Romy y Julius

Capítulo 10

—¿Has bebido, Romy?—pregunta Alessandro aproximándose un poco hacia mi.

—Un poco—admito y sonrío, pero enseguida percibo un extraño aroma, parece madera o mejor dicho un perfume varonil. El aroma me inunda por completo y sonrió.

—No sabia que podías usar algo tan vano como un perfume—me atrevo a decir y aunque me parece que se ruboriza, la tenue luz de la luna no me permite averiguarlo.

—Me parece que la gente tiene una idea errónea de las personas que tomamos los hábitos—declara— también tengo una vida, ademas de mi vocación.

—¿Porque elegiste ser sacerdote?— me atrevo a preguntar, quizás es el alcohol en mi sangre o tal vez el hecho de que me siento un poco mareada.

Él suspira e inclina la cabeza.

—Ya te lo dije, sentí un llamado interior—expresa, más me parece que lo dice con cierta aflicción en su tono de voz.

—¿Y que hay de todas las mujeres que tenias detrás de ti? ¿Las olvidaste tan fácilmente?

Alessandro me mira de reojo, me dedica una sonrisa forzada y luego coloca sus codos sobre sus rodillas.

—Antes era otra persona, Romy. Un imbécil que no sabia apreciar el cariño ni la devoción que las mujeres sentía por mi—acepta y niega con la cabeza— las lastime a ellas y también...

Se queda el silencio, a la distancia solo se escucha el eco de la música que suena a todo volumen.

—¿Y tambien?—repito esperando su respuesta, pero en cambio se endereza y gira para mirarme de frente.

—Perdí a la mujer que yo amaba con toda el alma—revela. Veo tristeza en su mirar y con tan solo ver eso llego sola a una sola conclusión.

—Decidiste que era mejor dedicar tu vida al servicio de dios que sufrir por su ausencia—digo esperando que no se ofenda con mis deducciones, pero él asiente con la cabeza.

Me acerco a él para tomar su mejilla con la palma de mi mano. Si bien es cierto que él y yo no fuimos muy unidos debido a esa caracteristica suya de andar enamorando chicas por montones, hoy veo a un chico bastante diferente o mejor dicho un hombre que pretende reivindicarse.

—Romy—dice en cierto momento— la verdad es que yo...

Mi telefono suena en ese instante. Busco en el bolsillo de mi vestido y al ver la pantalla observo un numero desconocido, asi que decido cortar la llamada, lo guardo en su sitio con la intencion de escuchar lo que Alessandro tiene por decir, pero mi telefono vuelve a sonar.

—Disculpame un momento—le digo a mi amigo apenada, parece que lo que tiene por decirme es importante. No sé quien podria llamarme cuando la mayoria de mis amigos estan en la fiesta.

Me giro hacia la izquierda y contesto la llamada.

—¿Si, diga?

—Espero no importunarte con mi llamada—escucho una voz masculina del otro lado del auricular y enseguida la reconozco. Julius.

—¿Como es que...?—me detengo y miro de reojo a Alessandro, estamos demasiado cerca, el podría escuchar su voz.

—¿Como es que tengo tu numero?—termina mi pregunta. Entonces me levanto de mi sitio y le sonrió a mi amigo como disculpa por la interrupción y me alejo de la banca un par de pasos hasta que estoy segura que él no puede escuchar mi llamada— se lo pedí a Vittoria anoche. Te habría llamado antes, pero estuve ocupado y solo hasta ahora pude llamarte.

Maldigo para mis adentros a Vittoria, no entiendo ese afan suyo de compartir mi vida y por lo que veo tambien mi numero de telefono.

—No es un buen momento, estoy ocupada—digo con la intención de disculparme antes de colgar la llamada.

—Lo sé, parece que hay una fiesta en tu casa a la que no fui invitado—dice casi como reclamo, aunque con un tono de voz que me indica que tal vez solo juega conmigo, es posible que Vittoria le contara a él sobre la fiesta, pero ya que aquí no hay mascaras que puedan ocultar su rostro, es improbable que se atreva a venir aquí— pero no importa. Solo te llamo para saber si quieres dar un paseo nocturno conmigo.

—¿Ahora?—cuestiono desconcertada, no sé en que esta pensando, pero supongo que debe creerse lo bastante valiente y hábil para pedirme algo tan absurdo como eso— no puedo, sera otro día.

—Bien si tu no quieres venir, entonces yo iré para allá. No estoy muy lejos, de hecho se escucha claramente la canción que esta sonando en este preciso momento—dice confiado.

—No te atreverías— expreso pensando en la seguridad que rodea la casa y mas que nada, la entrada, aunque quisiera entrar no se lo permitirían sin invitación.

—¿Quieres apostar?—dice retandome y aunque me gustaria colgar la llamada y esperar a ver que intenta, pienso en la posibilidad de que Vittoria le hubiese dado una invitacion para poder entrar a la casa sin ninguna dificultad y aunque eso seria bastante arriesgado para él, tal vez prefiere mantenerse al margen antes que exponerse solo por capricho, aunque ya que concreto una primera cita, dudo que no sea capaz de hacer realidad una segunda ya sea que acepte o me obligue.

—¡No!—digo en voz alta olvidando que Alessandro no esta muy lejos de mi. Lo miro de reojo y descubro que su mirada esta atenta al agua que fluye por la fuente, parece estar pensativo—no vengas.




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