Rubí, la Elegida

Capitulo 7 LA SEPARACION

Ya ha pasado una semana que estoy aquí encerrada, en mi habitación, siete dias sin ver a mis amigas y ciento sesenta y ocho horas sin ver al amor de mi vida.


 

Mi madre está muy preocupada por mi, losé, no porque me lo haya dicho, sino, porque se lo he escuchado pensar. Todos los días han venido mis amigas, pero yo no las he recibido, aunque me duela el alma, no puedo. Todas las noches miraba por la ventana y veía la sombra de dylan, enfrente de la casa, al lado del árbol que hay, y comenzaba a llorar con desesperación, porque lo echaba de menos, lo necesitaba, pero no, no podía, me podía más el miedo, el temor que tenía de mis poderes, y estaba sufriendo, porque me sentía sola, muy sola.


 

Son las cinco de la tarde y estoy en pijama, me miró en el espejo, tengo una pinta espantosa, solo salgo de la habitación para comer, después vuelvo a mi habitación, me pongo mis cascos, y me tumbo a dormir. Así todos los días, desde que me separé de todos ellos. Cuando estoy empezando a dormirme llaman a la puerta.


 

-Cariño, voy a entrar.-dice mi madre mientras abre la puerta de mi habitación.


 

-Que quieres mama? Quiero estar sola.- le digo con la misma voz apagada que tengo últimamente.


 

-Rubí, se que lo estás pasando mal, pero no alejes a la gente que te quiere de ti, porfavor.- dice con voz triste. Por un momento, lo pienso y estoy apunto de ceder, pero me arrepiento al instante.


 

-No puedo mama, si ya me has dicho todo, déjame, quiero dormir.- le digo bostezando. Cómo todas las noches me pongo a llorar, casi no duermo, y de día estoy somnolienta.


 

-Vale, pero hoy es el último día que estarás aquí encerrada, mañana quiero que salgas de casa un rato.- dice mi madre disgustada. No me gusta la idea, pero cedo para que se quede más tranquila, y me vendrá bien un poco de aire fresco.


 

-De acuerdo, mañana saldré de casa.-digo mientras me vuelvo a poner los cascos y me tapo con las sábanas, me pierdo en la profundidad de mis pensamientos y recuerdo a mis amigas y a Dylan. Caigo en un profundo sueño.


 

Me despierto empapada en sudor, miro el reloj, son las 7 de la mañana, tengo el corazón acelerado y empiezo a llorar. He soñado con mi padre, era tan real que no quería despertarme. Me ha dicho que no tenga miedo de mi poder, que soy buena de corazón y que haga las paces con mis amigas y con Dylan, que los necesitaré. No pude negarme, y le prometí que arreglaría las cosas con Dylan y mis amigas.


 

Me levanto y me preparo para bajar a desayunar, mi madre está fregando los platos de anoche, me acerco a ella para saludarla.


 

-Buenos días mama.-digo mientras le doy un beso en la mejilla.


 

-Buenos días cariño, como estas?-dice con cariño.


 

-mejor mama, anoche soñé con papá y me dijo que hiciera las paces con las chicas y con dylan- digo un poco más animada.


 

-y lo voy ha hacer, aunque fue un sueño, se lo prometí.-digo entusiasmada. Aunque siga teniendo miedo de la magia, estoy contenta de hacer las paces con mis amigas.


 

-si? Que feliz me haces cariño- dice mi madre ilusionada.


 

-ya termino y hago el desayuno, que quieres?-dice dichosa ,porque voy a arreglar las cosas con mis amigas.


 

-mama quiero las tortitas!!-digo con ganar de comerlas.


 

-vale, enseguida las hago.- dice con una gran sonrisa. Le doy un abrazo y me siento en la mesa esperando mi riquísimo desayuno.


 

Termino mi último bocado, cojo los platos y los pongo a remojo, mi madre me da un beso y se despide de mi antes de irse a trabajar. Salgo de casa para dar un paseo, como prometí a mi madre, después iré a casa de mis amigas, pero estoy tan inmersa en mis pensamientos, que no veo el coche que pasa veloz. Cuando lo veo ya es demasiado tarde, lo tengo casi encima, empiezo a cerrar los ojos temerosa, esperando mi final, mientras oigo al conductor pensar "mierda la voy a matar",pero al momento me veo al otro lado del paso, en la acera, a salvo, pero no estoy sola, alguien me ha salvado.


 

Abro los ojos y miro hacia arriba para ver quién a sido mi salvador y veo unos ojos negros preciosos y preocupados, es Dylan.


 

-Que haces aquí?- le digo.


 

-no puedo estar lejos de ti, siempre te vigilo, aunque sea en las sombras, siempre estaré a tu lado, para protegerte.- dice Dylan con esa voz sexy que me atrapa.


 

-te agradezco que me hayas salvado, pero, ya te dije que no podía estar contigo.- digo con lágrimas en los ojos. Digo estás palabras pero no las siento, me duele el corazón, quiero estar con él. Me doy la vuelta para marcharme, pero, dylan me coge del brazo, me arrastra hacia el y me empieza a besar apasionadamente, siento las famosas mariposas en el estomago, es tan apasionado que hace que me de vueltas todo y no quiera que pare de hacerlo. Deja de besarme y me mira a los ojos.


 

-Vente conmigo, porfavor! -dice con los ojos vidriosos. No se a donde me quiere llevar, pero no puedo negarme, iría con el hasta al fin del mundo.


 

-Vale, pero donde me llevas?- digo intrigada y sofocada por el beso.


 

-Confias en mi?- dice amorosamente.


 

-Si, totalmente.-digo muy segura. Ahora lo tengo claro, no me volvere a separar de el.


 

-Pues no preguntes, lo verás.- dice emocionado.


 

Me lleva hasta un parque que hay y nos acercamos a una moto.


 

-Y está moto?- le pregunto curiosa.


 

-Me la acabo de comprar, te gusta?- dice mientras me mira con una sonrisa.


 

-Me encanta, siempre he querido montar en moto, pero me daba miedo.- digo sinceramente.


 

-Pues no tengas miedo, ahora estás conmigo.-dice mientras abre el sillín, coge los cascos y me da uno.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.