"Rutina de Besos"

Capítulo 15

Una vez estuvimos los tres en la sala de estar, nos encontramos de frente con una viva imagen de Lucas solo que con unos cuantos años más. Definitivamente la apariencia del pelinegro venía de su padre.

—Papá...

— ¡Hijo, no sabes cuánto me alegra verte! ¡Ven aquí! —Dicho esto el hombre se levantó del sofá y Lucas fue a su encuentro, estrechándose ambos en un cálido abrazo.

—Es una sorpresa verte aquí —le escuché decir a Lucas separándose de su padre con una enorme sonrisa en el rostro.

—Lo sé, eso quería darte

—Tío, ¿Cómo has estado? —Cinthya se acercó y también fue estrechada en brazos con cariño por el hombre.

—Bastante bien, Cinthya. ¡Estás preciosa!

La mencionada asintió apenada y se alejó un poco, al hacer esto la mirada del hombre recayó en mí. Tragué saliva con fuerza.

Era la primera vez que veía al padre de Lucas. De pequeños nunca tuve la oportunidad cuando venía a buscarlo en vacaciones.

—Tú debes ser el amigo del que Lucas tanto habla. —El hombre me observó de arriba a abajo y me sonrió amablemente.

—Papá, él es Elián. —Lucas me miró con una sonrisa y me hizo un ademán para que me acercara.

—Mucho gusto, señor. —Extendí mi mano hacia él.

—Igualmente, muchacho. Dime Robert, al parecer ya eres parte de esta casa, así que quitémonos las formalidades.

Asentí, un tanto cohibido. Después de las presentaciones, apareció tía Trina con tres vasos de jugo para nosotros. Nos sentamos en la sala, y Trina lo hizo junto a su hijo, como si no quisiera separarse de él, ahora que su ex esposo estaba aquí.

— ¿Cuánto tiempo te quedarás, papá? ¿Dónde están Lily y Katherine? —preguntó Lucas buscando con la mirada a su hermana menor y a su madrastra.

—Lily está dormida en tu cuarto. En cuanto a Katherine, no quería importunar a tu madre —comentó el hombre mirando de reojo a la mencionada —, así que está en el hotel en donde nos hospedaremos durante nuestra estancia aquí, la cual será solamente por una semana. Quiero pasar tiempo contigo, hijo. Así que quiero que salgamos estos pocos días, y los aprovechemos al máximo, juntos

Me parecía un bonito gesto de su padre venir hasta aquí por su hijo. Era un poco repentino, sí, pero estoy seguro que Lucas está feliz.

—Me parece perfecto, papá —confirmó Lucas, y como pensé, lucía emocionado.

Cuando éramos niños, al pelinegro no le gustaba ir donde su padre, le guardaba rencor por dejar a su madre sola con un niño pequeño. Pero después, con el tiempo, Lucas entendió muchas cosas y pudo perdonar al hombre. Aun así, Trina siempre seria su prioridad y había dejado en claro más de una vez, que no nunca la dejaría sola.

—Papi, ¿aún no llega mi hermano?

Todos volteamos al escuchar la dulce voz que provenía de una pequeña de cabellos como la miel y unos preciosos ojos verdes, iguales a los de su padre y Lucas.

— ¡Lily! —La pequeña al escuchar a su hermano mostró una hermosa sonrisa y salió corriendo para abrazarlo.

— ¡Lua! —sonreí al escuchar el apodo con el que la niña llamaba a su hermano mayor.

Ambos hermanos se estrecharon fuertemente y me pareció una de las escenas más tiernas que había visto.

—Te extrañé mucho, pequeña. Estás más grande, eres toda una princesa. —Lucas acarició su cabeza con cariño.

—No soy una princesa... ¡Soy una hechicera! —Lily dio un salto y su mirada se posó en Cinthya y en mí.

— ¿Son tus amigos, Lua?

—Así es. Ella es Cinthya, es nuestra prima, y él es Elián, mi mejor amigo.

La pequeña se acercó primero a la pelinegra, se apoyó en sus piernas y la miró por largo rato, tocando su rostro y cabello con curiosidad. Hasta que sonrió y le dio un rápido beso en la mejilla, haciendo que Cinthya pegara un brinquito para luego mirarla con ternura.

Entonces sus enormes ojos verdes se posaron en mí, me examinó de la misma forma que hizo con Cinthya, frunció el ceño y me dio un repentino abrazo.

— ¡Eres muy lindo! Tú si eres un príncipe —La miré sonriendo.

—Y tú eres una hermosa hechicera y estoy seguro que muy poderosa también.

Ella asintió, satisfecha con mis palabras y caminó hacia su hermano, estirando sus bracitos pidiendo ser cargada por él. Lucas enseguida la alzó y la sentó en sus piernas.

El resto de la tarde pasó muy tranquilamente. Robert y Lily se pusieron al tanto con Lucas y entrando la noche decidí que era momento de irme.

—Fue un placer conocerlos, debo irme, mamá debe estar esperándome. —Les sonreí a todos y caminé a la salida con Lucas siguiéndome de cerca.

—Esperen, también debo irme. Muchas gracias, Trina, por recibirme. Te llamaré mañana, hijo, para que salgamos. —El hombre tomó de la mano a su hija y nos siguieron a la salida.

Robert subió a su auto luego de acomodar a la pequeña Lily en los asientos de atrás, quien no quería despegarse de su hermano.

Lucas y yo los despedimos con una sonrisa, agitando las manos en su dirección, viendo cómo se alejaban rápidamente.

—Tu padre me agrada y tu hermana es una dulzura. —Lucas asintió.

—Lo son, aunque me entristece no verlos tanto como quisiera. A pesar del abandono de mi padre hacia mi madre, no puedo despreciarlo. —Soltó un pequeño suspiro y centró su atención en mí—. Ven, te dejaré en tu puerta.

—No está muy lejos Lucas —solté una risita.

—Lo sé, solo quiero tomar tu mano por un momento.

Sus dedos se entrelazaron fuertemente con los míos en un gesto que derritió mi corazón. Esta clase de acciones, son las que me daban esperanzas y me alentaban a declararme.

Me jaló hacia la puerta de mi casa. Una vez allí, sin soltarme, me besó lentamente haciéndome gemir por lo suave que era todo. Su lengua se asomó despacio en mi boca, jugueteando con la mía, en un baile apacible.

Al separarnos, observé sus ojos brillantes y como regulaba su respiración agitada.




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