Rose

Transformación

No podía parar de temblar ¿Qué le está pasando a mi cuerpo? ¿Esto es permanente? ¿Cómo me lo quito?

Daba vueltas de un lado tomando con fuerza el pelaje para arrancarlo pero dolía demasiado, casi como si fuera mi cabello natural. Sentí como Abel me agarraba de los hombros con fuerza obligándome a verlo directo a los ojos.

-¡Rose! ¡Necesitas calmarte!

Intente calmar mi respiración y después de unos segundos pude lograrlo y note como a medida que mi pulso volvía a la normalidad podía ver que el pelaje se retraía al igual que las garras devolviéndome mi apariencia.

Entre como pude a la cabaña aún bastante conmocionada y pude sentir los pasos de Abel a mis espaldas cuidándome de cerca.

-¿Qué fue eso? –pregunte mientras me sentaba en la cama, apenas podía formular una oración coherente gracias al miedo que aun recorría mis venas.

-Fue una transformación parcial forzada por la situación, tu habilidad es cambiar tu apariencia a tu gusto...

Si no estuviera asustada hubiera festejado la noticia de que no iría a sufrir toda la eternidad al infierno como los demás humanos pero antes de eso debía responder a las dudas que tenía.

-¿Por eso es que no me di cuenta antes? ¿Por qué la situación no lo exigía? Si me hubieras contado te habría pedido que me golpearas hace mucho tiempo...

-Probablemente, la mayoría descubrimos nuestra habilidad cuando estamos al límite, en mi caso fue cuando quisieron mandar a mis padres a defender Neraka y convencía los guardias de que no se los llevara, tenía alrededor de 10 años en ese entonces.

No sabía muy bien cómo responder ante esa anécdota porque aunque sonara egoísta, no era el momento para sentir pena por el. Así que asentí y volví a preguntar

-¿Y para que se supone que le sirvo a Satán? ¿Cuál es mi propósito?

-Eres una espía, podes tomar formas y habilidades de animales o incluso la apariencia de otras personas.

-¿Otras personas?

-Exacto, pero nunca podrías acceder a nada más que su apariencia, ni habilidades de raza, ni conocimientos o recuerdos.

Puede que haya sido la brusca suma de información o que quizás el efecto de la adrenalina se estaba pasando pero sentí como mis músculos se atrofiaban y el dolor regresaba. Él se sentó a mi lado al escuchar una pequeña queja de dolor que salió de mis labios y me ayudo a recostarme en la cama.

-¿Te golpearon mucho? – pregunto amablemente mientras buscaba en la cabaña una pequeña caja de madera que contenida ungüentos y vendas especialmente para estas ocasiones.

-No más de lo que me has golpeado entrenando... - levante mi remera con cuidado y pude ver dos enormes manchas violetas en la zona de las costillas y del estómago- o quizás un poco más fuerte.

Suspiro negando con la cabeza al ver cómo me tomaba la situación con un poco de humor y tomo un pequeño frasco con una crema verde dentro para empezar a tratar mis heridas cuidadosamente.

-Quiero que me seas sincera ¿Por qué no te defendiste? Entremos ya más de un año juntos, tienes la capacidad para derrotar a cada uno de ellos usando solo la mitad de tu potencial.

-Estaba cansada y ¡Auch! – mi discurso fue interrumpido por un paño de agua fría sobre mi abdomen que me trajo una puntada de dolor y luego una enorme sensación de alivio- y tampoco creí que fueran a hacer algo así, nunca les hice nada malo y tampoco soy de las personas que esperan lo peor de los demás.

-Y por eso sos una espía y no una guerrera de campo. – Dijo con una sonrisa distraída mientras me limpiaba la herida de la mandíbula y el labio roto- yo sabía que estabas acá por una buen razón y además...

Me perdí en esa sonrisita, en esa mueca de concentración, en sus ojos negros y profundos como la noche que escaneaban mi pálida piel en busca de alguna otra anomalía que tratar. Podía verme perfectamente reflejada en esos ojos...

Desde donde estaba tenía una vista perfecta al tatuaje que se expandía desde su hombro derecho hasta gran parte del cuello, era un rayo que parecía querer seguir recorriendo su piel.

Su tacto era increíblemente suave a juzgar por sus manos robustas, esas manos que delataban años de trabajo y entrenamiento. Esas manos que durante solo unos pocos segundos me hicieron sentir completamente vulnerable ante él.

Y no me molestaba en lo absoluto...

 



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En el texto hay: fantasia, demonios, guerra

Editado: 31.08.2023

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