Mora tenía una semana de vida, cuidarla es una montaña rusa. Pasas por estados tranquilos, de pronto todo enloquece y cuando te quieres dar cuenta otra vez calma total.
Estoy agotada. Mi cuerpo está cansado. Un bebé seguido a un tratamiento de cáncer, es complicado. Tengo mucha ayuda, Val es de oro, no permite que me falte nada, está pendiente de mí y de Mora las veinticuatro horas, también Vera y Álex son una bendición, los momentos que no tengo fuerzas ni para estar parada, ellos se hacen cargo de Mora y yo puedo descansar.
Igualmente me preocupa, yo sé que da cansancio, pero lo mío es agotamiento absoluto. Calculo que será consecuencia del tratamiento.
Nuestros padres están en sus respectivos hogares, acomodando todo para poder venir y quedarse un mes con nosotros. Va a ser muy lindo tener a la familia junta. Más ayuda. Más descanso para mí, realmente lo necesito, no exagero.
Esa mañana fue agotadora. Mora no durmió nada en toda la noche, no presentaba signos físicos de que le pasara algo, no tenía fiebre, ni gases, solamente no dormía y lloraba mucho. Los cuatro nos turnamos durante la noche para dormirla, pobres Vera y Álex, cansamos también a los tíos, pero son amorosos y la cuidan con tanto amor.
8,30 am. Sentada en la silla mecedora, exhausta, pero logré dormirla.
—Amor déjame que la llevo a su cuna.
—No Val, yo estoy cómoda aquí, déjala dormir un ratito más, estaremos bien.—se acercó, me dió otra mantita, tapó bien a Mora, se aseguró de que yo estuviera bien y sonó su celular. Corrió a atenderlo antes de que la pequeña despierte.
—¿Ahora? ¿No puede ser por la tarde? Está bien, tranquilo Rick, iré en un rato.—sonaba fastidiado. Rascó su cabeza, negaba.
—¿Qué pasa Val? ¿Qué necesita Rick?
—Debo ir a Connor. Es por la firma con el nuevo proveedor. Le pedí de ir a la tarde, porque Vera y Álex ya se fueron, pero dijo que no, porque el hombre viaja al mediodía. No quiero dejarte sola.
—No te preocupes cariño, es un ratito. Estaremos bien. Voy a aprovechar a dormir ya que ella está tranquila, mi niña, no durmió nada, lloró tanto. Asique seguramente cuando vuelvas, estemos las dos dormidas, ella recién comió, tengo esperanza de que duerma.
—Mi amor, siempre preocupada por mí. Eres mi mundo entero ¿sabías que te amo demasiado?
—Te amo mi niño bello. Siempre te estaré esperando, no te preocupes por mí.—me dió un beso tierno, abrió la puerta para irse, giró, me miró y volvió a besarme. Susurró "Te amo..." y se fue...
Valentino
Por suerte la firma del contrato fue rápida. Saludé a Rick y los chicos.
—Vuelvo a casa, no quiero que Clara esté sola. Nos vemos a la noche.
Subí a mi auto y sentí una opresión en el pecho. Bajé las ventanillas, dejé que el aire fresco entre. Respiré hondo. Encendí el auto y conduje hasta casa.
Entré. Silencio.
"Qué bueno, ojalá haya descansado." Pensé. Habían pasado sólo dos horas desde que la dejé. Apoyé las cosas en el escritorio y subí a ver a mis princesas. Abrí la puerta despacio. Ahí estaba ella, sosteniendo con amor a su beba, casi en la misma posición que la dejé, sólo su cabeza caía un poco de lado. Estaba tan tranquila. Tomé a la bebé porque temía que se fuera a caer, se quejó un poco al momento que la apoyé en la cuna, la arropé, le coloqué su chupete y se quedó tranquila.
Fui a decirle a Clari que se pasara a la cama, así dormía cómoda.
Me acerqué. La expresión de su rostro era demasiado relajada.
—Amor, amor, despierta...—no se movía, mi niña estaba demasiado cansada.—Clari, mi niña, despierta.—nada, la toqué, estaba destemplada, la alcé en mis brazos, los suyos cayeron como plomo al costado de su cuerpo, la apoyé suavemente en la cama, me acerqué a su rostro y mi sangre se heló. Clara no estaba respirando.
La desesperación se apoderó de mí, la sacudí un poco más fuerte y nada. La llamé desesperado, pero ella simplemente no respondió.
No.
Ésto no estaba pasando.
No mi Clari.
No el amor de mi vida.
Marqué a Vera.
—Vera, por Dios Vera. ¡Vengan urgente a la casa! ¡Vengan urgente, dejen todo y vengan!
—¿Qué pasa Valentino? ¿Es la bebé? ¿Es Clara?
—Solo vengan ¡Demonios! ¡Sólo vengan ya!
Marqué al 911.
—Servicio de emergencias ¿en qué podemos ayudarlo?
—Por favor, mi esposa, no respira, vengan urgente. Necesito ayuda ¡estoy desesperado!
—Señor díganos la dirección, la ambulancia va en camino.
Volví a su lado, ella estaba sólo dormida, ella estaba sólo cansada, ella estaba sólo exhausta, ella... estaba muerta...
No es cierto.
Es mi vida entera, me ahogo, no puedo respirar.
¡Clara despierta!
¡No es gracioso amor!
Tú, tú no vas a dejarme.
Somos el equipo perfecto. Tú vives por mí, yo vivo por tí, ésto no es real.
No puedo respirar. No puedo pensar. No es real.
La puerta de la habitación se abrió, Vera y Álex lucían espantados, miraron la cuna, la bebé hizo un sonido. Me miraron, yo estaba sentado en el piso, sosteniendo la mano de Clara, mi rostro no tenía expresión, Vera corrió a mi lado, comenzó a llorar y me tomó de los hombros.
—Valentino ¿qué está pasando?
—Me dejó.—fue todo lo que pude responderle. Vera empezó a gritar desesperada, Álex estaba inmóvil, no reaccionaba. Se escuchó la sirena de la ambulancia cerca, el sonido cesó al llegar a casa. Álex bajó corriendo.
—Ésto no está pasando hermana, ella, no, ella... Clari es mi mundo, es la razón de mi ser. Dime que va a despertar ¡Dímelo!—el llanto de Vera me dió la respuesta.
Duele. Quema y lastima.
Que por favor alguien me diga que estoy soñando o que esto es un juego, porque quiero despertar, quiero dejar de jugar.
Se abrió la puerta y entró Álex con dos paramédicos. Ellos nos pidieron permiso, pero yo no iba a soltar su mano.
—Señor ¿Es su esposa? ¿Qué sucedió?
—Por favor hagan algo, debe despertar. ¡Por favor!
—Lo siento. Su esposa no tiene signos vitales. Ha muerto. Vamos a trasladarla al hospital y de ahí se encargan los forenses. Lo siento mucho.
—¡Ustedes no la van a llevar a ningún lado!—agarré al paramédico del cuello y lo presioné contra la pared. La bebé despertó y comenzó a llorar. Álex y el otro paramédico se acercaron para separarme.
—¡Valentino! Por Dios, no lo hagas más difícil hermano. Voy a llevarme a Mora de aquí.—Álex tomó a Mora y se la entregó a Vera, le rogó que se fuera de la habitación.
Pero yo no era un ser racional en ese momento. Solté al pobre chico, que no dijo nada, porque comprende perfectamente el dolor que está invadiendo mi cuerpo.
—Val, vamos hombre. Déjalos hacer su trabajo, yo estaré a tu lado.—miré a Álex como si no entendiera lo que dijo. Me abrazó fuerte, palmeaba mi espalda y en ese preciso instante empecé a caer y darme cuenta.
Pero la realidad duele. No quiero vivir la realidad.
Desplegaron una camilla. Se posicionaron al lado del cuerpo de mi Clari, la iban a levantar y como si todo sucediera en cámara lenta, corrí a detenerlos. Abracé a mi esposa. Besaba su frente, su cabello, su perfume tan característico, sus labios... Estaban fríos.
—Amor... Despierta... Cariño, por favor, quieren llevarte, despierta mi niña. ¿De verdad vas a dejarme? ¿A Mora? Ella te necesita tanto, yo te necesito para respirar. Estabas cansada, no me daba cuenta cuanto. Mi héroe, mi orgullo, luchaste tanto amor, sufriste tanto, pasaste por tantas cosas... Lo habías logrado bonita, habías cruzado la meta... Tenemos toda la vida por delante, tenemos que criar a nuestra hija. Tu corazón no pudo seguir luchando, diste lo mejor de tí, diste todo... Te amo... Te amo bonita, descansa en paz amor.