Rubí, la Elegida ( Trilogia La Elegida, libro 1)

Capitulo 17 LA DESAPARICIÓN

—¿Ves algo?—

 

—Joder, no! Si es que me lo enseño Kayla ayer, no he podido practicar aun—le contesto a Natalie, llevo 10 minutos en el baño intentando ver que le pasó a Kayla y no hay manera.

 

—Eso es porque estás nerviosa, relájate y concéntrate.—me dice Amy con una mano en el hombro. Pero no puedo, no me siento capaz, si no hubiese dicho nada de venir aquí, esto no hubiera pasado.


 

—Vale, chicas salir, que van a cerrar ya.— se oye que dice Dylan desde fuera del baño. Salimos y nos encontramos con los chicos para salir del local.


 

—Tranquila cariño, la encontraremos, práctica en casa y mañana volvemos.—me dice mientras me abraza.


 

Llegamos a casa de madrugada y mi madre está dormida, menos mal, porque ahora no me siento capaz de contar lo que ha pasado esta noche. Subimos a mi cuarto y me dirijo al baño para lavarme la cara y ponerme el pijama, necesito urgentemente relajarme, descansar y no conozco mejor sitio que en los brazos de Dylan. Él sin preguntar nada se tumba en la cama y espera a que yo haga igual, me acerco con mi pijama favorito puesto y me tumbo a su lado.


 

—¿Estas bien?—me dice preocupado.


 

—No, tengo miedo!—le digo entre sollozos, no quería llorar, pero no lo he podido evitar.


 

—Tranquila cariño, la encontraremos, ahora descansa.—dice acercándome a él. Me abraza con fuerza, eso hace que me sienta más relajada y poco a poco empiezo a caer en un sueño profundo.


 

" Estoy en un bosque, ando por un camino, cuando llego al final de el, oigo un grito, salgo corriendo y llego a una mansión, en la entrada de la casa hay una silueta de pie y un cuerpo inerte en el suelo, no reconozco a ninguno de los dos, pero, no sé porque, siento una profunda tristeza y empiezo a llorar, caigo al suelo de rodillas, tapándome la cara con las manos.


 

-Ya es tarde! Y es por tu culpa.-oigo en susurros. "


 

Noto como me están zarandeando, es Dylan, tiene cara de preocupado, me siento de golpe y me noto empapada en sudor.


 

—¿Que pasa?—pregunto angustiada, he vuelto a tener ese sueño horrible, pero no se que significa.


 

—¿Estas bien? Has empezado a gritar y llorar, ¿otra vez la pesadilla? Hacia ya tiempo que no la tenias.—me pregunta preocupado.


 

—Estoy bien, si la misma pesadilla, pero en diferente sitio y sigo sin entenderlo.—Le digo un poco sofocada.


 

—Puede que sea solo eso, una pesadilla por todo lo que ha sucedido esta noche, intenta relajarte y dormir otra vez.—me dice mientras me abraza otra vez. Me empiezo a sentir mucho mejor, levanto la cabeza y lo miro a los ojos, esos ojos oscuros e intensos que me vuelven loca pero a la vez me dan paz.


 

—¡Te quiero!—


 

—Yo también, cariño—y entonces nos fundimos en un tierno beso.


 

Me despierto, miro el despertador de mi mesita y veo que son las 7 de la mañana, anoche después del beso que nos dimos, conseguí dormir y descansar para coger fuerzas, hoy iba a ser un día muy duro, tenía que practicar más que nunca, teníamos que encontrar a Kayla.


 

Me levanto de la cama sigilosamente para no despertar a Dylan, necesitaba hacerlo sola, cojo la ropa y me visto en el salón, me tomo un café con leche y salgo al patio. Me dirijo a mi balancín, me siento en el y me concentro como dijo Kayla ahora más relajada, cierro los ojos y pongo la mano, empiezo a sentir la electricidad y digo la palabra "muéstrame" pero no pasa nada, tengo que estar más tranquila y dejar la mente en blanco, lo vuelvo a intentar y ahora sí que empiezo a ver algo, veo al gato otra vez tumbado aquí, relajado y super a gusto, es una sensación muy bonita.


 

Vuelvo a la realidad y me pongo a saltar de alegría, ahora sí podré ver que le pasó a mi amiga. Pero antes tengo que practicar mucho más para poder hacerlo bien esta noche, me giro porque escucho un ruido detrás mío y me doy un susto monumental.


 

—¡Joder, que susto!— suelto cuando veo a Dylan, con la mano en el pecho porque siento que se me quiere salir el corazón de el.


 

—Perdona si te he asustado, me he preocupado cuando he despertado y no estabas en la cama.—me dice mientras se acerca a mí con paso firme.


 

—Si, quería entrenar sola, sin distracciones—


 

—¿Soy una distracción?—dice con voz seductora, y aunque se que este no es el momento, ni el lugar, no puedo evitar tener ganas de comérmelo a besos.


 

—Si y aunque normalmente me guste, ahora tengo que estar concentrada.—le digo dándole un poco rápido en los labios.


 

—Vale, ¿has tenido algún avance?—pregunta Dylan serio.


 

—Si!! Estoy feliz porque me ha salido, pero tengo que practicar más para que me salga esta noche, no podemos perder más tiempo.—le digo emocionada pero aterrada a la vez.


 

—Me alegro, pero no tengas miedo, yo estoy contigo, está noche sabremos que le pasó a Kayla y la rescataremos, no lo dudes ni un segundo.—me dice mientras me abraza, me da un beso en la frente y se marcha para que siga practicando.


 

Ya son las 7 de la tarde, llevo todo el día practicando y ya lo hago casi perfecto, le contamos a mi madre lo que pasó con Kayla y se puso triste, pero le prometí que la encontraríamos. Me subo a mi cuarto a descansar un rato y después me doy un baño relajante, lo necesito, estoy totalmente exhausta, cuando ya estoy lista, me coloco mi chándal para ir lo más cómoda posible y me dirijo a la cocina para cenar algo antes de que vengan las chicas y salgamos.


 

—¿Estas lista cariño?—me dice Dylan cuando entra por la puerta de la cocina. Yo le hago una señal para que se espere, porque tengo la boca llena del sándwich de salchichón y queso que me estoy comiendo.




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