El arte de llegar tarde.

Capitulo 1 

Amara 

Llegaba tarde, muy tarde, extremadamente tarde y por si fuera poco se me iba a salir un pulmón por la boca. 

Después de un agotador trayecto de quince minutos desde casa hasta la estación del metro, apenas lograba inhalar suficiente aire. El tic-tac del reloj resonaba en mi mente, recordándome que el tren vendría en tres minutos. Si mis piernas no flaqueaban, quizás podría alcanzarlo. 

 A medida que me aproximaba a las escaleras mecánicas, mi mente maquinaba un plan para bajar tan velozmente que apenas percibiría el movimiento. El tren estaba a punto de llegar, y solo necesitaba acercarme al borde de la acera y esperar.  

Sin embargo, mis planes se complicaron cuando, bajando las escaleras con prisa, choque con alguien y me vi sentada en el suelo en unos pocos segundos. Un instante de confusión me invadió, quería levantar la cabeza para identificar a la persona con la que había chocado, levantarme con dignidad y disculparme educadamente, pero no tenía tiempo. Recogí apresuradamente los papeles que se esparcieron por el impacto, emití un apresurado murmullo de disculpa y me lancé hacia la puerta del tren que recién había llegado, con el corazón latiendo desbocado en mi pecho. 

Una vez dentro, dejé caer mi cuerpo exhausto contra las puertas, tratando de recuperar el oxígeno que había perdido durante la carrera. Me había chocado con alguien, llegaba tarde al set y había perdido el folleto que contenía la dirección del bar al que íbamos esta noche. Genial, simplemente estupendo 

Maldije en silencio mi falta de organización mientras recolocaba los papeles que sostenía en su lugar, ni siquiera había metido algo de comer para almorzar a media mañana, este día seria mi perdición. 

Después de aproximadamente quince minutos en el tren, decidí bajarme en la estación más cercana al set de grabación. El viaje había sido tranquilo, pero mi mente estaba completamente absorbida por ideas para terminar las últimas frases del guion y por los planes para la salida de esta noche. Me di cuenta de que necesitaba llamar a Azalea nuevamente para que me enviara la dirección, así que saqué mi teléfono y comencé a buscar su contacto mientras caminaba hacia mi destino. 

- Hola, Azalea 

- ¿Qué pasa ahora, Amara? Estoy ocupada, habla rápido.  

- Necesito que me envíes la dirección del bar al que iremos esta noche. 

- ¿No era que no podías venir? 

- ¿Por qué no podría ir? Le dije a Rosalind que si iría hoy.  

- No es lo que nos dijo ella por el grupo. 

- ¿Qué grupo? No he visto ningún mensaje, Azalea, 

- Olvídalo, ahora te envió la dirección, Adiós. 

Estuve unos segundos observando el teléfono, intentando aclarar en mi cabeza lo que había sucedido en la llamada. La tensión en la conversación con Azalea me había dejado un sabor amargo en la boca, pero sabía que no resolvería nada obsesionándome con ello en este momento. Así que decidí olvidarlo y guardar mi teléfono en el bolso. 

Mientras caminaba por el pasillo rumbo a mi puesto de trabajo, repasaba mentalmente mi plan para la sesión de hoy. Recordé escenas que sería grabadas, las líneas del dialogo que hoy tendría que escribir y los gestos que debería perfeccionar de los actores. Estaba determinada a dar lo mejor de mí en este “Corto”, es importante si quiero vivir de esto más adelante. 

Al llegar al set, me encontré con el equipo de producción preparando todo para la sesión. Los focos brillaban, las cámaras estaban listas y el ambiente vibraba con una fuerte energía creativa. 

Me encantaba esto, encontraba fascinante este entorno. Estar en el set y observar cómo los actores disfrutaban interpretando a personajes diferentes, pero en cuanto el director decía “corten”, volvían a ser ellos mismos.  

Mientras contemplaba a los actores durante la filmación y escuchaba las indicaciones enérgicas del director, me coloqué frente a mi escritorio y empecé a idear nuevas escenas imprescindibles para el rodaje del día siguiente. Si conseguía finalizarlas antes de que terminara la mañana, podría tener tiempo libre para salir esta noche. 

Deje que las ideas fluyeran libremente, mientras visualizaba cada escena en mi mente antes de plasmarla en el world en el que tenía todos los diálogos del cortometraje. El sonido de las teclas de mi ordenador acompañaba el constante murmuro del set, creando un dúo que extrañamente hacía que me concentrara aún más en todo lo que anotaba. 

Era fascinante ver cómo mis pensamientos se convertían en imágenes y diálogos que luego serian interpretados por talentosos actores.  

Aunque la mayoría de los días estaba un poco apresurada, siempre me permitía fluir cuando escribía, incluso si algunas escenas me llevaban más tiempo que otras debido a mi perfeccionismo. 

Después de seis horas aquí, finalmente mi jornada termino. Logré completar todas las tareas destacadas para mañana, y con el visto bueno del director, puedo considerar mi trabajo de hoy completo.  

Al salir del set, me envolví en mi bufanda y ajusté mi gabardina. El frío era terrible, y aún me esperaban varias tareas antes de llegar a mi acogedor apartamento, y por supuesto, a mi querida cama. 

Mientras me dirigía hacia mi panadería preferida para comprar el pan de hoy, un olor penetrante a algo quemado asaltó mis fosas nasales con fuerza. Escanee el lugar en busca de fuego o humo que pudiera ser la fuente de ese olor intenso. Continué caminando hasta llegar a una calle desde la que tenía una mejor vista del área y desde allí pude contemplar cómo las llamas devoraban uno de los parques de la ciudad. 

- Joder - Fue lo único que dejé escapar de mis labios. ¿Cómo demonios habían ocurrido esto? 

Al caminar, divisé a un grupo de bomberos llevando las mangueras con prisa para sofocar el incendio. La calle que conducía a la panadería estaba cerrada, y comprar pan en los supermercados no me parecía una opción viable; parecían hechos de goma. Decidí esperar recostada en la pared de uno de los edificios alejados del fuego hasta que lo extinguieran y fuera seguro caminar por esa área.