El día en el colegio fue mejor que ayer. Los chicos de a poco me están aceptando, yo ya empecé a aprenderme algunos de sus nombres, sobre todo el de Benjamín, es tremendo. Tiene cada ocurrencias que a veces me quedo sin argumentos para responderle.
Estaba saliendo, iba caminando por el pasillo y suena un mensaje de texto en mi celular. Era Vera.
*Hola bestie ¿Lista para romperla ésta noche? *
Ohhh cierto, la fiesta. Si, estaba lista. Tenía que ver en mi closet qué me iba a poner. De pronto una mano toca mi hombro, me sobresalté, pero al darme vuelta me encontré con la cálida sonrisa de Valentino.
—¿Cómo estás?
—Estoy bien, muchas gracias. ¿Cómo estás tú? ¿Ya te ibas?
—Muy bien, recién termino, iba de salida. ¿Quieres que te alcance hasta tu casa?—hubiese jurado que sus ojos se iluminaron al momento de preguntarme.
—Ohh no, gracias. Vine con mi motocicleta...—dije señalando mi bicicleta. Él sonrió.
—Perfecto. ¿Vas ésta noche a Connor?
—No, voy a la fiesta con Vera.— su rostro se puso serio. No lograba entender si le molestaba que saliera con su hermana o que fuera a una fiesta. Todavía no lo conozco bien y no logro descifrarlo.
—Cierto. ¡Hasta mañana! Cuídate. — se fue velozmente, subió a su auto y se marchó rápido. Lo miré irse por un rato, luego pensé que no estaba empezando una nueva vida para preocuparme por cosas sin sentido. Subí a mi bicicleta y salí rumbo a casa.
Preparé el almuerzo y cuando me estaba sentando para comer, volví a sentir un dolor fuerte en el hombro. Extraño.
Jamás me dolía nada. No le dí importancia, almorcé y preparé las clases para el día siguiente.
Unas horas más tarde, tomé un baño relajante, prendí unas velas aromáticas, ingresé en el agua tibia y dejé que me ayude a descontracturarme, mojé mi rostro repetidas veces y al hacerlo, pasé mis dedos por las cicatrices en mi brazo, automáticamente recordé cómo me las hizo...
Sacudí mi cabeza para alejar ese pensamiento. Estaba pasando la esponja por mi cuerpo y noté el corte en mi cintura, me defendí mucho, podría estar muerta, en vez de estar tomando un baño...
¡Basta! No quiero recordar más el pasado. Él no sabe dónde estoy, nunca me encontrará aquí.
Mora... Mi dulce y soñadora amiga...
Le arrebató la alegría, los sueños, la vida... No puedo perdonármelo, simplemente no puedo. La recuerdo cada instante, cada día, cada noche. Extraño sus mensajes alegres... *Hola pastelito...* Era la única que lograba mis mejores sonrisas, quien me alegraba los días, su amistad era mi medicina, él la arrastro a su maldita oscuridad, ella sólo quería defenderme...
Mi relajante baño se transformó en un mar de lágrimas, recuerdos tortuosos, maldad, no quiero recordar más, no quiero...
Una nueva vida se presentó ante mí y justamente ésta noche tenía la oportunidad de conocer gente nueva, tenía que aprovecharla al máximo.
Estaba lista para salir, me puse un vestido ajustado hasta la rodilla, que marcaba mis curvas, borcegos color gris y una chaqueta plateada. Mi largo pelo suelto, me maquillé, coloqué una sombra oscura en mis párpados que resaltaban mis ojos azules. Un poco de mi fragancia favorita y lista.
Escuché el timbre. Justo a tiempo.
Bajé y vi a Vera parada al lado de un auto negro, muy moderno, dentro había una chica y un chico. Me saludó atenta.
—¿Lista teacher?
—Lista.— abrió la puerta, me senté y miré al chico sentado a mi lado, él me hecho una mirada profunda. Cuando Vera se sentó al volante, giró y me dijo:
—Clara, ellos son mis amigos. Al lado mío Alma y al lado tuyo Ema. Chicos ella es Clara, es nueva en la ciudad.— culminó de presentarnos y puso el auto en marcha. El chico al lado mío me seguía mirando mucho para mi gusto y me preguntó:
—¿Eres nueva en la ciudad? Bienvenida.—era el portador de una hermosa voz y qué decir de sus increíbles ojos verdes. Una oleada cálida recorrió mi cuerpo.
—Llegué hace poco, es un hermoso lugar, con gente muy amable. Estoy feliz de haber decidido venir aquí.—la chica de adelante se unió a nuestra charla.
—¿Profesora de inglés, no?
Seguramente tengas de alumno al denso de mi hermano, de ser así, mis condolencias.
—Ohhh ¿Cuál es el nombre de tu hermano?
—Benjamín...
—Caramba, pues si es mi alumno. Es complicado, pero lo sacaré bueno.
—Pues, suerte ahí teacher.
Se hizo silencio. A pesar de haber hablado un poco, sentía que no tenía mucha onda con éstos chicos, también me molestaba bastante que el que estaba sentado a mi lado no me sacara los ojos de encima. Empecé a arrepentirme de haber ido. Sobre todo cuando noté que era bastante lejos.
Llegamos a una linda cabaña, rodeada de un frondoso bosque, era la única vivienda, parecía un descampado. ¿Qué lugar era ese?
—Llegamos...—dijo Vera desprendiendo su cinturón. Yo miré en todas direcciones antes de bajar, al hacerlo un frío intenso envolvió mi cuerpo. Cerré rápido el cierre de mi chaqueta.
Los tres amigos se dirigieron a la entrada de la cabaña, los seguí de cerca. Golpearon la puerta. Un chico muy alto abrió y les dijo como regañándolos:
—Era hora...
—Callate imbécil.—le respondió Vera, lo empujó y entró. Me hizo señas con la mano para que entre. Lo hice tímidamente.
—¿Nuevo rostro? Y muy agradable. Hola, un gusto, soy Mateo.—me dijo el chico alto, que ahora tenía nombre. Tenía el cabello pintado de azul, ojos grises profundos, muy buen físico y una linda sonrisa. Asíque me presenté.
—Un gusto también. Soy Clara.
—¿Eres amiga de Vera?
—Algo así...—respondí y me dediqué a investigar el lugar. Era muy bonito, habían algunos chicos, todos más o menos de nuestra edad, bebían en unos vasos de colores, conversaban, había música, pero no muy alta. Era un lindo ambiente.
—¡Clara! Ven, quiero presentarte a mis amigos.—me gritó Vera desde el living. Me acerqué y noté que aparte de los dos que venían en el auto, habían cuatro chicas y seis chicos más. Los nombró a todos, saludé atenta y me senté al lado de Alma. Todavía me sentía rara, rodeada de extraños.