— ¡Eli! ¡Eli! ¡Eli! —Me levanté de golpe mareándome un poco. Miré extrañado a todos lados para ver quién había gritado.
— ¡Al fin despiertas! —Lucas me miraba con una sonrisita burlona.
Me acosté de nuevo.
— ¿Por qué gritas tan temprano?
—Ya es tarde y en cualquier momento tu madre vendrá a felicitarte. Estábamos durmiendo en una posición muy comprometedora y no me soltabas, así que tuve que despertarte. — Dicho esto se sentó en la cama y me miró con una sonrisa.
— ¡Feliz cumpleaños! —Sonreí.
Se inclinó y besó mis labios dulcemente.
—Debo irme, te veo más tarde.
Asentí despacio, viendo cómo salía por la ventana hacia su habitación.
Me giré para dormir un poco más, pero fui interrumpido por mi madre, quien entró azotando la puerta y gritando muy fuerte.
—¡¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS, CARIÑO!!!
Se abalanzó sobre mí y me estrujó para luego repartir besos por toda mi cara.
—Gra-gracias, mamá. —Finalmente me soltó y me miró con una gran sonrisa.
Se levantó y se dirigió a la puerta.
—Aséate y ven a comer, te tengo un rico desayuno.
Asentí sonriendo. Estiré mis brazos mientras soltaba un gran bostezo, restregué mis ojos y miré mi habitación.
Ya son diecisiete, me siento viejo.
Finalmente me levanté y me dirigí al baño. Cepillé mis dientes, hice mis necesidades, me coloqué algo más decente que mi gran camisa y me fui a la cocina.
Al llegar pude ver un gran plato de panqueques con fresas encima, varios potes de mermeladas y un vaso de chocolate caliente.
Te amo mamá.
Me senté en la mesa con una gran sonrisa y, después de agradecer a mi madre con un gran abrazo, empecé a devorar mi desayuno.
Ella se sentó frente a mí con su plato de panqueques y me miró divertida.
— ¿Vas a salir hoy?
—Mmm, no, no tengo nada planeado. Se supone que haremos una reunión aquí y eso, ¿no?
Ella se encogió de hombros, terminó de comer y se metió de nuevo en la cocina.
La miré extrañado.
Sonó el timbre, terminé el último bocado y me levanté.
— ¡Feliz cumpleaños, Eli! —Miré sorprendido a Chris, quien me miraba con una gran sonrisa y los brazos abiertos.
Le sonreí y lo abracé.
—Muchas gracias, me sorprende que estés aquí. ¿Cómo sabes dónde vivo? —Me hice a un lado invitándolo a pasar.
—Soy tu distracción.
— ¿Qué?
— ¿Quién es, Elián? —Mi madre asomó su cabeza para luego acercarse.
—Mamá, él es Chris, un amigo. Chris, ella es mi mamá. —Los presenté.
—Mucho gusto, señora —saludó el rubio cortésmente.
—Un placer, dime Verónica. ¿Quieres un poco de chocolate caliente?
—No se moleste, de hecho solo vengo por Eli —Lo miré con el ceño fruncido.
— ¿Por mí?
Él asintió.
—Cámbiate rápido, te espero. —Al ver que no me movía de mi sitio, me empujó para luego sentarse en el sofá.
Extrañado aún por esta situación, entré en mi habitación y me cambié.
Salí al rato y Chris parecía enfrascado en una conversación con mi madre sobre el pasticho y las distintas maneras de hacerlo.
—Ya estoy listo. ¿A dónde iremos?
—Es una sorpresa. —Me guiñó el ojo en una mueca graciosa. A continuación, se levantó del sofá—. Muchas gracias por los consejos, Verónica, traeré a Eli temprano. ¡Nos vemos!
Tomó mi mano y me sacó de casa.
—Aún no me has contestado, ¿a dónde iremos? Y... ¿a qué te refieres con distracción?
—Ya lo verás, no preguntes, solo diviértete, después de todo es tu día.
Lo miré curioso, pero al final solo me encogí de hombros y lo seguí.
— ¡TARÁN!
— ¿Es en serio?
Mi cara era de sorpresa al ver que estábamos en un enorme, enorme, centro de videojuegos. Era el más grande del estado y uno de los mejores, jamás había venido porque, bueno, al ser de los mejores también era de los más caros.
—Pues sí, sé que te gustan los videojuegos y siempre quise venir aquí desde que me mudé, así que entremos. —A continuación, me empujó para entrar al centro.
—Espera, esto es demasiado caro, no traje mucho dinero.
— ¿Eres tonto? Si te traje es porque yo pagaré, ni se te ocurra negarte. Entraremos ahí y haremos desastre, así que sé un buen chico y disfruta de mi regalo.
—No puede ser... —Miré hacia el centro, es verdad que moría por entrar, pero también me daba vergüenza que Chris pagara por esto. Al ver su cara emocionada no pude negarme, decidí aprovechar por esta vez, luego se lo devolvería de alguna forma.
—De acuerdo, entremos.
Al entrar, mis ojos se abrieron del tamaño de los platos enormes que mi madre tenía para ocasiones especiales.
Había de todo, de todo, desde realidad virtual, baile, deportes, canto, acción, lo que fuera. Me sentía como un niño pequeño y lo único que quería era salir corriendo y jugar con todo.
— ¿Listo?
Asentí y empezamos el recorrido.
Perdí por completo la noción del tiempo y solo cuando vi la hora en mi teléfono, al recibir un mensaje, fue que me di cuenta de lo tarde que era. ¡Habían pasado casi 5 horas!
Jugamos por última vez Just Dance y salimos de allí.
Me divertí muchísimo, cuando salimos la claridad del día me cegó por completo.
— ¿Lo pasaste bien? —Chris me preguntó mientras restregaba sus ojos.
—Sí, muchísimas gracias por traerme. —Le sonreí agradecido—. ¿Volveremos a casa?
—Déjame revisar. —Lo miré curioso, sacó su teléfono y luego de escribir en él y soltar una pequeña risita, me miró sonriente—. Parece que aún no podemos volver, así que iremos a comer algo.
¿Qué no podíamos volver? Lo miré extrañado. ¿Qué están planeando todos?
Sin embargo, no le tomé importancia, si era una sorpresa lo mejor era seguirles la corriente, pensando esto decidimos comer hamburguesas.
~Lucas~