Cuando el sol se retira y el cielo se viste de sombras,
la noche despliega su manto, un tapiz de silencio y estrellas.
Es el susurro de la noche, la voz que habla en susurros,
contando secretos antiguos, historias de lunas y huellas.
Bajo la luna, confidente de amantes y poetas,
la oscuridad se llena de magia, de promesas y de misterios.
Es el tiempo de los sueños, el escenario de deseos ocultos,
donde el corazón se abre y los pensamientos vuelan ligeros.
El susurro de la noche es el canto de la tranquilidad,
un bálsamo para las almas que buscan consuelo en su abrazo.
En su vastedad, encontramos un espacio para ser nosotros mismos,
para escuchar el eco de nuestra voz, para detener el paso.
La noche, con su velo de paz, nos invita a reflexionar,
a mirar las estrellas y encontrar en ellas nuestro lugar.
Es el lienzo donde se pintan los sueños, donde la esperanza se renueva,
donde cada estrella es un deseo, y cada deseo, una oportunidad de brillar.
Así, cuando el mundo calla y la noche habla,
escuchemos atentos el susurro que nos envuelve.
Que en la quietud de la oscuridad, en la canción de la noche,
encontremos la fuerza para enfrentar el día que viene.