"Rutina de Besos"

Capítulo 18

~Cinthya~

Esto apesta.

Mi cuerpo duele, los moretones adornan varias partes de mi cuerpo. Tendré que hacer rehabilitación y no podré bailar por un tiempo.

Las lágrimas se habían deslizado por mi rostro al escuchar la noticia del doctor, mi pasión era bailar y aunque no era permanente, la situación me deprimía.

Luis estaba desde hace rato en mi habitación creyéndome dormida, me parecía tierno y apreciaba su preocupación.

Seguí las sugerencias de Eli, y acepté salir en una cita con él. La pasé muy bien, nos divertimos, pero se sintió más como una salida de amigos, que como algo más. Quise intentarlo de nuevo, y esa vez, escogí yo el lugar. Terminamos con una súper cliché cena romántica a la luz de la luna, en un parque con un par de velas aromáticas que terminaron apagándose. Preparó una comida que estaba deliciosa, colocó música y nos relajamos en la manta, mientras charlábamos en susurros. Fue una linda velada, y su carita tierna al hablarme más sus ojitos brillantes, fueron capaces de alborotar mi corazón. Desde entonces no volvimos a salir, y aún no tengo claro mis sentimientos por él.

Por lo tanto, fingir dormir parecía la mejor opción justo ahora.

Pero realmente me estaba incomodando sentir su mirada fija en mí. Abrí mis ojos lentamente fingiendo despertar con un, quizás, exagerado bostezo.

— ¿Cinthya? Me alegra que despiertes. ¿Cómo te sientes? — Escuché su voz preocupada y no pude evitar esbozar una pequeña sonrisa, mientras me incorporaba lentamente.

—Mal, casi no puedo mover mis piernas. ¿Qué tal está Eli? —pregunté sin mirarlo aún.

—Mmm... Creo que está bien, pero aún no despierta. Hay que darle tiempo. —Asentí y nos sumimos en un incómodo silencio.

— ¿Sabes? Estaba tan asustado, eres realmente importante para mi Cinthya. Tanto o más que Eli, y no supe que hacer cuando me llamaron para decirme que tú y él estaban en el hospital. —Lo miré por unos breves momentos. Una mueca que parecía una sonrisa se extendía por su rostro y sus manos, temblorosas, estaban apretadas entre sí.

—Gracias Luis... yo no sé qué más decirte, me siento tan confundida. Y ahora pasó esto... —el chico tomó mi mano de pronto y negó.

—Lo entiendo perfectamente. Ahora mismo no me importa nada más que su pronta recuperación. Estaré ahí para lo que necesites. Después podemos hablar... de nosotros.

Me sentí realmente conmovida, con algo de dificultad, lo acerqué a mí y lo abrace. Rodeando su cuello y apoyando mi cabeza en su pecho, sintiendo su corazón latir desbocado.

—Te estás ganando mi corazón, lentamente. Sigue así

Escuche su risa y como sus brazos me rodeaban por la cintura con delicadeza.

Me separé un poco, lo suficiente para mirar su rostro y con una enorme sonrisa le propuse: — ¿Qué te parece si cuando salga de aquí vamos a comer algo juntos? Una torta tres leches, quizás... —sus ojos se iluminaron y sonrió de oreja a oreja, tanto que me dolieron las mejillas de solo verlo.

Asintió eufórico.

—Claro que sí, me encantaría. —beso mi cabeza brevemente, avergonzándome —. Preguntaré por Eli, ya vuelvo. —Asentí y salió de la habitación.

Solté un suspiro y me acomodé mejor en la camilla para ahora sí tomar una pequeña siesta.

~Elián~

Cuatro semanas.

Era lo mínimo que debía permanecer en el hospital. Mientras hacía rehabilitación, ejercicios y esas cosas para recuperar la movilidad de mis piernas, lo cual al parecer tomaría un tiempo. Mientras, me desplazaba en silla de ruedas.

Lucas había insistido en acompañarme todos los días hasta que se lo permitieran, pero los exámenes finales se lo impedían, ya solo quedaban casi tres semanas para que finalizáramos este año escolar y finalmente nos graduáramos.

El instituto me había permitido asistir únicamente la última semana para presentar todas mis pruebas pendientes, lo cual me tenía estresado. En vez de estar relajado en mi camilla viendo alguna película, debía estudiar un montón de temas.

—Olvídenlo, seré un mediocre y venderé chicles en el bus —le dije ya harto a Kevin y Dylan, de quienes era el turno de visitarme el día de hoy. Ahora esos dos siempre andaban juntos.

Cinthya soltó una carcajada. La habían trasladado a mi habitación por petición de mi madre y Trina, ella también estaba estudiando duro.

—No digas tonterías, te irá bien —Kevin se acercó a mí y palmeó mi hombro suavemente tratando de infundirme ánimos —. Tú me ayudaste antes, ahora es mi turno

—Gracias. ¿Qué tal están los demás?

Ayer fue el turno de mi madre y Luis, este último también venía por Cinthya a quien solo le quedaban unos días en el hospital. A Chris le tocaba mañana, las veces que vino nos trajo helado, su laptop para ver películas, porque la televisión del hospital era pésima, y los chismes del instituto junto a un montón de anécdotas personales, algunas de índole sexual que nos hicieron llorar de la risa. No pude evitar sonreír al recordar esos momentos, adoro a ese chico.

Y Lucas... estaba teniendo dificultades con sus estudios así que no lo veía hace tres días, lo extraño mucho.

—Todos bien. Igual de atareados que tú. Lucas dijo que probablemente vendría mañana con Chris —mencionó mi amigo, tal vez leyéndome la mente.

Asentí.

—El rumor de su hospitalización se regó por todo el instituto, incluso algunas personas que ni conozco y probablemente tú tampoco, te mandaron saludos y... lastimosamente esas hermanas se han vuelto unas garrapatas pegadas a Lucas, sobre todo Lucy.

Arrugué la cara un tanto molesto, se aprovecha de mi ausencia.

— ¿Ah sí? Bueno, será por ahora —refunfuñé, cruzándome de brazos en el proceso.

Según me contó el mismo Lucas, la chica no asistió al partido por una fiebre bastante alta que le dio y su hermana, por supuesto, se quedó cuidándola.




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