Estaba de rodillas en el suelo con Kayla en mis brazos, no me lo podía creer, ya no estaba más conmigo, una de mis mejores amigas, con la que tantas cosas había compartido, se había ido para siempre.
Las chicas se acercaron, agachándose a mí lado y llorando la misma perdida que yo, nos quedamos así 10 minutos, pero para mí fue una eternidad, nos levantamos, las chicas me tuvieron que ayudar, estaba agotada, sin energía, pero sobretodo estaba destruida.
Dylan se acercó al cuerpo inerte de Kayla y la cogió en brazos para llevarla al coche, sabía que venía ahora, pero no me sentía preparada para afrontarlo, debíamos llevarla a su casa, entregársela a sus padres, ellos que esperaban que volviera sana y salva, no lo había conseguido y era por mi culpa.
Estaba tan inmersa en mis pensamientos y en la angustia que me consumía que no me di cuenta cuando subimos al coche y nos pusimos en camino hacia la casa de mi amiga, los ojos se me llenaron de lágrimas otra vez, ya no sabía cómo se sentía tener los ojos secos.
Llegamos a la puerta de sus padres, no estaba muy lejos de mi casa, a dos calles exactamente. Amy se acerca y llama al timbre con manos temblorosas, enseguida abren la puerta, es la señora Parker, al vernos se le ilumina la cara de ilusión.
—¡Hola chicas! ¿Habéis encontrado a Kayla? Billy ven, están aquí las chicas—pregunta nerviosa y emocionada. De pronto aparece también el señor Parker.
—Bueno, Señor y Señora Parker, tengo que contaros una cosa, Kayla...—comienza Amy, pero se le corta la voz.
—¿Que pasa Amy? ¿donde esta mi hija?—pregunta la madre de mi amiga preocupada. Miro a mi amiga, la veo nerviosa, no le salen las palabras.
—Señora Parker, fuimos a buscarla, pero no pudimos...—digo casi sollozando.
—¿El que no pudisteis?¿donde esta?—dice desesperada.
—Lo siento, no llegué a tiempo.—le digo entre sollozos, entonces aparece Dylan con Kayla en brazos.
—¡No! ¿Que a pasado?¿como ha ocurrido?—pregunta su padre mientras la coge en brazos. Su madre empieza a llorar sin consuelo. Yo me seco las lagrimas e intento recomponerme un poco.
—Fuimos a buscarla a la mansión de Cameron, la tenía retenida allí, te juro que hicimos todo lo que pudimos para salvarla, pero eran muchos y no pude... ¡Lo siento!—Digo apenada, reteniendo las lagrimas que amenazan por salir.
—Tranquila, se que habéis hecho todo lo que habéis podido, el único que tiene la culpa es ese maldito de Cameron.—dice la madre de Kayla entre lágrimas. El padre se acerca a Dylan y coge a su hija.
—Gracias por traerla, por lo menos tendrá un funeral en condiciones.—dice el Sr. Parker antes de entrar en casa.
Nos despedimos de ellos y nos fuimos a descansar, pero antes nos dijeron que nos avisarían cuando fuera a ser la misa y el entierro. Llegamos a mi casa, mis amigas quisieron acompañarme para despedirse desde aquí.
—¿Estarás bien? Quiero que sepas que no tienes la culpa de nada, te conozco y se que te sientes culpable, pero hicimos todo lo que pudimos.—dice Amy con lágrimas en los ojos.
—Si, lo estaré, gracias...os quiero mucho.—susurro mientras las abrazo.
Me despido de Scott y entramos en casa a descansar, no sé si podré, cada vez que cierro los ojos, solo veo a Kayla tirada en el suelo sin vida, es horrible, es como si lo reviviera una y otra vez. Me quito la ropa sucia y manchada de la sangre de kayla y me meto en la ducha, abro el grifo dejando caer el agua helada en mi, aun no le ha dado tiempo de calentarse, cierro los ojos, me escuecen de tanto llorar, cuando salgo de la ducha me miro al espejo y solo veo a alguien que no reconozco, tengo el cuerpo lleno de moratones y en la cara parte del labio hinchado, me veo horrible, pero me da igual.
Salgo del baño con el pijama puesto para acostarme, aunque sea la hora de comer, no tengo nada de hambre, solo quiero descansar y si dios quiere, dormir. Me meto en la cama, como estoy adolorida Dylan me tiene que ayudar, se acuesta a mi lado y lo abrazo muy fuerte, siento las lagrimas caer, mientras Dylan me besa la frente.
—Cariño, descansa, estoy contigo, tranquila—me susurra despacio, como quien le habla a un niño asustado. Y así es como me siento, como una niña indefensa y asustada.
—Dylan, no me dejes nunca, te quiero— le suplico entre sollozos, no se porque pero tengo miedo de perderle, igual que he perdido a mi amiga, no podría soportar otra perdida.
—Tranquila, nunca te dejare, eres mi razón de vivir, ahora intenta dormir un rato. — me dice dulcemente. Me empezó a acariciar el brazo y en cinco minutos ya estaba dormida profundamente.
Me despierto sudada y con el corazón martilleando mi cabeza, me siento horrible, incluso cuando duermo veo su imagen, tirada en el suelo. Empiezo a llorar sin poder evitarlo, es un dolor insoportable, Dylan se despierta y me abraza, no le hace falta preguntar, ya sabe lo que me pasa.
—Tranquila Cariño, el dolor no cesará, siempre estará contigo, pero con el tiempo aprenderás a vivir con el.—Me susurra cuando se separa de mi para observarme. Me pasa el dedo pulgar por el rostro para secarme una lágrima.
—Te quiero, no sé qué haría sin ti.— le digo con todo el amor que puedo y nos fundimos en un apasionado beso.
—¡¡Rubi, venga, que llegaremos tarde!! —grita mi madre desde la entrada. Me estaba terminando de arreglar, aunque aun se me notaba las ojeras, se habían disimulado un poco con el maquillaje.
—¡Ya bajo!—contesto cuando ya he terminado.
Eran las 11:45 h de la mañana y teníamos que ir al tanatorio a las 12, Dylan estaba en la entrada esperándonos con el coche en marcha, el lugar no estaba muy alejado, pero se tenía que ir en coche para poder llegar. Amy y Natalie ya estaban allí para cuando llegamos, fui corriendo y las abracé.
—Hola, ¡chicas os quiero!—susurre entre sollozos.
—¡Y nosotras a ti!—contestaron al unisono.
Entramos a la sala donde estaba nuestra amiga, estaba llena de gente, familia y amigos que habían venido a despedirse, era todo tan irreal, pero a la vez, tan cierto.
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Editado: 19.12.2024