14 – 15 años…
—Te has vuelto muy bueno en esto —habla, Nick.
—Eso es porque estoy entrenando para un objetivo.
—Sí, sí, sí, tu estúpida venganza —pronuncia mi amigo en un tono cansón.
Le guiño un ojo en respuesta.
Ya han pasado unos tres años desde que me trajeron aquí, en este momento, Nick y yo tenemos catorce años, ya que solo le llevo unos meses.
Me he destacado mucho en el campo de entrenamiento, cada arma que toco, la domino sin ninguna dificultad, algunos incluso aseguran que soy el mejor del grupo, pero no quiero creérmelo por el momento.
Con respecto a las clases, no puedo decir lo mismo, solía ser inteligente en mi antigua escuela, pero no sé por qué ahora se me dificulta tanto aprender, quizás sea porque ahora tengo otros intereses.
En la habitación del jefe…
Jefe: He oído que el hijo de la liebre se ha destacado en el campus —dice esto antes de inhalar su cigarrillo para luego soplar el humo.
Black: Sí, señor, es bueno.
Jacobo: ¿Bueno? Es buenísimo, nunca vimos a un niño tener todas las habilidades que tiene a su edad, es bueno golpeando, en la arquería, con los cuchillos y disparando ¡ja! Esa es su especialidad, tiene una puntería que cualquiera desearía…
Black, mira a, Jacobo, de mala manera, haciendo que este deje de hablar inmediatamente. Aparentemente, a Black, no le agrada mucho que exalten demasiado al chico.
Jefe: Quiero verlo.
***
Estoy muy ansioso, el jefe me ha mandado a llamar y no tengo la más remota idea de para qué. En este momento estoy tratando de recordar cada cosa que he hecho desde que llegué aquí hasta el momento, intentando descifrar alguna acción que haya provocado que el jefe quiera verme, pero no se me ocurre nada.
Mientras mis pies se mueven por este pasillo que va hacia aquella puerta roja, algo se me ocurre. Mi motivación en este lugar es pensar en que mataré a los asesinos de mis padres algún día, sin embargo, ni siquiera conozco su identidad, esta podría ser mi oportunidad para averiguarlo.
Estaba tan perdido en mis pensamientos que no me doy cuenta de que ya estoy en la puerta roja siendo escoltado por, Jacobo, me pareció raro que no estuviera, Black, también, ya que es como un perro faldero del jefe.
—Puedes irte, Jacobo.
Puedo notar la confusión en la cara de, Jacobo, al escuchar esto por parte del jefe, incluso yo me sorprendí, debido a que nunca hace esto ni con, Jacobo, ni con, Black; les tiene mucha confianza.
No sé cómo llamarle a este cosquilleo que estoy sintiendo dentro de mi boca, ¿ansiedad? No lo sé.
—Mucho tiempo sin verte, Richard. Ya estás hecho todo un hombre.
Parecerá extraño, pero desde que llegué aquí, solo vi su rostro el primer día, después de eso, jamás, ya casi no recordaba su físico, había olvidado su discapacidad también, quizás por eso no se anda paseando por ahí, para no dar ese aire de debilidad y lástima que estoy percibiendo en este momento.
No respondo con palabras a su comentario, simplemente me dedico a asentir.
—¿Te ha gustado estar aquí?
«¿Hizo que me trajeran hasta aquí solo para hacer esos comentarios estúpidos?»
—Sí, señor —respondo.
Mi respuesta no fue cien por ciento verídica, definitivamente habría preferido estar en algún otro lugar antes que en este, pero también hubo algo de verdad, por un lado, este lugar ha sido bueno, soy aceptado, nadie me señala por el negocio de papá, nadie me tiene miedo y lo más importante, tengo a Nick; no estoy seguro si alguna vez podría llamar a alguien “amigo” en otro lugar.
—¿Sabes por qué te mandé a llamar?
«¿Cómo se supone que voy a saberlo? ¿Acaso tengo cara de adivino?»
—No, señor.
—Ya casi tienes quince años.
«¿Y eso qué?»
Parece que leyó mis pensamientos.
—A los quince debes llevar a cabo tu primera misión dentro del clan, ve preparándote —dijo seguidamente.
«Rayos».
No me había detenido a pensar en que tendría que hacer este tipo de cosas, no tengo claras las actividades que hacen estas personas, lo único de lo que estoy seguro es de que no son legales. No quiero, no quiero ser este tipo de persona; no quiero hacer cosas que me igualen a mi padre; no quiero pertenecer a este mundo tan podrido.
Dejo salir un suspiro antes de responder: —¿Qué tendré que hacer, señor?
Sentí tanto miedo de escuchar su respuesta.
—Frank, te lo hará saber en su momento.
«¿Por qué tanto misterio?»
Solo espero que no sea asesinar a alguien.
Veo que ya no dirá más al respecto, así que decido sacar lo que tenía en mente mientras caminaba hacia acá.