No quedaban dudas. Estaba frente al mismo Satanás.
No me asombraba que el infierno existiera, desde que empezó la revolución vampírica las bestias amenazaron Anthu, el territorio humano, durante siglos y parecía no tener intenciones de cambiar.
Pero aunque esa información palpitaba en mi cerebro, no podía recordar más que datos... nada de recuerdos personales...
-Mi querida Rose... - la voz de Satanás volvió a inundar la sala llamando mi atención mientras me ponía de pie- sé que tienes muchas preguntas pero no tengo tiempo de contestarlas, tengo súbditos para eso...
Hizo una seña con sus finos y largos dedos y las puertas se abrieron dejando pasar a un muchacho alto, robusto y no mucho más viejo que yo, su mirada era seria y decidida y su iris negro como la noche. Camino decidido hasta el trono apoyando la rodilla derecha en el suelo al llegar frente al trono
-Mi señor.... – pronuncio como saludo y levanto la vista hacia él.
-Abel, ella es Rose acaba de llegar del mundo de los vivos – sus ojos se desviaron hacia mi haciéndome estremecer un poco- quiero que exprimas su potencial a cualquier costo para que pueda ir a Neraka lo antes posible...
¿Neraka? Ese nombre resonaba en mi subconsciente tan fuerte que casi olvido lo desastroso que sonaba "cualquier costo"
El chico simplemente volvió a bajar la cabeza frente al demonio poniéndose de pie y comenzó a caminar hacia la salida no sin antes dedicarme una fría mirada y una señal que pude interpretar como "sígueme" y sin dudar acate la orden.
Era un hombre que irradiaba respeto, una mirada tan fría y decidida que podía esconder a la perfección cualquier pensamiento y un cuerpo que mostraba años de duro entrenamiento. No era una persona fácil de ignorar.
No puedo decir exactamente cuánto caminamos bajo el calor agobiante, quizás un kilómetro o dos, pero ese tortuoso paseo me dio la oportunidad de conocer un poco más del infierno, parecía un pueblo igual que cualquier otro solo que un poco descuidado y sucio, pero la principal diferencia era el tono rojizo del cielo. A donde miraras todo parecía un poco más naranja como si todo estuviera por arder en llamas.
-¿Qué quiso decir con Neraka? ¿A dónde me llevaran?– no pude evitar preguntar al sentir una gran familiaridad con el entorno, todo me parecía normal cuando se supone que debe ser aterrador.
-Esto es el infierno niña, donde van las almas una vez que morimos – me hablaba con superioridad, ni siquiera dedicando una mirada- si te alejas un poco más del castillo podrás ver los diferentes círculos.
Pude escuchar a lo lejos los gritos desesperados de las almas en pena, era un sonido que parecía estar todo el tiempo ahí pero con el tiempo uno lograba acostumbrarse a ello.
-Neraka es la representación del infierno en la tierra al que solo van los demonios más fuertes. Aunque parecemos una gran amenaza solo estamos en el mundo de los vivos para equiparar las energías que los ángeles desequilibraron al bajar para cuidar a los humanos.
Recordaba algo de esa historia, los humanos asustados de que los vampiros y los licántropos dejaran de vivir en las sombras y formaran sus propias naciones, Magazi y Vilka, los ángeles bajando del paraíso para intentar protegerlos y así creando Mapheo, un territorio para que los ángeles vivieran.
Llegamos a un gran terreno muy similar a lo que conocía en el mundo humano como un campamento, se podía ver a lo lejos un lago de aguas negras y unas cabañas lo suficientemente grandes para que una sola persona viviera comoda, unos cuantos blancos para arquería, muñecos de práctica, sacos de arena colgados de los árboles secos y muchos demonios que al vernos llegar se inclinaron hacia Abel.
-Mi misión es entrenar a las almas con potencial para que puedan ir a defender Neraka de las amenazas y formen un ejército capaz de cumplir los deseos de Satanas – por primera vez desde que habíamos salido del castillo me miro directamente a los ojos y pude sentir la profundidad en ellos- Convertir el mundo en un infierno...
Un escalofrío recorrió cada hueso de mi cuerpo al escucharlo y tuve que contener las ganas de temblar que me invadían.
-Así que Rose, no tendré ninguna piedad contigo, cuando esto termine serás una gran guerrera...