Se sentía extraño poder bailar de esta manera con Lucas, si estuviera sobrio ni loco lo haría con tanta gente viéndonos. Lo que hace el alcohol y una gran fiesta. Aunque no me disgustaba en lo absoluto, poder ser cariñoso en público era liberador.
Miré a mí alrededor y pude ver a los chicos en el mismo plan que nosotros. Casi todos bailaban en pareja y se pegaban más de lo usual. Pude ver a Lucy mirarme molesta, voltee la mirada, sonreí y me concentré solo en el chico frente a mí.
— ¿Quieres que vayamos a otro lugar? —preguntó de repente Lucas, mientras me miraba con una sonrisa traviesa.
Solté una pequeña risita y asentí.
Tomó mi mano y nos alejamos de la pista de baile. No me fijé si alguien nos había visto, aunque en este momento poco me importaba.
—No podemos entrar a la casa, sería muy arriesgado. —Lucas me miró y asintió pensando.
—Diremos que te sientes un poco mal y que te acompañaré al baño.
No me dio tiempo a protestar, me jaló hacia el interior de la casa.
Extrañamente no había nadie, al menos no en la sala. ¿Habrán salido?
Subimos lentamente las escaleras, tratando de no hacer ruido.
Entramos en la primera habitación que vimos, solo había una cama individual y un armario que estaba vacío, así que supuse que habíamos encontrado el cuarto de invitados, por suerte.
Al momento de entrar, tropecé y casi me voy de boca si no es porque Lucas me sostuvo de la cintura a tiempo. Empecé a reírme de la situación, no sé por qué, pero me resultaba sumamente graciosa.
—No te rías tanto, no sabemos si realmente no hay nadie en casa
Asentí tratando de parar de reír.
Lucas soltó una pequeña risita al ver mi estado y me empujó a la cama individual que se hallaba pegada a la pared. Se subió encima de mí.
— ¡Feliz cumpleaños, querido Eli! —Reveló una hermosa sonrisa y empezó a dejar pequeños besos por todo mi rostro, provocándome cosquillas.
El nivel de mi risa aumentó, hasta que sus labios tomaron los míos y de mi boca escapó un jadeo al sentir como su lengua entraba suavemente.
Coloqué mis manos en su cabello y tiré un poco de él, lamió mi labio inferior y chupó despacio, tomándose el tiempo para recorrer mi boca.
Traté de seguirle el ritmo como pude. Sus manos empezaron a recorrerme por completo, dejando suaves caricias allá donde sus dedos tocaban mi piel. Me removí bajo sus brazos, ansioso y a la vez nervioso, estaba llegando más lejos de lo usual.
Solté un pequeño gemido en sus labios al sentir su toque en mi trasero, y como sus manos apretaban un poco. Normalmente no nos tocábamos de esta forma, pero hoy se sentía correcto, hoy no quería que sus manos ni sus labios se apartaran.
Nuestros jadeos resonaban en la habitación, mientras mis manos empezaban a recorrer su cuerpo, hasta que le quité la camisa que llevaba, soltando los botones rápidamente.
Lucas rio suavemente cuando la tiré a algún lado de la habitación, toqué su pecho suavemente, en respuesta se pegó más a mí, hundiéndome más en el colchón y volvió a besarme.
Di un respingo cuando sentí sus manos en el cierre de mi pantalón.
Lucas buscó mi mirada como esperando mi aprobación y no hice más que asentir, sintiendo mi cuerpo temblar levemente. Esto se estaba saliendo de control.
Bajó mi cierre rápidamente y me tocó por sobre la tela con cuidado. Un gemido salió de mi boca al sentir su toque, Lucas sonrió divertido y empezó a masajear lentamente, se inclinó de nuevo y siguió con el beso.
Fascinado por todas las sensaciones, traté de no pensar en el hecho de que probablemente mañana me arrepentiría un poquito, pero ahora podía mandar todo a la mierda y disfrutar.
Cuando su mano se coló dentro de mi bóxer algo hizo clic en mi cabeza y el sonido de la fiesta se hizo presente. Me había olvidado por completo de ella y justo en ese momento pude percatarme que la música ya no se escuchaba, siendo reemplazada por unos gritos.
¡Mierda!
—Lucas, espera. ¿Escuchas eso?
Este frunció el ceño y se quedó quieto escuchando.
— ¡Eres una hija de puta!
Ambos dimos un respingo, sorprendidos. No reconocí la voz, pero tenía un mal presentimiento.
—Debemos bajar —dije muy a mi pesar, no quería que nos detuviéramos.
Asintió algo frustrado, me besó por última vez y se levantó. Me acomodé la ropa mientras él se colocaba rápidamente su camisa.
Bajamos las escaleras lo más rápido que pudimos hasta llegar a la fiesta. ¿Dónde estaban todos los adultos?
Pudimos ver el panorama y no entendí nada.
Justo en el centro del patio, donde era la pista de baile, estaban casi todos los invitados amontonados, no podía ver qué sucedía.
—Allá está Cinthya. Vamos a preguntarle qué coño está pasando —Asentí y seguí a Lucas.
—Chicos, ¿dónde estaban? Los estuve buscando, Dylan y Lucy empezaron a gritarse como locos, Rachel trató de detenerlos, pero Lucy la empujó y se lastimó un brazo. Nadie se ha querido meter, tienen que hacer algo ya —contó Cinthya mirándonos nerviosa.
Lucas asintió y se abrió paso en la multitud, yo lo seguí con dificultad, Cinthya también nos seguía tratando de abrirse paso.
— ¡Estoy harta! ¡Tu hermano es un imbécil! —gritaba Lucy, su cabello estaba desordenado y su cara estaba roja de la furia.
— ¡Mi hermano te amaba y tú lo traicionaste! —gritó Dylan de vuelta con los puños apretados fuertemente.
—Por favor, él no me amaba, solo se acostumbró tanto a mi presencia que no podía estar lejos de mí. No quería seguir así, por eso lo abandoné, esa relación no me traería ningún beneficio a futuro
— ¡¿Cómo te atreves?! —Pude ver cómo Dylan rechinaba los dientes—. ¡¿Tienes idea de lo mucho que sufrió cuando te fuiste?! No tenías ningún derecho a lastimarlo de esa forma, y si ya no lo querías podías habérselo dicho de otra forma... ¡No siéndole infiel en su propia casa!