Vacío, era lo único que sentía, mi cuerpo parecía flotar en el aire y ningún sentimiento de furia, rencor o miedo había en mí, como si de pronto todos y cada uno de mis problemas hubieran dejado de existir ¿Acaso así se siente la muerte? Un vacío sin fin, tal vez podría acostumbrarme a esto...a la calma.
–¡Helene! –logre escuchar una voz muy lejos, tal vez la conocía, pero ¿Quién es Helene?
–Está ardiendo– escuche otra voz.
–Necesitamos que despiertes– quien dijo eso fue el primero que hablo, parecía que se acercaba a mí. Mi cuerpo empezó a sentir frio y pequeños cosquilleos ¿Por qué me quieren sacarme de la calma, acaso no he sufrido suficiente?
–¡No puedo seguir sin ti, debes despertar! –suplicaba desesperadamente, esa voz ¿De quién era? ¿Leo? No, el está muerto ¿Pero entonces quién? El frio aumentaba, ya no solo sentía el vacío ¿Qué era esto, agua?
Si, lo era. Respondía mi subconsciente
–Debes hacerlo, no puedo perderte de nuevo, no ahora, no aquí– pude sentir su presencia, él estaba conmigo o ¿Yo iba hacia él? Todo es tan confuso, pude sentir en mi cuerpo sus manos, me agarraban con fuerza. Empecé a querer abrir los ojos, pero ya los tengo abiertos.
¡Ábrelos, ábrelos, abre los ojos! ¡Ahora!
Desperté de un salto, me encontraba al interior de un lago, estaba empapada por completo, quien me sostenía era ¿Leo? Pero el está muerto, eso no es posible. No, es alguien diferente, pero se parece tanto a él.
–¿Estas bien Helene? Estabas ardiendo– dijo aquel chico, espera, ya había estado antes con él, yo lo conozco.
–¿Helene? –dije incrédula, ¿Quién es ella?
¡Soy yo! Salto una voz en mi mente.
–Acabas de recordar, estas confundida ¿Qué es lo último que recuerdas? – pregunto Lance, si, ese es su nombre, Lance.
– Fuego, dolor y miedo– dije recordando aquel sufrimiento.
–Estarás bien, no permitiré que te vuelvan a dañar, yo te protegeré– dijo mientras caminaba hacia la orilla.
Mi cabeza estaba echo un rollo, mis recuerdos y los de ella estaban unidos ¿Quién era yo en realidad, Helene o Heloise? Tal vez las dos o ninguna a la vez. Mientras nos dirigíamos a la orilla me quede contemplando a Lance, sí que se parecen: Su mirada, su sonrisa pícara y hasta la forma en la que arrugaba la frente cuando está preocupado. Tengo unas ganas intensas de lanzarme a sus labios, justo como si leyera mi mente, me miro.
–¿Me parezco a él, ¿verdad? –pregunto.
–Tanto que me duele– confesé.
–Lo siento por causarte ese dolor, esta vez me asustaste, tu cuerpo estaba demasiado caliente pensé que no despertarías– hablo arrugando su frente.
–Tanto que tu primera idea fue meterme al lago– le sonreí.
–Lo siento por eso, pero e decir que fue idea de tu hermana.
–¿Yarah? –pregunte y el me quedo mirando.
–No durara mucho, poco a poco tendrás tus ideas en orden, dentro de tu mente viviste y pensaste como Heloise, puede que dudes quien es quien, pero pasara, me tienes a mi para ayudarte– afirmo.
–Pude sentir toda su pena, cuando Leo falleció, el dolor de perder a su familia, el dolor del fuego, pero tengo aun un arrepentimiento– dije, yo no tengo ese arrepentimiento es ella, se arrepiente de no poder haberle contado a Leo del bebe y mucho menos salvarlo.
–¿Están bien? –preguntaron a mis espaldas.
Frente a mi estaban la viva imagen de Yarah y Abel, aunque no se parecían del todo sentía que eran ellos, me baje de los brazos de Lance y abrace a mi hermana.
–Funciono, lograste hacer uno de los hechizos más avanzados que existe– le dije mientras la abrazaba fuertemente, lagrimas empezaron a recorrer mi rostro, no podía evitarlo.
–Está bien, tranquila ya estas a salvo– dijo mientras no me soltaba.
Pase un rato así, en los brazos de mi hermana, luego haciendo un esfuerzo por dejar las lágrimas, me limpie y mire alrededor ¿Dónde estamos? No parece Ampuria.
No, lo más probable es qué ya no exista, han pasado siglos. Pude ver a los hermanos recostados a un árbol hablando entre sí, recuerdos de Abel y Leo vinieron a mi mente, aun no puedo creer que reencarnamos, en este momento mi mente esta revuelta entre mis recuerdos y los suyos, pero menos que hace un momento, por un segundo creo que fui del todo Heloise.
–¿Cómo te sientes Helene? –dijo Aidan acercándose a mi– puede ser confuso al principio, pero te acostumbraras.
–Me siento mejor, aun con los pensamientos revueltos, pero tengo más clara la mente– dije despacio– ¿En dónde nos encontramos? Y ¿Por qué siento como si hubieran amasado mi cuerpo? ¡Me duele todo!
–Bueno es una historia complicada– sonrió Lance.
Se tomaron unos minutos para explicarme los últimos hechos, la pelea, el envenenamiento, como me cargaron como un costal, como casi morimos a manos de seguidores de Estruch. Donde quiera que este el siempre anda haciendo de las suyas, ¿Cuánta gente nomás no habrá muerto por su mano durante estos siglos? Ahora nos encontrábamos en el antiguo escondite de los chicos, habíamos llegado hace unas pocas horas hasta que mi cuerpo empezó a subir de temperatura, me contaron como tocarme se sentía como si los fuera a quemar, ahí decidieron meterme al lago para enfriar mi cuerpo.
–Aun así, me cargaste en brazos ¿Cómo esta tu cuerpo? Casi mueres, me cargaste en tu espalda por mucho tiempo y ahora te e quemado, has de estar agotado– le dije a Lance.
–No te preocupes estoy perfecto– dijo, pero por su rostro pálido, sus piernas un poco temblorosas y por sus brazos rojos sé que no.
¡Salut i benestar! ¡Salut i benestar!
Mi mente salto, ¿Qué eran esas palabras? Ayuda, si, eso lo ayudaría. Me acerque a él y coloque mi mano en su pecho cerrando los ojos.
–¡Salut i benestar! –Proclame, a continuación, fue como si una pequeña parte de mi fuera hacia él.
–¿Qué acabas de hacer? –Pregunto asombrada mi hermana cuando abría mis ojos– fue como tu aura, esta recorrió todo el cuerpo de Lance y regreso a ti.