Gap-Jiku, tiempo: indeterminado, Isla Waiwai-Roz
Intente concentrarme en cómo atacar, pero no podía con ese incesante ruido que parecía hacerse más fuerte, mis ataques no lo tocaban pues, aunque podía moverme con mayor rapidez no podía controlar al cien por ciento mis nuevas habilidades ya que a pesar de que aprendo con rapidez no habían pasado más de un día aproximadamente desde que había adquirido esta fuerza y velocidad sobrehumana, vi que el sonido se intensificó junto con el brillo de pequeñas luces cuando el ser adoptó una pose diferente con su arma se asemejaba bastante a cuando un samurai se prepara para dar el ataque definitivo.
La luz cambió de celeste a un rojo alarmante por o que la preocupación invadió mi ser, en un pequeño parpadeo alcancé a ver algo venir hacia mí que esquivé con un salto, al caer miré a mis espaldas, aquel ser en el intento de atacarme había cortado todo lo que estuvo en su camino, roca, árboles y algunos seres de la zona, era una escena aterradora pero no podía escapar, estaba dispuesto a sacarle información cueste lo que cueste.
De repente una voz sobrehumana salió del ser:
(Ser). – Eres muy hábil, con mis habilidades actuales me será imposible acertar un ataque, mejor hablemos como seres civilizados y evitémonos la fatiga de un enfrentamiento sin sentido.
Su manera de hablar al inicio me era incomprensible pero poco a poco sin explicación aparente comencé a entender lo que me trata de decir, por lo que guardé mi katana y me acerqué con cautela, me senté frente a él y comenzamos a charlar.
(Ser). – Perdón si fui agresivo al inicio, es solo que detecté peligro en el momento que sacaste tu arma, comencemos de nuevo mi nombre es Albert Planck ¿Cuál es el tuyo?
(Imaki). – Me llamo Imaki Musashi.
(Albert). – Que gratificante es saber que posees un código de comunicación estable, ¿De qué lugar eres? ¿Dónde naciste? ¿Dónde aprendiste a usar una espada con tal habilidad? Dime por favor quiero conocer a tu maestro para que me enseñe lo que a ti
(Imaki). – E-espera ve un poco más despacio son demasiadas preguntas.
(Albert). – Es verdad perdóname es que no había hablado con humanos hace ya mucho tiempo.
(Imaki). – ¡¿Conoces a los humanos?¡
(Albert). – *golpea a Imaki* ¡Claro que si, como no voy a saber que es un humano si soy uno de… ¡hem bueno ya no de carne y hueso, de hecho, mi cerebro es lo único de carne en mi y pues mi esqueleto ahora es de Diamante y otros minerales, pero eso no cambia que tenga un cuerpo con forma humanoide ¿Acaso no es así?
(Imaki). – ¡Hey el golpe no era necesario¡, Pues al verte no pensé que eras un ser humano.
(Albert). – ¿Qué acaso no has visto un robot antes?
(Imaki). – ¿Qué es un rr-o-bot?
(Albert). – ¡Queeeeeeee ¡, estas bromeando verdad o es acaso que has vivido estos últimos siglos encerrado sin poder ver el mundo exterior.
(Imaki). – No es una broma, y claro que no he estado privado de las bellezas que ofrece mi aldea y las que se encuentran cerca de ella.
(Albert). – ¿Aldea?
(Imaki). – Si claro una Aldea, un lugar donde vive mucha gente que se conoce y decidió quedarse en un lugar determinado.
(Albert). – Podrías por favor responderme a las preguntas que te hice antes.
(Imaki). – Soy de Japón, Nací en una aldea de la región Tōhoku, mis padres murieron cuando tenía ocho años así que tuve que cuidar a mi hermana que era una pequeña recién nacida, un Samurai nos adoptó y él fue el que me enseño todo lo que sé hasta ahora, su nombre era Tatsukiba Musashi.
(Albert). – ¿Era?, ¿Qué le sucedió?
(Albert). – Una noche el Sensei comenzó a actuar de forma extraña nos puso a mi y a mi hermana en una bodega secreta que se encontraba bajo el piso y nos dijo que no saliéramos, al poco tiempo una voz espeluznante se escuchó en la habitación intenté ver a través de las tablas pero todo era muy oscuro, tras escuchar una discusión un gran estruendo nos hizo espantar, luego un profundo silencio seguido de gotas de un liquido que se esparcía entre las tablas, prendí una pequeña linterna, quedé en shock al ver que era sangre, sabía que no volvería a ver al Sensei.
Al día siguiente salí de la bodega, una escena horrorosa me esperaba, lo que quedaba de la casa estaba rociado con sangre, los órganos del Sensei se encontraban desparramados por el suelo, su cuerpo estaba totalmente deshecho la única figura de admiración que tenía se había ido de la forma más atroz, la agonía ahogaba mi ser pero tenía que ser fuerte porque tenía que proteger a mi hermana, logré juntar coraje y enterré lo poco que quedaba del Sensei y su katana junto a un viejo árbol en el bosque, luego regresé por mi hermana y nos fuimos sin mirar atrás, desde ese día juré hacerme más fuerte para poder cuidar a los que amo y vengar al Sensei…