Romy y Julius

Capítulo 11

—Gracias por venir al baile—dice después de unos segundos de silencio— la verdad dudaba que aceptaras la invitación, aunque Vittoria insistió en que te haría venir.

Suspiro y desvió la mirada hacia la fuente y a pesar de que nada la ilumina, es suficiente la luz de la luna para ver su reflejo en el agua.

—De no haberme molestado toda la tarde con eso, seguro no habría asistido, pero la verdad tenía curiosidad—expreso, en ese momento, los ojos de Julius parecen iluminarse y esboza una sonrisa.

—Si la conozco, aunque no tan bien como tu.

Ambos reímos por lo bajo, quizás por la quietud y calma que hay a nuestro alrededor, cosa que en cierto modo me incomoda, ninguno de los dos debería estar en este sitio.

—¿De nuevo solo me hiciste venir para conversar?—expreso un poco intranquila y si bien Julius parece estar solo y no parece tener malas intenciones, no creo que deba pasar mucho tiempo con él.

—Si no mal recuerdo dije que quería dar un paseo nocturno—extiende la mano hacia uno de los pasillos que conduce a alguna parte del jardín.

—Pero el lugar esta bastante oscuro—le señalo como excusa para evitar ir a un sitio así con él.

—Entonces dame la mano—dice extendiéndome la suya con cierta galantería, cosa que me niego a aceptar, así que doy un par de pasos frente a él para hacerlo desistir.

Camino con cierta lentitud, en primera para no alejarnos mucho de la fuente, aunque conozco este lugar, de noche luce diferente para mi, así que no quiero confiarme y también porque deseo evitar tropezarme con mis propios pies y ser motivo de burla para Julius.

—Este lugar debe ser extraordinario de dia—musita Julius para romper el silencio. Lo miro de reojo, su vista contempla los alrededores por lo que supongo que su declaración es genuina.

—Es precioso—me animo a comentar y luego guardo silencio. Seguimos caminando en silencio hasta una mata de arboles que estorban el paso de la luz de la luna, es entonces que comienzo a ponerme un poco nerviosa.

Si no mal recuerdo ese sitio guia hacia una escaleras elevadas que llevan a otra sección del jardin, en la cual se puede contemplar una vista maravillosa de toda Verona, pero en este momento no creo que sea adecuado pensar en ello, cuando tiendo a ser demasiado torpe, sobretodo cuando estoy nerviosa.

Me orillo para tomar la barandilla de mármol que guía y ayuda a los visitantes a subir hasta la cima. Me concentro en subir con cuidado sin fijarme si quiera si ese tal Julius sigue detrás de mi, pero en cierto momento decido detenerme y en ese instante escucho su pasos cerca de mi.

—¿Todo bien?—cuestiona. Inclino levemente la mirada y desde mi sitio logro verlo, de hecho esta demasiado cerca de mi, tanto como para poder detenerme en caso de caerme o resbalarme y eso me hace creer que piensa que soy una tonta. No quiero parecer débil ante él, por lo que me doy vuelta e intento subir más rápido los peldaños, pero en cierto momento, al pisar uno de ellos, solo logro pisar la orilla lo que causa que me resbale y pierda el equilibrio.

Al sentir que estoy a punto de caer y chocar el rostro contra los peldaños, él me sujeta rápidamente de la cintura y del brazo para lograr detenerme, lo cual no solo me sorprende sino también me desconcierta.

A simple vista Julius no parece ser ni fornido ni fuerte, pero fácilmente logra ayudarme. Mis mejillas se ruborizan, pero no sé si es por coraje o vergüenza, esto no se supone que debe pasar y aun así...

—¿Te encuentras bien?—dice dulcemente.

—Si—me obligo a decir— gracias.

—Nos falta poco—comenta señalando con la vista el camino ya iluminado por la luz de la luna. Cuando intento girarme me doy cuenta de que su mano aun sostiene la mía y en vez de soltarme, aprovecha la situación para adelantarse un paso delante de mi y guiarme.

Pienso en la posibilidad de oponerme a su cortesía, pero eso seria aun mas vergonzoso, ya no soy una niña pequeña o una adolescente como para refunfugar y no aceptar que me he equivocado.

Al llegar a la cima él me suelta y comienza a caminar en la dirección que desea llevarme, parece estar interesado justo en el mirador que ofrece aquella hermosa vista de la ciudad. Lo sigo, aunque no muy de cerca, debido a la pena que siento por haber sido tan impulsiva, pero entonces él se detiene casi como maravillado.

Lo escucho respirar profundamente aspirando el aire del sitio como si se tratara de un campo abierto donde el oxigeno es mucho mas limpio que aquí.

—Verona se ve muy diferente desde este lado de la ciudad—revela con cierta serenidad.

—¿Nunca habías venido?—logro decir, pero enseguida me arrepiento, es obvio que jamas ha venido a este lado de la ciudad por ser un Carusso.

—No, pero de haber sabido que existía un lugar como este, habría venido antes—manifiesta, lo cual me es un tanto preocupante.

Aunque Julius parece ser un hombre bastante tranquilo, al mismo tiempo es osado y aventurero y no solo lo ha dicho en palabras, sino que también lo demostró al traerme aquí.

—Seguro que hay algo interesante que ver del otro lado de la ciudad ¿No es así?—menciono, pero él suelta una pequeña risita.




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