Al llegar a casa, me cambié rápidamente para que Lucas no se fuera sin mí.
— ¡Eli! ¿Ya estás listo?
— ¡Ya casi salgo!
— ¡Apresúrate!
Debíamos parecer dos locos gritando de esa manera. Él parado frente a mi casa y yo en mi habitación.
Finalmente me subí el cierre de la chaqueta, estaba haciendo algo de frío, tomé mis llaves, mi cartera, mi celular y salí al encuentro del pelinegro.
—Hasta que sales. —Lucas tenía las manos metidas en los bolsillos mientras me miraba impaciente.
—Perdón, perdón... ¿Y Cinthya?
—Ya se fue hace rato
—Bueno, vámonos
Me extendió su mano mientras empezábamos a caminar y con una pequeña sonrisa la tomé, mientras emprendimos el camino al campo, donde veríamos a los demás.
—Lucas, ¿este sábado tienes entrenamiento, cierto? —pregunté, pensativo.
—Así es, ¿por qué? —cuestionó, a su vez, mirándome curioso. Negué lentamente mientras me encogía de hombros.
—Solo quería saber...
—Descuida, me tendrás disponible el resto de la noche, así me haces masajes
—Ni lo sueñes —me negué enseguida, empujándolo un poco. ¿Se habrá olvidado de mi cumpleaños?
Lucas me empujó de vuelta, juguetón, con una enorme sonrisa en el rostro.
Llegamos al campo de tiro y ya los chicos nos esperaban impacientes, especialmente Luis quien miraba la diana con anhelo.
Una vez que saludamos a todos, nos dispusimos a practicar.
Lucas era el más confundido, Luis se reía a carcajadas al ver como sostenía el arco, a lo que el pelinegro casi le pega en la cabeza con este.
Por mi parte, venía bastante seguido con Luis desde hace un año, pero dejé de hacerlo y aunque me falta práctica, después de un par de intentos, pude tirar correctamente.
Kevin y Chris eran bastante buenos; Cinthya apenas podía con el arco al principio, pero luego pudo sostenerlo con más facilidad. Sin embargo, el experto era Luis, quien aparte de tener una postura perfecta solo había errado un tiro y había sido porque Kevin lo había asustado al hacerle cosquillas en la barriga.
La tarde transcurrió entre risas y burlas hacia Lucas, quien luego de varios intentos, soltó el arco algo frustrado y fue por unas bebidas. Tomamos un descanso bajo un árbol, sentados en la grama, y bebimos lo que Lucas había traído.
Cinthya se levantó de nuevo seguida de Luis y siguieron practicando, miré la escena algo extrañado, pues mi amigo no dejaba de sonreír mientras ayudaba a la chica con su postura.
Esa sonrisita la conocía.
Suspiré y negué con la cabeza lentamente.
— ¿Qué sucede? —Chris me miró con el ceño fruncido al ver mi negativa.
Hice un gesto con la mano restándole importancia.
—Oye, Eli, ¿cuándo es tu cumpleaños? —preguntó el rubio mientras se estiraba por completo en la grama, como un gato.
—El 11.
Chris se incorporó de inmediato y tomó su cabeza, aparentemente mareado por lo brusco que había sido al levantarse.
— ¡Pero es este sábado! —asentí sonriéndole.
— ¿Y qué harás? ¿Quieres ir a algún lado? —me encogí de hombros.
—No lo sé, probablemente solo haga una pequeña reunión en casa con un gran pastel.
— ¿Estoy invitado?
—Por supuesto. —Sentí una respiración en mi cuello, que me erizó los vellos de la nuca, me giré asustado encontrándome con Lucas, demasiado cerca de mi rostro.
—Oye, necesito hablar contigo. ¡Ven acá! —El pelinegro se levantó y jalando de un brazo a Chris se lo llevó hacia el quiosco donde vendían bebidas.
Lo miré extrañado y algo nervioso pensando si le diría algo malo. Sin embargo, al ver que solo hablaban y Lucas se veía relajado, no le tomé importancia y me recosté.
Salimos de allí algo cansados y Cinthya con una pequeña cortada en un dedo por una de las flechas.
Recorrimos las calles hablando de cualquier cosa y riéndonos muy fuerte, haciendo que la gente nos mirara, algunos de manera extraña y otros divertidos.
Kevin pisó caca de perro y nos burlamos de él por despistado. El castaño por poco le tira su zapato sucio a Luis, de no ser por el pelinegro que lo sostuvo a tiempo y lentamente le quitó el "arma".
Finalmente, nos separamos en la parada de autobús y Lucas, Cinthya y yo nos fuimos a casa.
—🍁—
Los días pasaron más rápido de lo que esperaba, Lucas cumplió su castigo y al parecer se hizo muy amigo de Dylan, quien ahora se sentaba con nosotros en el comedor y por esa razón Lucy ya no se acercaba mucho a él, lo cual me ponía de buen humor.
Lucas tuvo sus dos primeras prácticas y ambos días llegó directamente a mi habitación, todo sudado. Y después de darse una ducha y cambiarse con la ropa que almacenaba en mi closet, se acostó en mi regazo para recibir mimos y pequeños masajes para su cuerpo adolorido.
En esos momentos aprovechó de besarme hasta que mis labios estuvieron completamente hinchados, para luego caer como peso muerto en mi cama, a lo que entrada la noche debí levantarlo para que se fuera a su casa.
También en esos días que pasaron, pude percibir un ligero acercamiento entre Luis y Cinthya: hablaban más entre ellos y el chico no se quitaba aquella sonrisita de la cara cuando la veía. Después hablaría con él sobre eso.
Llegó la tarde del viernes y luego de cambiarme, mi madre, aprovechando que tenía unas horas libres, me arrastró por las calles con el sol en su punto más alto para comprar el pastel de mi cumpleaños.
Luego de entrar en varias tiendas me decidí por uno de chocolate y almendras, y le pedí a la pastelera que agregara unas cuantas fresas.
Llegamos a casa completamente sudados por el intenso calor y metimos el pastel en la nevera. Subí a darme una ducha e hice mis tareas de la semana, al ver que tenía algo de tiempo libre.
Al terminar, ya entrada la noche, me tiré en la cama boca abajo, solo se escuchaba mi respiración en la habitación. Entonces, pude escuchar unas voces provenientes de la sala, me pareció escuchar la voz de mi madre, pero la otra persona hablaba demasiado bajo como para distinguirla.