Rhea [editando]

8

A pelear

Creo que ya esperé demasiado, han pasado más minutos y estoy muy ansiosa, sin pensar tome mi pequeña mochila y salí por ese enorme portón violeta sin hacer ruido, no le avise a la señorita Collins que me iría así nada más, pero si lo hacía seguro ella me detendría.

El viento soplo mi cabello levemente despeinándolo, la coleta de caballo se aflojo un poco. Empecé a correr hasta llegar por fin a la acera, a unos pocos metros estaba la calle. El sol de la tarde no era caliente y tampoco molestaba a mis ojos ¡Menos mal!

Mire a ambos lados antes de cruzar al otro extremo de la calle, no quiero morir como tortilla aplastada. Sujete bien los cordones de mi mochila y luego los amarre en mi cintura, cuando me asegure de que estuvieran listos avance, pero entonces...

Alica

—¡¿Quiénes somos?!

—¡Los demonios!

—¡¿Que buscamos?!

—¡Guerra! ¡Justicia! y ¡Paz!

Irónico, pero entre más te adentras a la historia más te das cuenta de que si tiene sentido buscar guerra y paz a la vez.

El entrenamiento a estado intenso y cansado, no hemos salido de la torre desde la madrugada y ya va dando el medio día, ni siquiera hemos desayunado. No entiendo la razón de porque no podemos descansar.

Siento que en cualquier momento voy a desfallecer.

Evelina pasaba lentamente por cada una de las filas, me costó mantener la postura firme hasta que estuviera lo suficientemente lejos de mí, no quiero llevarme una reprimenda ahora mismo.

—Si creen que sabiendo defenderse físicamente lograran derrotar a los del otro lado están equivocados, no solo se trata de fuerza o agilidad. También se trata de usar la cabeza, de pensar, de analizar los movimientos de tu oponente para saber cómo responder —su voz era tan molesta en estos momentos.

No sé por qué no elegí ser jardinera, definitivamente luchar no es lo mío.

—Ustedes ni siquiera saben cómo esquivar un puño... —el quejido de un chico al otro lado de la sala me hizo saber que le había soltado un buen golpe cuando estaba desprevenido —No están centrados, no tienen una alerta roja encendida adentro de su diminuto cerebro. No tiene reflejos —otro quejido.

—Son una bola de niñatos débiles aun, ninguno está listo entrar en la segunda etapa ¡Ninguno se ha ganado llegar hasta aquí! ¡¿Dónde están tus reflejos?! —el chico a mi lado ni siquiera se dio cuenta cuando una patada termino estampada en su estómago.

Trague grueso cuando se coloque frente a mí y comenzó a gritarme, no me inmute a pesar de sentirme intimidada —¡Y tu ¿Que eres? ¿Una niñata estúpida que aun usa pañales o una mujer ágil que no necesita la ayuda de ningún maricón de esta sala?!

—Una mujer ágil que no necesita la ayuda de nadie.

—¡¿Que dijiste?! Repítelo que no escuche.

—Una mujer ágil que no necesita la ayuda de nadie.

—¡Mas fuerte!

—¡Una mujer ágil que no necesita la ayuda de nadie!

—¡¿Estas seguras?!

—¡Si!

Se me helo la sangre cuando la vi sonreír, el cabello rubio le cubría parte de la frente, su mirada esta sombría. Se notaba a leguas que nada bueno le pasaba por la cabeza. Con tranquilidad se dio la vuelta y subió a la pequeña plataforma que había delante de todos, justo en el centro de la habitación.

—Alica, Nadine un paso al frente.

Mierda, con Nadine no.

Obedecí —La dos aquí, ahora.

NI siquiera dejé pasar un segundo cuando ya me encontraba a su lado y mi oponente también, supe lo que iba a suceder sin necesidad de escuchar lo siguiente.

—A pelear.

Puse mi mayor es fuerzo en no regresarme por donde vine.

Nadie y yo tenemos historia, demasiado específica para ser exactas. Ella es mi ex novia, sí, soy lesbiana, mantuvimos una relación en secreto por más de 4 años, pero un día simplemente decidí besarme con un chico para anda atractivo solo para despistar.

Digamos que tu orientación sexual dice mucho de ti en este lugar y varios de los líderes son homofóbicos entonces no es nada agradable tirarte uno encima. Es tu peor castigo, créeme, lo sé.

Haciendo mucho más corto el contexto, Nadine se enteró, más bien me vio perdiendo la poca dignidad que me quedaba al besar a un heterosexual en frente de un montón de personas. Se enfadó tanto conmigo que comenzó a tratarme como su peor enemiga. Hasta ahora aun no me perdona.

Y haciendo más largo el cuento mi experiencia con un líder homofóbico es esta: El que me ponga a pelear con mi ex sabiendo que literalmente no puedo defenderme, y menos cuando mi contrincante es alguien mucho más alta que yo, más fuerte e inteligente.

Maldita Evelina, la odio tanto.

Nadine ni siquiera pensó su primer ataque, fue un puño directo al rostro. Auch, eso dejara marcas. Sentí esa zona palpitar de dolor luego de un momento se me adormeció la mitad del rostro.

Aprovecho mi distracción para propinarme otro puñetazo en el estómago, caí al suelo sin aire, me retorcí del dolor. Sentí como si todos mis órganos se estuvieran cambiando de lugar. No pude aliviarme ni siquiera un segundo cañudo la tenía a Nadine mandándome patadas de todos los sitios.

Lo único que hice fue colocarme en pose fetal y cubrirme el rostro.

No me queje en ningún ataque, aguante el dolor mordiéndome el labio inferior como si fuera a arrancármelo.

No pasaron ni cinco minutos cuando el chasquido de dedos de Evelina detuvo la pelea.

Nadine se retiró colocándose firme a un lado mientras yo me senti la persona más inútil por no haberme defendido ¡Maldición! ni siquiera pude ponerle una mano encima, me humillo de todas las formas posibles.

No necesite ver la cara de mi líder en combate para saber que tenía una sonrisa de victoria en el rostro al ver que me habían derrotado.

Como pude me senté el frio suelo sosteniendo mi cara con una mano y mi estómago con otra.



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En el texto hay: ficcion, rheademons, supensoymisterio

Editado: 09.11.2022

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