ᴍᴇ ᴅᴜᴇʟᴇs

ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 1 sᴏʏ ʏᴏ

No podía llegar tarde a mi primer día de trabajo. Con una mano me ataba el cabello, con la otra cepillaba mis dientes.
Eran las 7,13 am y tenía que estar en el colegio en diecisiete minutos. Era hora de correr.

Mi nuevo departamento era pequeño, pero tenía un toque vintage que lo hacía ver romántico y acogedor, todo lo que a mí me gusta. Odiaba el desorden, estaba al borde de tener un Toc por el orden. Creo que lo confirmé cuando sin darme cuenta, gasté el color de los accesorios del baño de tanto limpiarlos, pero definitivamente valió la pena.

Salí rápido, tomé mi bicicleta de paseo color celeste, cargué mi mochila en el canasto delantero y pedaleé lo más rápido posible camino al colegio.

Quedaba a sólo quince cuadras de mi departamento. La ciudad a la que me mudé, queda al sur del país, en invierno hace mucho frío y nieva tanto que a veces es difícil salir de las casas.

Es un lugar precioso, a pesar del frío, parece cálido. Las casas con forma de cabañas, la vegetación espesa, la forma de las montañas con los picos nevados dan un fondo único a la ciudad.

Ahhhh disfrutaba tanto el trayecto, era tan diferente del bullicio de la zona urbana en la que vivía...

Llegué al colegio, dejé la bici en el lugar de siempre, le puse el candado, quise guardar el manojo de llaves en mi mochila, pero calculé mal y torpemente cayeron al suelo, haciendo un ruido metálico.

Giré para recogerlas y noté que alguien se adelantó, se agachó con una agilidad envidiable y estiró su brazo con mis llaves en la mano para entregármelas.

—Profesora, sus llaves.— dijo el joven, alto, de cabello oscuro despeinado y unos ojos negros profundos que juraría que me ruboricé al verlo.

—Muchas gracias. ¿Te conozco?

—Ohh permíteme presentarme, soy Valentino, un gusto.

—El gusto es mío. Soy Clara Rubio, la nueva profesora de Inglés del colegio. Me encantaría quedarme a conversar contigo, pero llego tarde. ¡Muchas gracias por las llaves!— le grité al joven corriendo hacia la puerta del colegio. Él se quedó parado ahí, riendo con la sonrisa más bonita que ví en mucho tiempo.

Al entrar al edificio, noté que era muy agradable, con pósters en las carteleras, guirnaldas, las puertas de las aulas tenían sus correspondientes números y visualicé a una señora un poco seria parada al lado de la puerta de una de ellas.

Supuse que era la directora, la señora Delgado, me acerqué para saludar y enseguida me dijo con tono serio:
—Señorita Rubio, está llegando tarde a su primer día. Le pido que dé sus primeras clases y después la veo en mi oficina durante el receso de los alumnos. ¡Vaya! ¡Vaya!.

Agaché la cabeza, no la iba a desobedecer, le ofrecí una media sonrisa e ingresé al aula. Los alumnos de tercer año estaban charlando animadamente, hasta que ingresé. Se hizo un silencio inmediato.

Me paré al frente del aula, dejé mi mochila en la silla del escritorio y saludé amablemente:
—Good morning, I'm your new English teacher, I'm miss Rubio. Let's get to know each other, what do you think? (*Buen dia, soy su nueva  profesora de inglés, la señorita Rubio. 𝐕𝐚𝐦𝐨𝐬 𝐚 𝐜𝐨𝐧𝐨𝐜𝐞𝐫𝐧𝐨𝐬, ¿𝐐𝐮𝐨𝐩𝐢𝐧𝐚𝐧?)—los chicos me miraban como si hubiesen visto un fantasma. No reaccionaban, tímidamente, una chica sentada en la primera fila, levantó la mano.

—Yes, tell me your name. (*𝐒𝐢, 𝐝𝐢𝐦𝐞 𝐭𝐮 𝐧𝐨𝐦𝐛𝐫𝐞.)

—Profesora, la última maestra de inglés no nos hablaba tanto. Era de hablar más español.—dijo eso y el resto de la clase empezó a murmurar, se creó un bullicio incómodo.

—Ok, how are your notes by now? (*𝐎𝐤 ¿𝐲 𝐜𝐨́𝐦𝐨 𝐞𝐬𝐭𝐚́𝐧 𝐬𝐮𝐬 𝐧𝐨𝐭𝐚𝐬?). Un chico alto, delgado, con la camisa del uniforme por afuera de los pantalones y actitud graciosa respondió:
—Como usted imagina profe, ¡bien desaprobados!—comenzó a reír y el resto lo siguió.

Bueno, pensé, vamos a tener que tener mucha paciencia con éste grupo.

Pasaron mis primeras clases, fueron bastante movidas, así como a mí me está costando adaptarme a una nueva escuela, a los chicos les cuesta adaptarse a la nueva profesora, es entendible.

Caminé por los largos pasillos del colegio en dirección a la oficina de la directora. De pronto escucho una voz familiar que me dice:
—¿Primer día difícil?.— giré en dirección a la voz y veo a Valentino vestido con ropa deportiva que se ajustaba muy bien a su increíble figura, con una pelota de basket en sus manos.

—Oh, hola de nuevo. Si, un poco difícil. Pero bueno, es el primer día. ¿Trabajas acá también?—era una pregunta obvia, pero quería escuchar su respuesta. Él señaló su atuendo de arriba a abajo con su mano y luciendo su bella sonrisa, respondió:
—Así es, soy el profesor de educación física. Es muy lindo tener gente nueva en la escuela.

—¿También eres nuevo?

—Se podría decir que sí. Hace un año volví a la ciudad y comencé a trabajar aquí. ¿También eres nueva en la ciudad?—decía prestándome mucha atención.

Y cuando iba a responderle escuchamos la voz gruñona de la directora Delgado llamándome. Fruncí el ceño y él soltó una carcajada divertida.

Le dí una media sonrisa y seguí mi camino hacia la oficina de la directora.

Giré para mirar a Valentino y él me guiñó el ojo.

No Clara, no estás aquí para eso. 
Cambiaste tu vida, tu ciudad, dejaste atrás a tu familia, tus amigos, tu empleo, para huir de él, de su miseria, su prepotencia y su crueldad.
No estás lista para conocer a nadie. Ya basta, quítalo de tu pensamiento y sigue adelante, trabaja duro y vuelve a construir una bonita vida en base a las cenizas de la pasada, la que quieres olvidar, dejar en el pasado y en lo posible no volver a recordar...

Porque...

You hurt me...

 



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En el texto hay: basada en hechos reales

Editado: 16.04.2022

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