Romy y Julius

Capítulo 20

Antes de que Julius diga algo, un quinteto de acordeones le interrumpe. Me vuelvo hacia el origen de la música tan tradicional de Italia, olvide que estos restaurantes los visitan comúnmente los turistas, así que es usual que algunos músicos sean contratados por el mismo restaurante para animar el ambiente.

En cierto modo agradezco el poder tener un momento de silencio, pero incluso con la música no es suficiente, puesto que su mirada se posa en mí.

—Hace mucho tiempo que no escuchaba esa canción—expresa, quizás con la intención de cambiar de tema, después de tan incómodo silencio.

—Es extraño que los turistas la escuchen más que los mismos italianos. ¿No crees?—menciono, siguiéndole la corriente para no volver a mencionar el tema, entonces Julius sonríe mostrando esa sonrisa que lo caracteriza. Es esa parte de él la que comienza a gustarme, la que no espera nada de mí, sino todo lo contrario.

Me pregunto si de no estar en estas circunstancia, si nuestras familias no se odiaran mutuamente. ¿Él se habría enamorado de mí?

—Es curioso que lo digas—menciona y vuelve la mirada hacia los músicos—mi mamá opina lo mismo que tú.

Alzo un poco las cejas, entre curiosa y sorprendida por lo que acaba de decir. Nunca antes menciono a su madre y la verdad es que ni siquiera me había preguntado por ella o su familia, aunque de ser yo quien hubiese sacado el tema, seguramente él habría comenzado a sospechar que solo acepte su amistad para saber más sobre su familia, aunque también me impacta que él no sospeche eso de mí.

—¿También sales a restaurantes turísticos con ella?—cuestiono mientras me imagino la escena, debe ser divertido salir con su madre. A mí me gustaría hacer eso.

—De vez en cuando— admite— cuando la visito.

Encorvo el ceño un tanto desconcertada.

—¿Cómo que visitar?—cuestiono enseguida— ¿Ella no vive con ustedes?

— Mi madre vive en Mantova en una bella residencia con un bello jardín, junto a mis hermanos. Francesco y Luciano. Los únicos que vivimos en Verona, somos mi padre y yo, claro sin contar a Leonardo y su familia—revela, entonces su sonrisa se vuelve melancólica.

—Tus padres...—no logro terminar de enunciar lo que rápidamente cruza por mi mente, pero cuando Julius asiente, confirmo que mis sospechas son ciertas.

—Ellos se divorciaron hace siete años después del incidente en que mi madre casi muere junto con mi hermano Luciano—expresa y me parece que en su tono de voz hay tristeza y nostalgia.

—¿Qué paso?—cuestiono algo intrigada y aunque no debería interesarme, ya que Julius se tomó tantas molestias para conocerme e intentar interactuar de la mejor manera posible, al menos creo que yo debería mostrarme al menos un poco interesada en la vida de su familia.

Julius vuelve la mirada hacia mí, parece que le cuesta hacerlo y antes de abrir los labios suspira.

—Mi madre había llevado a mi hermano Luciano al pediatra, él era muy pequeño para recordarlo, sin embargo, ese día, al volver a casa, una camioneta negra los intercepto y los secuestro a ambos—revela Julius e imagino por su voz que trata de contener la ira y el rencor de lo que ocurrió en aquel entonces, supongo que siendo más joven no pudo hacer nada por su madre y hermano.

—¿Pero quién pudo hacer algo en contra de tu madre?—replico sin lograr a comprender, después de cosa nostra, la mafia más poderosa de Italia son los Carusso y los Montteci.

Julius me mira con firmeza, como si con su mirada pudiese darme la respuesta a esa absurda y tonta pregunta y algo me dice que tal vez fue mi familia la culpable de aquel acto tan ruin.

—Un antiguo enemigo de mi familia—pronuncia dejando mi sangre helada. Por sus palabras, intuyo que, por antiguo enemigo se refiere a mi familia, aunque no quiera decirlo directamente.

Tan desconcertada me encuentro que trato de buscar en mi memoria algo que me indique que fue en realidad mi familia quien tramo un ataque a los Carusso, pero de haber sucedido, me hubiese enterado, ya fuese por mi padre, por Vittoria o por los empleados de la casa.

—¿A qué te refieres con eso?—cuestiono y en mi voz descubro nerviosismo y aunque mi mente me dice una cosa, quiero creer lo contrario.

No quiero aceptar que todo esto, su insistencia por salir conmigo, sea únicamente para vengarse por aquel incidente conmigo, cuando yo no he hecho nada, no obstante, siempre desconfié de él. ¿Por qué ahora me duele?

—No me gustaría entrar en detalles—dice finalmente soltando un suspiro—pero después de eso, mi padre decidió por la seguridad de mis hermanos que tanto mi madre como ellos, debían irse y poco después se divorciaron...

—Lo lamento mucho—me veo obligada a decir e incluso, en esta ocasión, soy yo quien extiende la mano para tomar la suya. Él me mira algo confundido y entiendo por qué, he sido yo quien suele evitar el contacto físico, pero aunque una parte de mí quiere levantarse y huir, por otro lado, Julius ha logrado enternecer una parte de mi corazón, la parte que quiere creer en él, la que confía en sus palabras y sus promesas. La parte que medita con seriedad la posibilidad de darle mi corazón y mi devoción.

Él toma mi mano, acaricia la piel de mis dedos con mucha ternura, luego alza mi mano para depositar un dulce beso sobre ella.




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