Romy y Julius

Capítulo 23

—De acuerdo—concluye Vittoria, pero la escucho suspirar del otro lado del auricular—si has tomado esa decisión, yo no puedo hacer nada para cambiarla, solo que...

—¿Qué? —cuestionó aunque sin mucho ánimo sabiendo que Vittoria realmente parecía tener esperanzas de que Julius y yo pudiéramos llegar a algún acuerdo.

—¿Qué le diré a Julius?—expone aun preocupada por él.

—Solo ignora sus llamadas, no estas obligada a responderle— me limitó a aconsejarle.

—¿Y tú?—cuestiona.

—¿Yo? —expreso sin entender a que se refiere.

—¿También ignoraras sus llamadas? ¿No piensas explicarle nada?

—Aun no lo sé, tengo otras cosas de que preocuparme—me limitó a cambiar de tema

—¿Qué puede ser más importante? —expresa un poco interesada en mis palabras.

Me quedo en silencio por un breve instante, mientras medito la posibilidad de explicarle lo que descubrí, pero ¿Cómo?

—Mi padre tiene problemas con un envío, estoy investigando quien esta detrás de todo esto, aunque tengo mis sospechas...

—¿Sospechas de...Julius?—concluye y por un breve momento me quedo en silencio.

—No—miento— aun no sospecho de él, pero es muy probable que tenga que investigarlo a él también.

—¿Qué sucede, Romy? —finalmente pregunta, supongo que ahora quiere saber el porqué de mi desconfianza y aunque me gustaría sincerarme con ella, no creo que sea lo correcto mientras aún mantenga su amistad con él si es que se le puede llamar así a su juego de manipulación.

—Creo que algo malo esta pasando, pero no sé exactamente qué es—me limitó a decir, solo de esa forma puedo mantener a Vittoria a salvo, pero no sé cuánto tiempo podre hacerlo— lo único que si puedo asegurarte es que el sindaco de Verona esta implicado en ello.

Vittoria se queda en silencio, momento adecuado qué intento aprovechar para despedirme y colgar la llamada, pero antes de poder hacerlo, escucho la voz de mi prima.

—Mi madre también sospecha de él, pero aun no encuentra ninguna prueba qué confirme sus sospechas. ¿ Acaso tu has encontrado algo?

Aunque sé que Vittoria no puede verme, aun así, niego con la cabeza.

—Nada concreto—expreso, aunque un poco sorprendida de lo que ha dicho Vittoria de su madre, no creí que la tía Marcella también estuviera investigandolo. ¿Qué habrá encontrado ella para tener que investigar al sindaco?—¿Qué es lo que sabes tu?

—En realidad no mucho, ya sabes como es mi madre respecto a esos asuntos—se justifica y sé perfectamente a que se refiere.

Nuestros padres se han esforzado para mantenernos alejadas de ese mundo lleno de peligro, pero al mismo tiempo nos alientan a tomar nuestro lugar en la familia. Algún día, esta casa y todo lo que hay en ella, tanto el dinero, como las obligaciones y las responsabilidades van a recaer en mi y que decir de Vittoria, ella también tiene un puesto enorme qué llenar, pero a pesar de ser las heredera de una de las pocas familias italianas qué lideran un grupo tan grande como el nuestro, somos ajenas a la organización qué manejan a puertas cerradas, porque según ellos, aun no estamos listas para ello, pero ambas somos igual de curiosas como para atrevernos para escuchar a escondidas.

—¿Qué has escuchado?—insisto y ella suspira, me parece que eso le molesta y es que a diferencia de mi, Vittoria esta aun más restringida y pienso que por esa razón es más rebelde.

—El dia de tu fiesta de bienvenida, mi mamá tuvo una pequeña pelea con tu padre—revela de pronto.

—¿Durante la fiesta o antes de la fiesta?—indagó puesto que en ningún momento escuche o vi que pelearán, ellos saben guardar muy bien las apariencias.

—Fue durante la noche, antes de que el sindaco llegara—admite y eso me desconcierta un poco ¿Porqué Vittoria no me lo dijo antes?— mi madre estaba advirtiendole qué no confiara en ese hombre, pero no supe porque se lo decia, sin embargo, tu papá le dijo que no se metiera en sus asuntos.

Muevo mis dedos en la mesa, si antes no tenia hambre, ahora mucho menos, así que me levantó de mi asiento, pero antes de irme miro a mi alrededor, incluso me atrevo a espiar por la puerta qué conduce a la cocina, lo que he estado hablando no es algo que los empleados de la casa deban saber, ni siquiera la nonna.

Al mirar al interior, descubro qué ella está bastante ocupada con una especie de masa, tal vez hará alguna tarta o algún postre, así que cierto la puerta y salgo del comedor y me dirijo hacia el jardín de rosas.

—¿Y bien? —cuestiona Vittoria, pero descubro en su tono de voz más que molestia.

—¿La tía Marcella está en casa? —cuestionó enseguida, tal vez ella sepa que podemos hacer

—No, ella tuvo que salir, además del negocio familiar sabes que ella maneja una empresa, así que tuvo que ir a Roma. No sé cuando volvera—revela y eso me deja en cierto modo con los brazos atados, me hubiese gustado que ella me acompañará a hablar con mi padre sobre este asunto, de otro modo tendría que admitir qué sé más de lo que debería.

—Bien—expreso mientras camino observando las rosas, las cuales, desgraciadamente, me recuerdan a Julius— tengo que hacer algo importante, te llamaré después.




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