idea de entrar a la casa, comenzó a imaginar cómo lo haría. Y así poco a poco se fue quedando dormida. 

Sofía despertó temprano, aún no sabía cómo entrar a su castillo, pero sabía que algo pronto se le ocurriría. 

Al bajar a desayunar, se topó con su madre en la mesa del desayuno, junto a un extraño. La madre de Sofía, le presentó al agente inmobiliario que se hacía cargo del castillo.

Sofia sintió un escalofrío, ¿sería casualidad? El agente estaba conversando con su madre, de todo los arreglos que la casa necesitaba. Lo que más molestaba al agente, era tener que recoger las cosas del anciano. 

Pues al parecer, ni la familia las quería. Solo deseaban vender la propiedad lo antes posible. Sofía vió la oportunidad perfecta para por fin entrar al castillo. 

Se ofreció a limpiar y recoger las cosas, por una remuneración. Ya que sí, lo hiciera gratis, es probable que se viera sospechoso. 

El agente, no la dejó terminar. Le ofreció una suma considerable, para que en una semana, le tuviera la casa lista, para limpiar y hacer los arreglos pertinentes. 

Sofia estaba muy emocionada, no solo podría conocer la casa, sino que lo haría a sus anchas. Sin nadie que la vigilara. La madre, mostró su orgullo al ver cómo, su hija se ofrecía a tan noble tarea. 

El agente le dió un itinerario, cuarto por cuarto, debido a que tenía que comenzar las reparaciones. 

Una hora más tarde, Sofía estaba frente a la gran puerta de madera sólida de la casa. Tenía una aldaba que tenía unos ojos maquiavélicos. 

Cuando entró a la propiedad, lo primero que encontró, fue el apestoso aroma de un cadáver en descomposición. Su estómago se revolvió y unas náuseas le hicieron correr al jardín, para expulsar su sabroso desayuno. 

Con el pasar de los días, fue cumpliendo su tarea a cabalidad. Sofia se sentía extasiada con el lugar, no solo era un castillo por fuera. Por dentro era igual, con sus techos abovedados, sus paredes de piedra, el olor a humedad y sus cuartos con poca luz natural. 

Con cada cosa que iba guardando, fue conociendo al viejo gruñón. Al que le comenzó a tomar cariño, Alberto. Era un hombre solo y amargado. En su investigación, Sofía fue descubriendo las causas. 

En una habitación encontró numerosos álbumes familiares desparramados por todo el lugar, síntoma de que Alberto los revisaba constantemente. Descubrió en ello, a un Alberto joven, guapo y sonriente. Se enlistó en la marina, sirvió a su país y hasta una medalla de honor ganó.

Sofia sintió orgullo y pena al mismo tiempo. Todo lo que logró y había muerto solo. En su habitación, en la mesa de noche, estaba una foto de Alberto, con una mujer y un bebé. Podía sentir el amor, que transmitía la imagen. 

El portaretrato estaba roto. Por lo que, Sofía pudo sacar la foto y ver el anverso. Dónde tenía escrita la fecha y los nombres de Alberto, Mary y James. 

Sofía, supuso que eran la esposa e hijo. Se preguntó ¿Qué sería de ellos? ¿Porqué nunca los conoció? 

Cuando fue el turno de limpiar la oficina, descubrió infinidad de artículos de un accidente. Y fue allí, dónde Sofía se sintió morir. 

En una noche de tormenta, Alberto, Mary y James, iban en el auto y tuvieron un accidente. Donde falleció James y Mary. Ahora Sofía entendía la razón, de porqué Alberto le molestaba escuchar a los niños jugar. 

Después de sus muertes, Sofía no encontró otro evento en la vida de Alberto. Es como sí ese día, el hubiese muerto con ellos. 

Sofia lloró desconsoda, su castillo adorado, se había convertido en la prisión de Alberto. De pronto, odió el lugar, sintió odio por ella y todos los vecinos. 

Nadie cuido de él, nadie lo acompañó en su dolor. Estuvo casi dos décadas en duelo, solo y abandonado. Desconsolada y habiendo terminado su trabajo. Abandonó el castillo, para no volver jamás. 



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En el texto hay: terror, psicosis, humor amor

Editado: 29.09.2021

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