En el jardín del conocimiento, donde las semillas del saber germinan,
se alza el Árbol de la Sabiduría, con raíces en lo profundo de la tierra.
Sus ramas se extienden hacia el cielo, tocando las nubes del entendimiento,
y en sus hojas verdes, se cuentan las historias de la vida y la era.
Cada anillo en su tronco es un año de aprendizaje, una marca del tiempo,
testigo del crecimiento constante, de la evolución de la mente y el alma.
Con cada hoja que cae, una lección se asimila; con cada brote nuevo,
una idea florece, ofreciendo sombra y refugio en la calma.
El Árbol de la Sabiduría no discrimina quién a su sombra se cobija,
ofrece su fruto a todo aquel que busca la verdad en su dulce sabor.
Es el mentor silencioso, el guía paciente que inspira a seguir creciendo,
a buscar en cada experiencia una oportunidad, un nuevo color.
Bajo su copa, los pensadores meditan, los soñadores sueñan,
y los viajeros encuentran dirección en sus hojas como brújula.
El Árbol de la Sabiduría es un recordatorio de nuestra propia naturaleza,
de que dentro de cada uno hay un bosque de potencial y una cúpula.
Así, honremos al Árbol de la Sabiduría, plantando nuestras propias semillas,
nutriéndolas con curiosidad y riego de pasión, para que crezcan fuertes y sanas.
En la sabiduría que compartimos, en el conocimiento que transmitimos,
creamos un bosque de entendimiento, un legado de historias humanas.
Jhon Alex Riascos Borja
·2024·