Jueves 24 de febrero 2118.
—¡Dale, no te rindas! —grita eufórica Stella, mientras anima a Parys a seguir golpeando a Ethan.
Nuestro primer enfrentamiento no ha sido tan malo después de todo, no hemos encontrado el emblema, pero hemos ganado un gran puntaje debido a nuestras estrategias, combate y resistencia, debido a los múltiples ataques que sufrimos durante los tres días del enfrentamiento, en el que estuvimos en la O-1. Desde ayer, Ethan nos ha obligado a entrenar, pese a que todos llegamos muy cansados del enfrentamiento. Hoy es el segundo día que entrenamos y, sinceramente, esta siendo mucho más difícil de lo que creí. Sus hermanos también entrenan junto a nosotros y así, de cierta forma, todos nos ayudamos. Hasta el momento, Ethan es quien tiene la mejor condición de nosotros ocho.
Durante la emboscada en la choza, he recibido un impacto de bala real en mi brazo izquierdo, por debajo de mi codo. Solamente la bala ha rozado ligeramente con mi piel, pero he de admitir que la recuperación ha sido dolorosa. No me di cuenta hasta terminado el enfrentamiento y una vez que volvimos al campamento. Mi cerebro aun no logra entender como es que esas escuadras han logrado conseguir esas armas con balas reales y no con balas de goma, además, si se supone que nos tienen vigilados, no sé cómo no los han expulsado o tal vez puesto un castigo. Lo más curioso es que la única escuadra que tenia esas armas era la que acompañaba a Daniel; él y su escuadra tenían armas como las nuestras. Hemos revisado sus suministros mientras se encontraban inconscientes por el extraño suceso que los ha derribado. Aidan se recupera rápidamente y parece que todo va muy bien. Aun no se que fue exactamente lo que nos atacó, lo recuerdo perfectamente pero no se si era un salvaje o un simple animal que se encuentra en la zona. Le he contado de eso a la escuadra doce y tampoco tienen idea de que es, ya que jamás habían visto un salvaje con tal forma. Pensar en todo lo sucedido hace tres días a veces me causa dolores de cabeza.
Observo como combaten Parys y Ethan, mientras los demás estamos alrededor de ellos sentados en el fresco pasto.
—¿Cómo te encuentras? —Se acerca Navil y se sienta a mi lado, dedicándome una pequeña sonrisa.
—Mejor. Tal vez hoy si pueda vencer a Ethan.
Ambas soltamos una pequeña carcajada, ocasionando que Ethan gire su vista hacia nosotras, entrecerrando los ojos y mirándonos amenazante.
—Déjame revisarte.
Se acerca lentamente hacia mí, toma suavemente mi brazo y lo examina minuciosamente. Asiente y ahora dirige ambas manos hacia mi rostro, sosteniendo delicadamente mis mejillas. Miro hacia el suelo, evitando hacer contacto visual con ella, ya que se encuentra a escasos centímetros. Siento que mi corazón palpita velozmente que logro escucharlo. Carraspeo, evitando que Navil escuche mi pesada y nerviosa respiración.
—Parece que todo marcha de maravilla.
Se aleja de mí y vuelve a su lugar, un poco lejos de mí. Jared se encuentra justo delante de mí y accidentalmente fijo mi vista en él. Hace unas muecas extrañas, que no logro entender con claridad que trata de decir. Al ver mi cara de confusión, resignado, se levanta de su lugar y camina hacia donde estoy.
—Solo sonríe y finge que estamos viendo el combate —habla entre dientes, mirando a Ethan y Parys, que se encuentran luchando en él suelo.
—No voy a sonreír falsamente, eso seria muy notorio en mi rostro.
—Bien, solo no me mires y ya, ¿entiendes?
Asiento, aunque no estoy segura de si él puede verme.
—¿Podríamos vernos de nuevo hoy en la noche en la terraza? —añade— Tengo algo muy importante que decirte.
¿Es enserio? Solo me quería decir eso y ya. ¿Realmente era necesario tanto drama? A veces no logro comprender a Jared, su personalidad es muy extraña.
—¿No iremos juntos de nuevo, como aquella vez?
—No…tengo algo que hacer —dice, secamente.
Se levanta y vuelve a su lugar de hace unos momentos. Con esto solo confirmo que a veces actúa muy extraño y sospechoso.
Arranco un par de pequeñas hojas del pasto que se encuentran entre mis pies, muy cerca del pañuelo que he puesto a mis tenis. Suelto una pequeña risita al recordar lo sucedido. He lavado mis tenis y el pañuelo y lo he puesto en mejor posición que aquel día, para evitar cualquier percance. He ido a la oficina de servicios de la A.C., donde atienden cualquier cosa referente a Virtus. He pedido un par de tenis nuevos, pero me han dicho que eso no es posible, que lo único que ellos pueden proporcionarnos es ropa —los uniformes— que nos han dado desde que llegamos aquí. Ellos no tienen nada que ver con calzado. Que mierda más grande.
Algunos de los reclutados miran con vergüenza mis tenis, también incluyendo un par de soldados. Al principio me era muy incomodo que todos me miraran y que por un momento fuera el centro de atención, pero después comencé a sentirme mejor y a caminar segura, luciendo mis fabulosos tenis con diseño limitado. Ahora lucen mucho mejor que el día del enfrentamiento y, realmente, lucen como si así hubieran sido fabricados. Estoy pensando seriamente en hacer lo mismo con mi otro tenis y de ser posible, mejorarlos y hacer un diseño totalmente único en ellos.