Romy y Julius

Capítulo 3

Vittoria me deja en casa y yo subo a mi habitación para intentar descansar y comprender que es lo que esta pasando en la ciudad. Me parece que Alessandro se preocupo por verme sola en la plaza. No me atreví a pedirle una explicación a Vittoria porque no creo que sepa explicarme de forma seria como la situación lo amerita, esta más emocionada porque yo conozca a ese tal Julius.

Esa noche ceno unicamente con Nonna, me prepara su famoso Carpaccio y despues de varios platos de comida quedo bastante satisfecha.

—¿Mi padre aun no ha regresado?—cuestiono observando lo vacia y silenciosa que se ve la casa.

—Me parece que hubo problemas con el almacenaje de una de las bodegas—menciona con voz ronca y al saber eso me dan ganas de preguntar si con producto se refiere a droga o armas, hace mucho que no sé a que se dedica mi padre, lo unico que sé es que gana bastante dinero como para sobornar a la policia y al gobierno, cosa que tambien se disputa la familia Carusso.

—Supongo que no vendra a cenar—deduzco y suelto un suspiro. Me levanto de mi sitio y la Nonna me mira con afliccion—me ire a la cama ahora mismo, estoy bastante cansada.

—Buona notte, bambina mia—se despide de mi. Me acerco a ella y le proporciono un beso en la frente, entonces recuerdo el incidente con su nieto, no sé si debo decirle lo que sucedio, aunque no quiero que se preocupe a su edad.

La Nonna levanta mi plato y lo devuelve a la cocina, mientras que yo intento volver a mi habitación, pero al llegar al vestíbulo dislumbro a Alessandro.

—¿Qué haces aquí?—cuestiono algo sorprendida, son más de las once de la noche, él debería estar descansado.

—Creo que hace rato fui bastante descortés contigo, me fui muy rapido sin siquiera preguntar cuando llegaste—explica apenado.

—Me parece que exageras—menciono y me aproximo a él para envolver mi brazo con el suyo, entonces lo dirijo hacia la sala de estar, la cual esta en la siguiente estancia. El camina sin poner resistencia, entoces ambos tomamos asiento.

Esta vez lleva puesto un pantalon y una camisa negra, ademas de un abrigo gris, solo le falta el cuello clerical y aunque no debo admitir esto, él se ve bastante atractivo.

—¿Cuando llegaste?—comienza mientras esboza una sonrisa, parece feliz de verme.

—Esta mañana—admito.

—¿Ya terminaste la universidad?—me pregunta, pero sus palabras me entristecen un poco, hace mucho que no nos frecuentamos, supongo que es normal que no sepa absolutamente nada de mi.

—Ahora soy licenciada en comercio—digo orgullosa de mi misma, fueron cuatro años difíciles.

—Muchas felicidades—expresa tocando mi mano—el tiempo pasa demasiado rapido. ¿No crees?

—Si y por lo que parece cambiaste la ingenieria agroindustrial por...—no se como decirlo sin que suene mal—el sacerdocio.

Él se encoje de hombros.

—No es algo que se escoja, sino algo que te llama—explica con cierta emocion, entonces aleja su mano de mi.

—¿Quién diría que el hombre más mujeriego que conocí se volvería sacerdote?—menciono con cierta burla, realmente es algo que jamas me hubiese esperado.

—La vida da muchas vueltas—justifica—¿Porqué volviste, Romy?

La expresión de su rostro se vuelve seria y con el silencio de la habitación, me siento un tanto incomoda.

—Por mi padre y por Vittoria, sabes que soy una chica bastante sentimental y la verdad los extrañaba bastante.

—Sé como eres, no tienes que explicármelo— acomoda sus codos justo encima de sus rodillas y se encorva un poco para entrelazar sus manos, aquella posicion me inquieta— pero me parece que no debiste hacerlo.

—¿Porque no?—insisto en saber y me alegra que sea él quien menciona el tema— ¿Sucede algo malo en Verona?

—Me parece que ya sabes la respuesta a tu pregunta después de lo que viste en la plaza.

—Seguro solo fue un mal entendido, tanto tu como yo sabemos que los Montecci y los Carusso no debemos causar conflictos en la zona turistica de Verona, hay limites establecidos.

—Romy, aunque el acuerdo no este roto, han pasado cosas que han puesto en riesgo ese acuerdo, ya casi nadie los respeta, los únicos que se han mantenido al margen han sido las familias, pero quienes les sirven han causado problemas por toda la ciudad—explica—solo es cuestion de tiempo para que eso cambie y se inicie una guerra territorial.

—¿Cómo lo sabes?¿Qué ha pasado para que deduzcas algo tan grave como eso?

Alessandro se queda en silencio y medita su respuesta.

—Han encontrado gente muerta, tanto de los Carusso como de los Montteci—declara en seco, con cierta rudeza y crueldad que me conmociona.

Trago saliva, no sé que decir, pero en ese instante recuerdo lo que menciono Vittoria sobre un acuerdo. Si ya han ocurrido muertes entre las familias más poderosa y las más peligrosas de Verona, entiendo el porque Julius intenta comunicarse conmigo.

—Y-yo...—tartamudeo— no lo sabía.

—Vine aqui para pedirte que regreses a Roma—sugiere mostrandose serio ante la situacion y aunque comprendo que esta bastante preocupado, tanto que vino casi a media noche para advertirme, ahora que lo sé no puedo irme y dejar a mi padre solo en esta situación, yo tambien deberia hacer algo.




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