Introducción

«Fue una noche fría, en un pasillo oscuro,

 frío y con olor metálico.

Una joven miró por primera vez a su alrededor y con un dedo trazó un futuro desconocedor y descorazonador.

Piel pálida como la nieve, un alma oscura…

 Siempre tuvo en cuenta que algunas cosas no necesitan cura.

El lazo de sangre era fuere, o al menos eso decían, y la joven pronto encontró la respuesta de a lo que se referían.

Sombras oscuras y temerosas, colmillos afilados y ojos rojos…

Vivir con ellos era un gran tormento.

Aquello lo único que conocía era la oscuridad y por ello nunca fue consciente de lo que creaba a su alrededor.

Toda su vida se sintió pasar alejada de la realidad hasta que llegó él,

cambiándolo todo en un par de segundos.

 La oscuridad se incrementó y desapareció, toda la luz regreso,

y la reina de la oscuridad supo que el final iba a comenzar.

 Pero siempre supo que el amor era una debilidad, y ella a otro ya le había entregado su corazón a punta de traición.

Él quiso cambiar su destino, pero lo único que con siguió fue despertar un camino lejos de la luz.

Años y años ya han pasado, todos pensaron que la maldición no había funcionado.

Pero la chica, poco a poco comenzaba a regresar al

pasado y marchitarse desde dentro y la luz que pintaban sus ojos regreso

a ser la luz de la oscuridad que la volvería a apagar.

Jugaron con fuego, ella no reflexionaba:

¿Había sido parte del plan? ¿Realmente habría alguien que la amara de esa forma?

Pero nunca sería capaz de conocer la verdad sin sentir

como la piel se le desgarraba por dentro por la traición de un corazón roto

 manchado de sangre de inocentes.

Algún día la princesa sería capaz de descubrirlo y al hacerlo… su odio regresaría.

Todos intentarían detenerla, mantenerla cautiva,

 pero ni siquiera el hechizo más fuerte podría romper su voluntad.

Algún día ella será la reina y volverá a tomar el control y el rey,

 perderá su corana como su reino, y tendrá que arrodillarse ante ella.

La princesa de la muerte hallara su destino y la reina de las sombras, paciente… la espera para tomar su camino junto a ella de la mano…»