Abro mis ojos y no puedo evitar que en mi boca se forme una sonrisa, al ver a la persona que está dormida junto a mí. No sé cómo describir todas las emociones que recorren mi cuerpo en este momento, lo único que sé, es que se siente realmente cálido y hermoso; es una sensación que espero poder conservar para siempre.
Incapaz de controlar mis movimientos, llevo una de mis manos hasta su mejilla y la recorro cuidadosamente para no despertarlo, luego, intento apartar algunos mechones de cabello que están en su frente. «Su pelo es realmente precioso y abundante». Estoy tan concentrado analizando su cabellera, que no noté el momento en el que Nick abre sus ojos, hasta que los míos se encuentran con ellos y siento una punzada muy particular en mi estómago.
—Lo siento, ¿te desperté? —digo en un tono de voz bajo.
Él se acerca más a mí, se acurruca junto a mi cuerpo y siento cómo niega con su cabeza en respuesta a mi pregunta.
Al ver su acción, lo abrazo de vuelta.
—Quiero ir a la playa —dice como un niño cuando quiere que su mamá le compre un juguete nuevo.
—Pues vamos —respondo.
Levanta su rostro y señalándome con su dedo índice responde:—Hoy, después del examen.
—Harry Potter y la orden de hoy vamos a la playa —me burlo al escuchar la autoridad con la que pronunció sus palabras.
Ambos nos reímos ante mi comentario.
***
—¡Hola! —grita alguien al mismo tiempo que golpea la mesa en la que estoy, provocando que abandone mis pensamientos por la sorpresa que me causó.
—Rayos, me asustaste —expreso.
Es Samanta. Aquel día en el que Nick y yo nos sentamos a aclarar las cosas, él me comentó que todo lo de Samanta había sido parte de un plan, ideado por ella claramente, según ellos, todo aquello fue para saber si yo sentía algo por Nick o al menos eso entendí de todo lo que Nick me dijo. Y en cuanto al beso que vi aquella noche, no estaba en su guion, todo fue improvisación por parte de la rubia, dizque para acelerar las cosas.
Y bueno, a pesar de saber que de cierta forma nos ha estado ayudando a Nick y a mí a estar juntos, no logro sentir simpatía por ella, lo he intentado, pero es como un ratón intentando amar a un gato, hay algo en ella que no termina de convencerme.
Ahora estoy en el lugar que solíamos almorzar Nick y yo cuando vivíamos aquí dentro, terminé mi examen primero, así que, ahora lo estoy esperando para ir a la playa después de esto, como habíamos acordado.
—No era mi intención —dice ella con su tono de voz amable, pero irritante, como siempre.
—¿Cómo entraste? —pregunto confundido al reaccionar, dándome cuenta de que estamos en nuestra antigua cárcel (como le digo yo) y aquí no dejan pasar a personas que no sean miembros.
—Dije que tenía un amigo llamado Nick aquí y me dejaron pasar.
—Ah —respondo—. ¿Y cómo supiste que estudiamos aquí? —pregunto al darme cuenta de que según yo, esta chica no sabe a qué nos dedicamos.
Aunque nada de esto tiene sentido para mí, en primer lugar, Nick me dijo que la conoció en el club, ¿y qué hacía ella allí si no conocía a nadie del clan, según ella?
—Nick me lo contó, aunque confieso que es raro que su escuela esté debajo de un bar —comenta examinando el lugar.
Siento que si me pongo a buscarle una explicación lógica a su aparición en nuestras vidas, me volvería loco y sinceramente, no quiero que nada me arruine este día, así que, trataré de restarle importancia por ahora.
—Comprendo.
—Tengo una pregunta para ti —me informa.
—Claro, dime.
Estoy tratando de ser amable y de que no se note que me incomoda tenerla cerca. Antes pensaba que era por celos, porque siempre estaba con Nick, pero ahora he descartado eso.
—Si tuvieras que vengarte de alguien, ¿lo matarías o le matarías a un ser querido?
Su pregunta me saca de onda.
—Creo que no te entendí —digo con algunos gestos de incomodidad por su cuestionante.
—Sí, o sea, ¿crees que sufriría más si lo matas o si le matas a alguien que sabes que quiere?
—Hmm… —dudo.
—Es solo un escenario —se adelanta a decir—, no es como que esté pensando en matar a alguien, ja, ja, ja, ja.
—Bueno, los muertos no sienten, así que, evidentemente sufriría más perdiendo a un ser querido —respondo con el único fin de quitármela de encima.
—¡Exacto! —grita y golpea la mesa otra vez—. Sabía que pensabas igual que yo.
«Está loca».
—¿Samanta? ¿Cómo te dejaron entrar aquí? —escucho esa voz tan particular.
Es Nick que está caminando hacia nosotros.
Es un alivio, al menos podré deshacerme de esta chica por un momento.
No pongo mucha a atención a lo que ella le responde, ahora estoy más enfocado en Frank, iré a hablar con él.
—Los dejaré un momento, tengo que discutir algo con Frank —hablo en plural, pero en mi interior solo me estoy dirigiendo a Nick.