Rubí, la Elegida ( Trilogia La Elegida, libro 1)

Capítulo 11. LA PROFESORA DIABÓLICA

Me despierto con el olor más maravilloso del mundo, sigo en los brazos de Dylan, abro los ojos, seguimos en la playa, me siento y lo miro, cuando de pronto, oigo un ruido espantoso, un chillido y luego silencio, me levanto y voy donde creo que venía ese grito, cuando me acerco veo una sombra y a lado un cuerpo inerte, ¡no, otra vez no!, entro en pánico y empiezo a correr, me tropiezo con algo y caigo al suelo, no quiero mirar, pero lo hago, es un cuerpo sin vida.


 

Me despierto y me levanto de sopetón de la cama, he vuelto a tener esa espantosa pesadilla, no se que significará, pero casi todos los días la tengo, me voy al baño para lavarme la cara, me miro y tengo unas ojeras enormes, me arreglo y me maquillo para que no se me noten, como me he despertado pronto las chicas siguen dormidas, me acerco para despertarlas.


 

—¡Buenos días chicas!—digo a voces. Se empiezan a desperezar y se levantan enseguida, menos Natalie que la escucho quejarse.


 

—¡Jo!…no quiero…—dice tapándose totalmente con las sabanas.


 

—Natalie, levanta!!! todos los días igual. —dice Kayla ya un poco cansada.


 

—Vale, voy —dice al fin Natalie rendida. Después de media hora ya estamos listas para ir a clase.


 

Cuando llego a clase están todos mis compañeros menos Dylan, no se donde esta, voy a coger el teléfono para llamarle pero en ese momento entra la profesora de literatura.


 

—¡Buenos días alumnos! Hoy aremos algo especial, la clase se hará en el jardín.—comunica la profesora Collins. Yo me quedo sorprendida, porque eso nunca se ha hecha en esta universidad y lo mas extraño es que mientras lo comunica no me quita la mirada de encima.


 

Nos dirigimos al jardín, nos sentamos en el césped y sacamos la libreta de apuntes. Tengo una extraña sensación, no se explicarla, pero, no me gusta nada.


 

Las 2 horas de clase se me hace eterna, cosa rara, porque siempre se me ha pasado muy rápido, ya que me encanta. Volvemos a clase para dejar las mochilas e irnos a almorzar, yo como siempre soy la última, me he quedado a solas con la profesora Collins, cuando voy a salir de clase, oigo como me llama.


 

— Rubí, puedes venir un momento?—dice con un tono serio y oscuro. Me entra un escalofrió por todo el cuerpo, nunca me había tenido esta sensación tan desagradable. Me acerco a su mesa.


 

—Si, dígame señora Collins—Le contesto con ganas de marcharme ya.


 

—Quería comentarte unas cosas sobre la clase, podrías venir después de clases?—dice con una sonrisa mas falsa que unas zapatillas de imitación.


 

—Si claro, me paso después de clase de escritura clásica.—digo intentando no parecer nerviosa.


 

—De acuerdo, después nos vemos—dice con la mirada fija en mi. Es tan perturbador que no se si venir.


 

Entro al comedor y enseguida veo a las chicas en una de las mesas del final, normalmente me da igual el lugar que nos sentemos, pero el comedor es enorme y no me hace mucha gracia tener que andar tanto delante de media universidad.


 

—Hola chicas, cada vez cogéis la mesa mas alejada.—digo un poco molesta.


 

—Hola Rubí, es que no había otra libre cuando hemos llegado, hoy esta petado.—me dice Natalie mientras come una empanada de atún.


 

—Estas bien? Te veo un poco pálida— Dice Amy preocupada, se acerca a mi y me toca la frente, parece mi madre.


 

—Si estoy bien, solo…he tenido una rara conversación con la profesora de literatura—digo intentando no sonar histérica.


 

—Otra vez estas con eso…no te comas la cabeza, la señora Collins es una profesora seria y ya esta—me dice Kayla para que me relaje.


 

—Si, porque te he tocado la frente, que si no, diría que tienes calentura—dice Amy a modo de broma. A mi no me hace mucha gracia que no me hagan caso, pero bueno, a lo mejor tienen razón y estoy exagerando.


 

—Habéis visto a Dylan?— pregunto cambiando de tema. Con el asunto de la profesora, se me había olvidado que no había visto a Dylan en toda la mañana. Las tres me miran y niegan con la cabeza, ya empiezo a preocuparme. Lo llamo, pero sale apagado o sin cobertura y decido enviarle un mensaje.


 

“Dylan donde estas? Me tienes preocupada, llámame”


 

Después de mandar el mensaje seguía sin tener noticias de él, estuve toda la clase siguiente sin poder concentrarme, no podía, solo pensaba en que terminara la clase y hablar rápido con la señora Collins para ir a buscar a Dylan.


 

Cuando estoy a punto de salir de escritura clásica para reunirme con la profesora Collins, me entra ganas de ir al aseo, entro a uno de los cubículos y me siento, pero oigo como alguien entra al cubículo de a lado, empiezo a oír unos extraños ruidos, y después oigo un móvil sonar.


 

—Si, esta todo controlado, esta en mi clase, si, de acuerdo Cameron, lo are.—oigo que dice, es la profesora Collins, esta hablando por teléfono y a dicho Cameron, mierda! Demasiada coincidencia que hable con alguien que se llama igual.


 

—si, antes de nada comeré algo, si no, no podre resistirme y me comeré a alguien, ya lo se, pero soy un vampiro, que quieres que haga, es mi naturaleza, vale, luego te llamo, adiós.— dice terminando la conversación telefónica.


 

Y hay me doy cuenta, la profesora nueva guarda un oscuro secreto, es una vampiro y me esta vigilando. Me quedo en total silencio, esperando a que salga del baño, aterrada. Cuando oigo la puerta, salgo creyendo que ya no hay peligro, pero, noto como alguien me da un golpe en la cabeza y caigo al suelo perdiendo así la conciencia.


 

Me despierto con un fuerte dolor en el lado derecho de la cabeza, me toco y veo que tengo un poquito de sangre en mi mano, no se donde estoy, solo se que estoy atada en una silla, en lo que parece un gran almacén abandonado. Intento comunicarme mentalmente con Amy, pero no puedo, debo de estar muy lejos.




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