Narra Valentino
Cuando la ví dormir tan tranquila, decidí dejarla descansar, dejé una nota sobre su mesa de noche y fuí camino a Connor.
Cuando Vera me vió se puso muy feliz.
—Hermanito ¿Cómo está todo? ¿Y Clara?— cuando ella terminó la oración sentí el verdadero peso del mundo en mi espalda, me desplomé en una silla y lloré como un niño, mi hermana me dió uno de esos abrazos que juntan tus partes destrozadas y te devuelven las ganas de vivir. No dijo nada, sólo me abrazó fuerte.
Después de un minuto, me sentí mejor.
—Gracias Vera, lo necesitaba. Soy fuerte, pero hay momentos en que todo me supera y no puedo mostrarme débil enfrente de ella. Necesita lo mejor de mí, necesita que sea su apoyo, su roca, su fortaleza. Pero todo lo que le pasa me destruye, es demasiado. No es justo... ¡No es justo!
—Tranquilo Val, entiendo tu preocupación. Yo seré tu lugar fuerte, conmigo puedes desahogarte todo lo que necesites, estoy siempre para tí y para tus momentos difíciles. Pero tú no aflojes, Clari necesita una familia, necesita amor y nosotros debemos darle todo lo que necesita. ¿No has pensado en llevarla a vivir contigo? ¿Quizás contratar una enfermera profesional que cuide de ella?
—Gracias por tus palabras, las necesitaba. Si, lo he pensado. No lo de la enfermera, pedí una licencia en el trabajo por un mes, para acompañarla y asegurarme que el tratamiento funcione como el doctor espera. Pero me gustaría que se mude a mi casa, es más grande y estará más cómoda. Voy a hablar con ella cuando vuelva.— mi hermana acarició mi rostro y me regaló una cálida sonrisa. Pero se puso seria y preguntó:
—¿La has dejado sola?
—Si, necesitaba salir por un minuto. Necesito acomodarme a mi nueva realidad y a terminar de darme cuenta de que soy la persona más importante en la vida de alguien tan frágil como ella.
—¿La amas demasiado verdad?
—No te puedes imaginar cómo. Es inexplicable, éste amor es inexplicable. No pensé que pudiera ser verdad.
—Es probable que esté débil, mareada, triste, asustada, que no tenga ganas de tener intimidad... ¿Podrás soportarlo?
—Ya te he dicho que la amo como no creí que fuera posible amar. La voy a respetar y esperar hasta que vuelva a estar bien, porque va a lograrlo ¿sabés? Lo logrará...— le dije eso y rompí en llanto pensando en lo último que dije... Lo logrará... Sé que lo hará...
—¿Necesitas un pañuelo?— escuché una voz burlona a mis espaldas. Miré a Vera y ella lo enfrentó.
—Puedes irte Mateo, no eres bienvenido en Connor.
—¿Desde cuándo?— decía con cara de asombro fingido.
—Desde que te dedicas a romper familias.— le respondí poniéndome de pie y enfrentándolo. Yo soy muy alto, bastante más que él, levantó su vista para mirarme bien a los ojos, bajó la mirada y se alejó unos pasos.
—Perdona, me disculpo. Sé que no están pasando un buen momento. Espero que Clara se recupere. No volveré a molestarlos.— y tranquilamente se retiró. Respiré. Lo último que necesitaba era una pelea con él ahora. Reconozco que sonó bastante sincero, pero de igual modo no lo quería cerca de mi familia.
—Fue leve hermano.
—No le iba a convenir enfrentarme en éste momento. Con la bronca acumulada que tengo, lo podía lastimar.
—Tranquilo, no gastes energía en él. Necesitas estar fuerte y hablando de fuerza, voy a hacerte algo delicioso de comer, espérame aquí.
—Gracias Vera. Me quedaré un rato más.
Abrí mi podcast y empecé a escribir. Desde que Clara enfermó, he escrito todo, con detalle. Quizás más adelante, cuando pasen los años y todo ésto sea un recuerdo, ella quiera tener documentado paso a paso cómo venció el cáncer. Me quedé pensativo. Busqué en Internet información sobre el Linfoma de Hodgkin y sus características y consecuencias, por favor, demasiada información. Se me hizo un nudo en la garganta. Mi bella niña iba a tener que luchar duro, necesito estar bien para ayudarla, acompañarla y ser fuerte cuando ella no pueda serlo. Todo lo que leí me venció. Me desplomé sobre la mesa.
Tapé mi rostro con mis manos, traté de calmarme, no lo estaba logrando.
—Val ¿estás bien? ¿Qué ocurrió? ¿Es Clara?
—Si... Clari... Ella... Tengo miedo hermana, tengo miedo de que no lo logre.— ella apoyó la bandeja en la mesa, se sentó a mi lado y me abrazó fuerte.
—Tranquilo, tranquilo Val, no digas eso, vamos, tú puedes con ésto, vamos cariño.
—Basta, no debo ponerme así, no le hago bien, ella no merece que yo me muestre débil... Yo soy su fortaleza, debo ser fuerte.
Salí de Connor con mis sentimientos hechos un lío.
Iba a volver al departamento, pero algo me hizo cambiar el rumbo.
Llegué al Hospital Sur, pregunté por el doctor Rojas, me atendió de inmediato.
—Valentino ¿Está todo bien? ¿Clara está bien?
—Doctor, por favor, se lo ruego por lo que más quiera ¿va a lograrlo? ¿El tratamiento es muy fuerte? ¿Le duele? Estoy desesperado doctor, necesito que me dé respuestas.— él me miró compasivo y cambió su actitud, de asombro a alivio.
—Te entiendo muchacho. Me pasa mucho ésto. Quisieras estar tú en su lugar ¿verdad?— asentí, si hubiese una mínima chance, tomaría su lugar sin dudarlo. —Clara es una chica fuerte, joven, va a aceptar bien su tratamiento, su cuerpo lo soportará. Falta mucho por delante, pero créeme que algún día vamos a volver a tener ésta misma conversación y te diré: te preocupaste de más. Ella lo consiguió.
—Gracias por el consuelo doctor. Salí un segundo y estoy intranquilo por haberla dejado sola. ¿Cree que sería conveniente que contrate una enfermera para que la cuide?
—Es que tú debes seguir tu vida. Ella se pondrá mal si no lo hacés. ¿Has pensado en llamar a sus padres?
—Clara no quiere, por su seguridad. Pero si, lo he pensado varias veces.
—Bueno, haz lo siguiente, contrata una enfermera para las dos semanas que ella recibe tratamiento. El resto del tiempo, será más fácil.