Siempre me ha gustado el sonido que hacen las olas al chocar contra la costa, me parece tranquilizante por alguna razón.
— ¿Estás mareado, Eli?
Observé al pelinegro a mi lado y negué levemente con una sonrisa.
—Estoy bien —solté un pequeño suspiro y recosté mi cabeza de su hombro.
— ¿Estás cómodo? —me preguntó Lucas con una sonrisa burlona en su rostro, aun así, ladeo un poco su cuello para darme más espacio.
—Mucho... —Dirigí mi vista hacia la ventana—. En unos días será tu cumpleaños, ¿qué quieres de regalo?
—Lo que quiero no lo puedo tener, al menos no aún —susurró esto último cerca de mi oreja, causándome un escalofrío.
Después de pensarlo unos momentos, pude entender a qué se refería y le di un manotazo por la cabeza.
—Estúpido, hablo en serio.
—Yo también, pero ya... cualquier cosa que me des estará bien —respondió mientras acariciaba mi cabello suavemente.
—Entonces te daré arena.
—Tampoco te pases.
Me reí por unos instantes para luego acomodarme mejor contra su cuerpo, esperando llegar pronto a nuestro destino.
Después de media hora más de carretera, finalmente llegamos a la casa de Dylan. Constaba de una sola planta, siendo esta bastante espaciosa. Tenía varias ventanas por las que entraba la luz natural y un pequeño porche donde pude divisar una parrillera.
Kevin y Luis estaban algo mareados, así que apenas entraron se recostaron en uno de los sofás a esperar a que el malestar se les pasara.
—Muy bien, la cosa será así... —Empezó Dylan mientras se cruzaba de brazos, mostrándose imponente—. Hay cuatro habitaciones: dos matrimoniales, una con dos camas individuales y una individual, que es una de las más pequeñas. Como es la casa de mi familia, yo asignaré las camas y no quiero quejas. ¿Está claro?
Todos asentimos aguantándonos un poco la risa debido a su actitud.
Él asintió orgulloso al ver que no replicamos.
— ¡Síganme! —Todos acatamos la orden, como niños buenos siguiendo a nuestro guía.
Al final todo quedó así: Dylan y Kevin en una matrimonial, Cinthya quedó en la individual, ya que al ser la única mujer del grupo, era mucho más cómodo para ella, a pesar de que Luis es su pareja. Chris y Luis en la de dos camas y finalmente Lucas y yo en la restante. Agradecí la decisión de Dylan y le demostré mi conformidad elevando ambos pulgares en su dirección.
Él sonrió ante mi gesto, elevando sus pulgares de igual forma.
—Ya que todo está dicho, nos veremos aquí en unos minutos para ir a la playa. —Dicho esto, Lucas tomó mi brazo junto a nuestro equipaje y me jaló hacia nuestra habitación.
—Le debo una a Dylan. —El pelinegro miraba contento nuestro cuarto, había una cama matrimonial de un tamaño considerable, un pequeño closet, una mesita de noche y un espejo. ¡Perfecto!
No pude evitar reír al ver su reacción, mientras tomaba mi equipaje empezando a desempacar lo necesario.
—Nunca antes habíamos viajado juntos a la playa, ¿o sí? — preguntó Lucas mientras prácticamente se arrojaba a la cama.
—Una vez cuando éramos niños —respondí encogiéndome de hombros.
—Eso fue hace tiempo y estábamos con nuestras mamás. Ahora podremos disfrutar de una habitación para nosotros solos. ¿Acaso no es bueno? —Elevó ambas cejas de forma graciosa y a la vez sugerente.
Rodé los ojos en respuesta.
De repente sentí un par de brazos rodearme por la cintura, para finalmente acabar recostado en la cama con un Lucas sonriente sobre mí.
Sus labios encontraron los míos y empezamos un lento beso, sus manos acariciaron mi cuerpo despacio, haciéndome jadear en respuesta. Apoyé mis codos en la cama de manera que pudiera alcanzar su cuello para empezar a besarlo dulcemente, Lucas suspiró y ladeó su cabeza disfrutando de mis acciones.
—Eli... Necesito tus piernas completamente sanas lo más pronto posible —susurró volviéndome a recostar en la cama.
Me sonrojé por sus palabras y asentí.
—Haré lo que pueda.
Una hermosa sonrisa apareció en su rostro, sus labios se acercaron a los míos para besarnos un poco más, hasta que Dylan y Chris casi echan abajo nuestra puerta, alegando que no era hora para los actos íntimos y que nos apresuráramos para ir todos a nadar.
Ambos nos levantamos de la cama entre risas y, finalmente, salimos del cuarto.
El mar estaba tranquilo y una vez estuvimos en traje de baño, los chicos empezaron a correr como niños pequeños hacia el agua. Miré cómo saltaban y se arrojaban uno encima de otro, mientras caminaba lentamente hasta la orilla.
Fui recibido por Lucas, quien me cargó con cuidado para llevarme más al fondo y así evitar que nadara.
La tarde transcurrió entre risas, salpicaduras, juegos tontos y una Cinthya siendo cargada por su primo para finalmente tirarla de lleno en el agua, sacando carcajadas de todos.
Para la cena, a pesar de que teníamos una cocina y una parrillera, decidimos ser más "tradicionales" y encender una fogata en una zona especial de la playa, donde el resto de turistas llevaban sus carnes para asar. Chris demostró ser un experto en esto debido a su "pasado oscuro" como scout. En unos segundos, una cálida fogata se hallaba en medio de todos.
La cena estuvo deliciosa y un silencio cómodo se instaló en el lugar. Disfrutamos del ruido de las olas chocando y el cielo repleto de estrellas. Me sentí un poco mal por Chris, quien abrazaba una almohada, mientras el resto estábamos como en pareja, así que decidí despegarme un poco de Lucas.
— ¿Qué haremos mañana? —preguntó Luis rompiendo el silencio de pronto.
—Hay un pequeño bazar a unas calles, podemos pasar por allí a curiosear. —Asentí de acuerdo a las palabras de Dylan. Era un buen plan, me gustaba visitar ese tipo de lugares, siempre podías conseguir cosas lindas y raras.
— ¿Y después? —preguntó Kevin echando su cabeza hacia atrás para mirar al castaño, estando sentado cómodamente entre sus piernas, mientras Dylan lo abrazaba.