Capítulo 9

BRUNO

Siempre pensé que esa chica era demasiado insistente y que debería buscarse a alguien más, ahora entiendo que le he echo tanto daño a Angelina. Ni siquiera se porqué lo he hecho, no sé porqué a los 12 le dije que no me gustaba si lo que creía realmente es que era muy linda y siempre me intrigaba su forma tan alegre de ser y tampoco sé porqué durante todos estos años seguí haciendo lo mismo, rechazandola. Ella nunca se rindió, nunca lloró, ni se amilanó ante mis negativas, o por lo menos, que yo la halla visto. Pero supongo que ya debe estar cansada de todo, debe de estar cansada de amarme, y no la culpo, no tengo porqué. Aún así ella es tan diferente, se que nunca piensa mal de nadie, nisiquiera de alguien que realmente se lo merezca ¿Me pregunto qué pensará de lo que vió ayer?, claro de seguro que es una reverenda putada.

Me meto en el baño y me doy una larga ducha de agua caliente, cuando paso el jabón por mi cuerpo me relajó muchísimo. Salgo del cuarto de baño y luego de vestirme bajo las escaleras, las cosas no están tan mal, supongo que los chicos arreglaron un poco antes de irse. Tocaron la puerta, al abrir veo a Teodore, lo invito a pasar y se sienta en uno de los sillones con aspecto caro de mi madre. Lleva gafas de sol cuando nisiquiera hay sol, los dos sabemos porqué; yo también tengo la cabeza al explotar como si fuera un globo con demasiado aire.

— Hola Bruno, vengo a hablarte de algo que me pareció un poco raro y creo que deberías saber. — me miró serio.

— ¿Qué pasa?

— Pues es que ayer estaba yo, ya sabes, borracho bailando con Zaly y se nos acercó Angelina— eso captó toda mi atención al momento— ella estaba muy linda por cierto, tenía un vestido rojo corto y su hermoso cabello suelto y...

— ¿Qué más pasó Teodore?— pregunté rodando los ojos con irritación.

— El caso es que me preguntó donde estabas, yo no quería decirle porqué sabía lo que estarías haciendo en ese preciso momento con Grechen, pero la tonta de Zaly le dijo que estabas en tu cuarto y ella se fue antes de que la pudiera detener, traía en sus manos un regalo, supongo tu regalo de cumpleaños. Pero luego de media hora pasó por el medio de todos, venía mojada de pies a cabeza, sus cabellos chorreaban por todo el suelo y estaba descalza, parecía como en un trance, la vi irse directamente a su casa y hoy no ha ido a la escuela— Teodore me mira y espera una contestación por mi parte.

— No te preocupes, ya Angelina me dejó en claro que desidió olvidarse de mí, no tengo que preocuparme ya por sus sentimientos por mí ni nada parecido— digo medio triste y nisiquiera sé porqué lo estoy.

— Me disculpas por la pregunta amigo pero ¿Cuando te ha importado una mierda los sentimientos de ella?— parece un poco enojado, pero no lo culpo— si así fuera no la hubieses dejado esperando seis años por un amor que nunca llegó, si fuera así no la hubieses roto, como se que está rota en estos momentos, porque Angelina es un alma buena y no se merecía nada de esto.

— ¿Podrías dejarme solo?— lo miro a la cara— solo.., déjame solo por favor— él se levanta sin decir nada más y se marcha como mismo llegó, en el reloj dan las 3:00 de la tarde, voy a la cosina pero algo me hace coger la llave del patio trasero y salir un momento, apenas salgo veo un par de tacones rojos tirados en el cesped y al momento imagino de quien son y porqué estaban aquí. Eran de Angelina y estaban aquí porque ella había venido anoche y se había metido en la piscina, seguro y por eso estaba empapada de pies a cabeza. Cojo los tacones los guardo en una caja y ya luego de lavarme las manos me preparo un sandwich y subo a mi habitación. Abro mi ropero y del fondo saco una caja del tamaño de una maletita. Voy a la cama, la abro y los recuerdos van inundando mi mente mientras intento comer el sandwich, recuerdos de ella. En esta caja tengo cada regalo, nota o cualquier cosa que me halla dado Yeli, digo Angelina. Aquí se encuentra todos mis regalos de cumpleaños desde los trece hasta ahora y notas de ella, incluso algunas fotos que mis padres me han obligado a tomarme.

En mi cumpleaños N°13 me regaló una sudadera, uno dirá “es un regalo normal” pero el caso es que ella le mandó a imprimir en la parte de al frente nuestros nombres en un corazón, decía “Brunito y Angie” de forma que al final nuestros nombres coincidieran en la parte de la (i), recuerdo que quería arrojarla a la basura pero mis padres me obligaron a conservarla por educación así que la heché en esta caja. Luego a los catorce me regaló ese tonto cuadro, me agradó así que lo colgué en la pared, pero bueno, no niego que el cuadro cumplía con su cometido, siempre que lo veía recordaba que ella lo había hecho porque me quería, se sentía raro. Saco la foto de mi regalo de cumpleaños N°15, era una torta de chocolate, la había comprado porque sabía que era mi favorita, no comí de ella hasta que se fué, estaba deliciosa por cierto.En mi cumpleaños dieciséis me regaló algo que suelo utilizar, un reproductor de música MP3, era genial, aún lo es. A los diecisiete me regaló una gorra negra con un letrero de “Playboy”, creo que eso reflejaba que no estaba de buen humor para regalos románticos ni nada por el estilo en ese tiempo, fue el año en que murieron sus padres en un accidente de auto muy trágico para ella y casi se la llevan a Alemania donde viven sus tíos, los únicos familiares de sangre que le quedaban, porque ella era aún menor de edad. Ella logró convencer a los de seguridad social porque le quedaba poco para cumplir los dieciocho y no quería apartarse de su hogar, donde había vivido toda su vida y donde tenía los únicos recuerdos de sus padres. Aunque ella nunca dejó de sonreír, forzadamente pero siempre lo hizo. En mi cumple dieciocho me regaló un par de boletos para el cine para una peli de estreno súper genial, asientos en primera fila, cuando me las dió se le notaba en sus ojos verde esmeralda que quería que la invitara, no lo hice, y fuí con Marco, no sé porqué no la invité a ella pero bueno así lo quise.