Rhea [editando]

7

Me he tardado mucho en actualizar, lo sé (les aseguro que es con buenas intenciones) El cap. es un poco corto pero interesante... supongo jaja. Léanlo con calma y préstenle atención.

Descúbrelo...

Sudor helado recorría mi cuerpo, cada parte del mismo temblaba sin parar. Sostuve mi cabello con fuerza y desesperación mientras buscaba una salida. La luz de la habitación no dejaba de fallar, toda la escena era espeluznante.

Lo vi.

Estaba tirado en el suelo, no estaba moviéndose y tampoco respirando su cara estaba morada y pálida a la vez, tenía heridas graves por todos los sitios, quizás eran las que habían terminado con él.

Sangre goteaba de cada lado, las paredes que antes eran blanca ahora estaban cubiertas de ese tono carmesí que no olía para nada bien. Incluso yo tenía mucha de esa sustancia encima.

Me sentí asquerosa, diminuta en ese lugar, desorientada, ni siquiera sabía si estaba respirando, solo me quedé allí pasmada. De la nada lagrimas comenzaron a caer de mis ojos, cuando la habitación empezó a hacerse más pequeña lentamente.

Seguí buscando una salida, pero fue inútil, no había nada ni una ventana.

Todo apestaba a putrefacto, hasta yo.

Supe que iba a morir, lo presentí. Mi pecho se oprimió anunciando eso... y todavía no tenía idea de cómo había llegado aquí.

Axa

Siento que mi corazón no puede ir mas rápido, no puedo moverme, no tengo idea desde que segundo deje de parpadear. La hoja metálica y súper filosa del pequeño cuchillo me recorre la garganta lentamente, esta tan helada que juro que podría empezar a temblar.

Y el loco frente a mi disfruta del "espectáculo" como suele llamarlo. Con el mismo cuchillo hizo a un lado mi cabello lentamente, voltee la cara con rapidez, fue un error porque termine cortando me un poco.

Gemí por la presión del filo en la herida.

Observe a Kale, ya no había ninguna sonrisa en su rostro, ahora estaba apretando la mandíbula con fuerza, sus pupilas estaban empezando a dilatarse ¿Que le sucede? Se separó lentamente y regreso a su postura firme.

—Lastimosamente no podre divertirme hoy, al menos no como yo quiero —no le encontré sentido a sus palabras has que se levantó de golpe, chasqueo los dedos y automáticamente un montón de guardias llegaron hasta mí, me cubrieron la cabeza con alguna especie de bolsa negra y me obligaron a caminar con las manos, los pies y el cuello encadenados.

El aire es muy poco y mis nervios demasiados para esta situación.

Un montón de dudas me llenaron la cabeza, pero la principal fue ¿A dónde me llevaba?

Luego de un rato de dar vueltas por lugares desconocidos por más de cinco minutos al fin nos detuvimos. Rompieron las cadenas de mi cuerpo y me lanzaron al suelo sin nada de gentileza en una habitación oscura, no había nada de luz.

Cerraron la puerta detrás de mí.

Un dolor terrible me atravesó el tobillo derecho cañudo intente levantarme y correr para impedir que me dejaran encerrada aquí. Pero me tarde demasiado.

Mi respiración era pesada. Mi cuerpo se helo cuando note que alguien respiraba a mi lado de la misma manera, estaba a punto de gritar cuando una luz blanca demasiado fuerte para mi gusto ilumino aquel sitio.

Me cubrí los ojos con fuerza. Eso dolió demasiado.

Poco a poco me acostumbre a la intensidad.

Inspeccione el lugar en el que me encontraba, era una habitación enorme. Había un candelabro gigante colgando del techo, en este se encontraba lo que sea que estuviera dando aquella cantidad de luz. El techo tenía un montón de pinturas raras, la mayoría era de una niña.

Blanca, de cabello negro y ojos grises.

En algunas estaba alabando un caballo negro que tenía una marca, la misma que vi en el cuello de aquella mujer que me saco de los calabozos ¿Que podría significar? En otras pinturas estaba de espalda, llevaba un vestido azul, todas era exactamente igual lo unico que cambiaba, era que a medida que avanzabas notabas como su vestido se iba llenando de pintura rojo.

Unos números se dibujaba en medio de ese color.

Seguí recorriendo el lugar, no había ventanas, no había puerta, nada. Las paredes eran blancas, unas antorchas apagadas estaban en cada una, eran 4 en total. Cada antorcha era más pequeña en cada pared.

El piso era de azulejos blanco con figuras en él, había rayas extrañas, puntos, y manchas rojas. No tenía sentido.

Una pizarra grande estaba en el centro del lugar, estaba siendo sostenida por una pequeña mesa con dos gavetas.

Estaba por acercarme cuando volví a oír esa respiración pesada a mi lado, por instinto me alejé, pero me detuve en e camino cuando reconocí a la persona a mi lado, era Sahir. Y no estaba para nada bien.

Su aspecto era terrible, tenía la cara ensangrentada, al igual que todo el cuerpo. Su ropa estaba rasgada, llevaba varias heridas encima, pero la que más me preocupo fue la enorme rajadura que tenía en el estómago.

—¿Qué demonios te paso? —me acerque casi corriendo. Tenía los ojos cerrado, estaba apoyado en la pared mientras se sostenía el estómago, incluso sus manos estaban cortadas con algunos ojos, pequeños, pero algo graves.

No respondió, se notaba a leguas que le costaba hasta respirar.

Me sentí desconectada de la realidad, no supe que hacer. Así que me levante e intente correr hacia la pequeña mesa que había frente a mí. Solté un quejido, el tobillo me dolía demasiado. Ignoré ese dolor y avance como pude.

Lo odio, sí, pero no voy a dejar que se muera en ese lugar tan deprimente.

Me desespere cuando intente abrir la primera gaveta y logre nada ya que tenía seguro, rogué porque la segunda se abriera y lo hizo, pero no para nada bueno, porque estoy segura de que no fue mi imaginación.



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En el texto hay: ficcion, rheademons, supensoymisterio

Editado: 09.11.2022

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