Rosas Azules.

Capítulo 3:

Solo tu pareces real.

En su otra clase, todo era muy extraño. Se dio cuenta de que no eran clases normales.

Hablaban sobre pactos de sangre, y libros que, en vez de escribir con tinta, escribían con sangre.

Cosas como “La llegada de la luna roja”.

Pusieron una actividad: escribir su nombre, su propósito, y por qué estaban allí.

Todos empezaron a escribir, y de repente comenzó la exposición.

Cuando llegó el turno de ella, hubo un silencio… pero no uno de respeto,

sino uno lleno de miradas de hambre… de sed.

Entonces dijo:

—Mucho gusto. Mi nombre es Neto…

No, perdón… Mizuki —corrigiéndose—. No sé cuál es mi propósito, y mucho menos por qué estoy aquí...

Pero lo estoy. Y creo que eso cuenta.

Nadie aplaudió. Nadie dijo nada.

Pero justo en ese momento lo vio.

Era el único que la miraba fijamente… y le sonreía.

Era él. El que la había observado antes.

Era albino.

Cabello blanco puro, algo desordenado.

Ojos rubí, profundos, que brillaban con la poca luz.

Piel muy clara, casi plateada, como si fuera de cristal.

Vestía el uniforme abierto, sin corbata y con accesorios.

Carismático… seductor por naturaleza.

Y una mariposa blanca volaba cerca de él.

Al finalizar la clase, todos se iban.

A veces Mizuki tenía pequeñas conversaciones con sus compañeros,

pero eran breves… porque al final siempre se iban con sus amigos.

Así fue casi siempre.

Incluso en la primaria.

En su pupitre, una mariposa blanca se posó.

Y ahí estaba Nérel.

La miraba fijamente.

Justo a ella.

Se acercó… y empezó a hablar:

Nérel:—Mucho gusto, me llamo Nérel. Y tú… ¿te llamas Mizuki o Neto? —dijo con una risa burlona.

Mizuk:i—Me llamo Mizuki. Eso solo fue porque me había confundido —respondió ella.

Nérel:—Supongo que te has de sentir muy sola, ¿no? Casi nadie te habla.

Mizuk:i—Bueno… realmente no me importa. Igual no creo durar mucho tiempo aquí.

Nérel:—Entonces no has encontrado posada.

No te preocupes.

Yo puedo ser una de esas opciones.

No veo más posibilidades.

Mizuki:—Bueno, supongo que gracias.

Entonces tú también te irás como ellos, ¿verdad?

Porque esto solo es una conversación casual, como todas.

Además, he visto que al parecer tienes muchos admiradores… y admiradoras.

Nérel:—Jaja, claro que no me iré.

Eres demasiado interesante.

No me interesan los demás.

Solo tú pareces real.

Así que puedes contar conmigo.

Mizuki abrió los ojos como nunca. Era de asombro.

Jamás había escuchado ese tipo de palabras.

Estaba encantada… y sorprendida.

Mizuki:—Y… ¿es verdad lo que dicen? ¿Que en este lugar hay vampiros?

Nérel:—Tsk. Si te preocupa eso, no lo hagas…

Porque ya tienes un protector.

“La mariposa no sabe que será aplastada.”



#5720 en Novela romántica
#843 en Thriller
#405 en Misterio

En el texto hay: misterio, búsqueda de identidad

Editado: 09.07.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.