Gap-Jiku, tiempo: indeterminado, zona alta
(Imaki). – He recobrado el control de mi cuerpo, pero noto algo extraño en mí, mis heridas sanan solas, mis huesos se reparan y me siento con la fuerza de 5 caballos, no entiendo que es este lugar, pero sin duda algo raro me está sucediendo.
Primer Día dentro del Gap-Jiku
Al fin pude levantarme así que lo primero que hice fue buscar de dónde había caído, pero fue inútil, no había nada más que una mezcla extraña entre piedra e hilos de una apariencia hermosa, con destellos de colores más brillantes que los del atardecer o los de un arcoíris, iba avanzando poco a poco hacia lo que parecía una salida me emocioné tanto que intenté correr de inmediato una sensación de haberme teletransportado seguida de una dolorosa caída a casusa de un pequeño túmulo en el suelo, confundido por lo que había sucedido comencé a revisar si tenía alguna herida, al revisar mis extremidades me asusté al ver que partes de las heridas causadas por la caída se rellenaban con aquellos hilos multicolor lo que me asustó en gran manera. Luego de aquella extraña experiencia decidí con un poco de temor resisar las heridas de mi encuentro con Monsuta, al quitarme el kimono vi que los zarpazos y las heridas que me había provocado producto de la paliza que me proporciono también habían sido sanadas por estos hilos.
(Imaki). –¡¡ ¿Qué demonios es esto?¡¡
Luego de haber gritado escuché una voz a la distancia así que me levanté y me dispuse a descubrir qué o quienes vivían en aquel extraño lugar, tomé mi katana y luego de ponerme de nuevo mi kimono caminé con mayor cuidado, todos mis músculos estaban extremadamente potenciados, era casi como si me hubiera convertido en Amaterasu, o en alguna deidad con extremada fuerza, incluso podía comparar mi velocidad con la del desgraciado de Monsuta, al terminar de analizar mi cuerpo comencé a aplicar técnicas que el Sensei me enseñó para correr las cuales me ayudaron en cierta forma para moverme sin tropezar con todo lo que se me pusiera en frente.
Al cabo de unos segundos me encontraba al filo de una especie de agujero gigante que parecía no tener fondo y con un millar de otras salidas de cavernas que adornaban toda la pared de dicho abismo, cada una con puentes que las conectaban a lo que parecían ser islas flotantes que se movían con los puentes de un lado a otro como si fueran un mecanismo avanzado de alguna civilización desconocida o de algún dios o deidad.
Sin pensarlo 2 veces esperé a que la salida en la que me encontraba se alineara con uno de los puentes pues quería descubrir de dónde venia aquella voz que había escuchado anteriormente cuando me encontraba dentro de la cueva, cuando subí a uno de los puentes noté que estaban tejidos de manera muy estilizada con los hilos que habían dentro de la cueva y ahora dentro de mi cuerpo.
Al llegar a la isla que conectaba con ese puente su belleza me deslumbró, hermosos lagos de algo que parecía agua pero con un tono rosa semejante al de las hojas de un cerezo con pequeñas cascadas que en conjunto se veían como si un amanecer se hubiera derretido en ellas, contrastado con una vegetación exuberante y de variados colores en los que predominaban los tonos morados azules y verdes fuertes, todo esto acompañado de un clima templado que a mi parecer era perfecto pues no sentía calor ni frío a pesar de que la única luz provenía de una extraña esfera que se encontraba en la parte superior de aquel abismo del cuál se desprendían pequeñas esferas semejantes a bolas de fuego incandescentes que se abrían paso poco a poco hacia la parte inferior del abismo.
La curiosidad me hizo olvidar mi misión de encontrar el origen de la misteriosa voz y comencé a buscar animales, bichos o cualquier ser nuevo para mí, al poco tiempo pude divisar a unos seres con forma de pandas pero con orejas como las de un gato de un tamaño enorme que los hacían ver extraños, también me acerqué al agua para ver si podía beber de ella pues sabía que era algo vital que necesitaba, en el instante que la probé me impactó su parecido con el agua de donde yo vivía con un ligero sabor más dulce pero que al fin y al cabo podía beber sin ninguna dificultad.
Me zambullí para explorar dicho lago, en su interior era difícil diferenciar las cosas que habían dentro de él, de repente vi un resplandor que se acercaba a mí por lo que de inmediato aproveché mi nueva fuerza y velocidad y salí lo mas pronto posible del agua pegando un salto tan fuerte que caí cerca de donde había dejado mis pertenencias, tomé mi katana y la desenvainé esperando un ataque de lo que sea que haya sido esa cosa que se acercaba, del agua vi salir a un hombre de metal con resplandores por todo el cuerpo y tubos que tenía en varias partes de su cuerpo el cual al verme con un arma también sacó una espada que tenía un aspecto diferente a todo lo que había visto antes, pues parecía tener fuego de color celeste intenso en todo en filo y además tenía un sonido extraño parecido al de las cigarras en verano.
No sabía lo que me depararía de mi encuentro con ese extraño hombre de metal, pero con mi nueva fuerza sabía que esto no sería igual a mi enfrentamiento con Monsuta…